martes, 7 de mayo de 2013

A TRAVÉS DE TI.- PHARRYS.- Capítulo Noveno.- Tercera Parte.-




                             -  3  -


Le supliqué que me escuchara, que me comprendiera. Por más que le decía, menos atendía. Estaba loco. Los ojos parecían del mismísimo diablo. Me estaba asustando mucho. Me agarró de los pelos con una mano, me echó la cabeza hacia atrás y volvió a besarme en los labios, y me dijo que si se enteraba que estaba con otro, nos mataba a los dos. Después se marchó. Al otro día hablé con su hermana Pilar contándole todo, y le pedí con toda mi alma que por favor le dijera a su hermano que ya no lo quería y que me dejara vivir en paz. Ella me daba la razón en todo y me dijo que no me preocupara de nada. No sé si lo haría o no, pero durante unos días pude salir tranquila, aunque desde el episodio del portal, bajaba las escaleras tan despacio, que ni yo misma me oía, y antes de llegar afuera, me agachaba para ver si estaba escondido en algún rincón, por que no me fiaba de él. Así pasó una semana y luego otra. Entonces decidí tomar rumbo de mi vida volviendo a entrar y salir de nuevo con las amigas.
Pilar había dejado de venir a casa a buscarme, no sé por qué, nosotras nunca habíamos discutido, lo único que pasó entre las dos era la dichosa historieta de su hermanito Joaquín, pero nada más. El caso, es que a partir de entonces, no me había vuelto a molestar, aunque de vez en cuando lo veía pasar al otro lado de la carretera, pero bastante lejos. Otras veces se hacía el encontradizo, pero al menos ya no me molestaba ni me decía nada, pero era raro el día que no lo viera por lo menos una vez. Una mañana que volvía de oír misa, me tropecé con Pilar y le dije que su hermano todavía seguía acosándome, por que me parecía muy raro verlo casi a diario, a lo cual me contestó que sería pura casualidad.- Eso sí que no es verdad, por que yo conozco muy bien a tu hermano, y para él no existe la casualidad. Él busca la casualidad.- Me di la vuelta dejándola con la palabra en la boca. Estaba ya harta de tantas gilipolleces. ¡Joder tía, lo que acabo de decir! Estas expresiones son insólitas para mí, ya que la frase más despectiva que he dicho siempre era la de: “Me cachis en la mar.” Hoy han entrado muchos alientos, que de repente se han interpolado tal cantidad de tacos, que averigua quién lo suelta. Por lo que se masculla, se deja entrever que ha habido un tiroteo entre la policía y unos ladrones que estaban atracando un banco. Parece ser que hay mucho paro entre los jóvenes y ya no saben qué hacer para pagar la hipoteca, y se rumorea que han desahuciados a unos cuantos. Que hay muchos recortes y que éste gobierno va a llevar al país a la ruina. Debe ser un infierno vivir in situ en estos momentos, así que por ese lado, prefiero seguir en éste estado. Los auxiliares que traían las camillas, estaban despotricando sobre un tal Zapatero, comparándolo con el muñeco diabólico, por que, por lo visto lo ha hecho fatal negando una crisis descarada pura y dura. Y que Rajoy, uno que tiene cara de cura bonachón, todavía peor, que mucho prometer que iba a terminar con el paro, y lo único que ha hecho es aumentarlo. Y entre las limpiadoras, que un tal Rubalcaba está alentando a la gente a ir a la huelga. En fin, estos son  los rumores que me llegan, desde el otro lado, y por eso de vez en cuando suelto una palabra o frase malsonante. No comprendo como aquí, que es un sitio de lo más remoto y primitivo, que antes de la prehistoria existía, se dé este tipo de vocabulario. Debe ser, que no paran de llegar espectros de todos los tiempos. La verdad es que de política estaba bastante desfasada, además es que me fui de España en los setentas, y aunque parece que fue antes de ayer, el estilo de vida y la manera de pensar la gente cambia mucho de generación en generación, y las poquitas veces que volvía a visitar a la familia, encontraba todo muy diferente…

Al cabo del tiempo, conocí a un muchacho que estaba estudiando para magisterio, que en las tardes de verano se dedicaba a dar clases particulares a niños de primero y segundo de bachillerato, incluso de tercero y de cuarto. Gracias a él que le plantó cara, poco a poco se dio cuenta que conmigo ya no tenía nada que hacer. Justo, que así se llamaba éste muchacho que estaba estudiando para magisterio, me pidió salir con él como su novia formal. Entonces no sabía qué hacer. No tenía a nadie en quien confiar, ni una amiga para que me ayudara. Ante tanta incertidumbre le dije que sí. A partir de entonces empecé una relación de noviazgo con Justo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario