lunes, 27 de octubre de 2014

CONFESIONES ÍNTIMAS.- (MICRORRELATO)



Hay que ver Dios mío lo mal que me encuentro. Soy una desgraciada por fuera y por dentro y ya no sé si soy yo la culpable o es la vida que me tocó vivir, el caso es estoy aquí escribiendo mis penalidades, las penas que me afectan al alma, ¿sabes? Soy muy desdichada, me estoy perdiendo en un laberinto de pasiones y odios. No sé qué hacer ni a qué atenerme, pero me siento desesperada. Estoy desperdiciando mi vida….Me casé sin estar enamorada y ahora el tiempo me está pasando factura. Señor mío, yo no soy mala, tan sólo una mujer enamorada, fíjate qué cosas me ocurren, como se suele decir, a la vejez viruela… Yo no lo busqué, me lo encontré y a pesar de que es quince años más joven que yo, mi corazón late cada vez que se cruza por los pasillos del centro donde trabajo…Estoy atemorizada, para qué no vamos a engañar, por eso te cuento, para desahogarme porque no sé a quién recurrir, además me da tanta vergüenza decirle a alguien que me he enamorado a mi edad. Estoy experimentando unas sensaciones que me desbordan el alma. Es la primera ver que me siento arrebatada de pasión, y por eso me avergüenzo. Son emociones tan de adolescentes, tan bonitas…Me casé por quitarme de en medio. Éramos tantos en casa de mis padres comiendo, además estaba harta, quería salir de allí, quería vestir mejor, quería volar…Y me casé y nos fuimos a tierras lejanas donde mi marido ganaba mucho, la verdad es que fue la mejor época de mi vida matrimonial, además nació nuestro primer hijo y entre unas cosas y otras pasé los primeros años pletóricos de confort, donde las amistades y la juventud no me dejaba ver en la trama que poco a poco me iba envolviendo…Después la cosa empeoró y tuvimos que regresar a casa de mis suegros porque no teníamos ni para comer, para colmo me quedé embarazada de mi segundo hijo, menos mal que se colocó enseguida en una joyería y se hinchó de ganar dinero, tanto era que  podíamos despilfarrar sin pensar jamás que algún día volvería a estar parado…Llegó la crisis y otro hijo más…Ya han pasado los años, mis hijos son mayores y mi marido lleva parado tanto tiempo que ni me acuerdo…Y mis hijos también están parados, los tres, bueno al chico de vez en cuando le sale algo, pero poco…No sé cuando empezamos a discutir, ni cuando lo dejé de querer, no lo sé, a veces creo que nunca lo quise, tan sólo me dejé querer…Y por eso estoy aquí malviviendo, porque esto no es vida para mí…De repente, a los sesenta años cumplidos me llaman de la bolsa de trabajo y me ofrecen una sustitución de limpiadora en un instituto, que aunque no es lo que me hubiera gustado hacer, pues bueno, me reporta unos dineros que bien falta que nos hace, ya que en casa hace mucha falta, y en éste momento, si no fuera por mí, no sé qué habría sido de la familia…Me casé en una época en que la mujer no trabajaban tanto como ahora. Yo sólo era un ama de casa, ¿sabes? Además nos fuimos a tierras catalanas y allí estaba como una señorona. Francamente, en casa de mis padres no me faltó nunca de nada y para ser sincera he sido bastante vagota para los estudios. No sé qué pasaría por mi cabeza, pero era una holgazana de verdad, además siempre me he creído una condesa. Me educaron para casarme y yo era vaga a reventar. Siempre esperando que alguien me mantuviera, y mírame ahora, estoy de limpiadora en un centro de alumnos, donde la mayoría son simpáticos, lo mismo que los profesores tan agradables conmigo, pero mis compañeras de trabajo me han cogido una manía…Siempre me están cuestionando. Me llaman señoritinga, quizás no me dé yo cuenta y no me comporte muy bien con ellas…¡Ay Dios mío!  ¿Por qué me diste esta cabeza? Creo que tendría que ir a un psicólogo, porque me encuentro en un mar de dudas… No sé cuando empezó a beber, antes sólo eran los sábados, llegaba con una borrachera, había unos escándalos en casa, unos gritos… fue entonces cuando empecé a alejarme de él…Sólo quiero estar fuera de mi casa, no soporto a verlo comer, no quiero ni que se le ocurra tocarme, ni siquiera rozarme la mano. Hace ya mucho tiempo que vivimos en la misma casa pero cada uno en su vida particular. Somos como dos desconocidos. Estamos separados por el pasillo, él siempre viendo la tele en el salón, yo en el cuarto de matrimonio, que por cierto de matrimonio no tiene nada. Nos equivocamos los dos. Yo no soy la mujer adecuada para él ni él es mi hombre, y por eso, como lo sabe, le ha dado por beber y bebe a rabiar y echa una peste…somos tan diferentes... a mi me pega más un caballero no éste mamarracho, no puedo ni mirarlo…Es un bruto, me da asco, no soporto el olor de su boca, no quiero ni pensar que pudiera besarlo, siento tal rechazo hacia él que ya me está superando…Tengo lástima de mí porque me acechan los años y sé que me voy a morir sin haber saboreado el amor de verdad de hombre. Si, si, ese amor de mujer enamorada y ya ves los años que tengo…Yo no sabía que me iba a enamorar a esta edad, fíjate, que me siento como una quinceañera y con ganas de abrazarlo, de besar su boca y que me diga cosas hermosas, no como éste tío que vive en casa conmigo que lo único que hace es insultarme. Por la mañana me acompaña al trabajo porque es de noche y tengo miedo, y durante todo el trayecto no para de descalificarme. A voces me llama torpe, inútil y que no sirvo ni para la cama, y yo muy bajito le contesto que no sirvo con él… entonces se pone echo un animal y grita más diciéndome que si no me conviene que ahí está la puerta porque él de casa no se mueve, que es suya y que yo no he puesto ni un p…duro…Los dos nos aguantamos, yo por asustona y él porque con lo que le dan de ayuda, madre mía… y encima mis hijos parados… Mi casa es un verdadero infierno, no sé qué hacer, el caso es que llevo ya dos años limpiando unas aulas enormes, de altos techos y las escaleras tremendas, ¿quien me lo iba a decir a mí? Con lo señoritinga que soy, y claro eso es lo que envidian de mi las tres compañeras, me cuestionan todo, si me arreglo, si voy moderna, si me pinto, me dicen que ya somos unas viejas, pero yo me veo tan juvenil aún y en éste momento de mi vida me siento más joven que nunca… Es la primera vez que estoy sintiendo éstas emociones… Hay que ver, de repente tengo un trabajo muy bien pagado y encima me he enamorado… Yo creía que eso sólo le ocurría a las jóvenes y no, a mí también pero tengo tanto miedo. Antes era muy tímida, iba por la calle casi desapercibida, sentía vergüenza por todo y ahora cuando voy caminando hasta me echan piropos y me dicen guapa y se me ha subido la moral…Este hombre me habla bonito…Siempre me dice lo preciosa que llego, lo linda que estoy  y se dirige a mí con una educación… Algunas mañanas me trae una flor y eso si que me llega al alma…Me gustaría saborear sus besos y abrazos, aunque es mucho más joven que yo…Me atrae mucho, me encantaría pasear de la mano, que me llevara a un hotel y acostarme con él, pero tengo tanto miedo a no gustarle, porque una cosa es que me vea vestida y arreglada y otra desnuda, además si mi marido se enterara me mataría… por eso jamás lo podría hacer y sé que me moriré porque para colmo ni siquiera me puedo separar de él porque, ¿a dónde me voy a ir? ¿Bajo un puente? Y por eso estamos así en la casa, dos extraños que se cruzan en el pasillo, que por interés vivimos bajo el mismo techo y mi vida desperdiciada…

martes, 21 de octubre de 2014

ÉCHAME DE MENOS.- (MICRORRELATO)



Y esos besos atenazados que me diste el otro día, los llevo desgarrado en mi boca desde que te desvelé mi secreto, porque me obligaste a ello, fíjate cómo me mirarías que me lo sacaste sin decírtelo vida mía, que me lo arrancaste de las lágrimas que rodaron por mis mejillas. Presentías que algo malo te contaría, y ahora tengo el alma partida, destrozada…Y te lo conté, ¡vaya que sí! Y lo único que escuchaste es que mis piernas rodearon su cintura, y que sintió el triángulo de las bermudas. Y por eso ya ni me miras ni me buscas, como si no me quisieras o es que tienes miedo de lo que he sido capaz de hacer, que te imaginas los suspiros que salieron de mi pecho cuando me abrazaba rodeándome el cuello…Y de sus besos…Los mismos besos que te di intercambiándose por los que le he dado a él antes del alba…o quizás es que te has enfadado cuando me lo callé por no hacerte más daño…Te dije que salí corriendo, que no hice nada, pero tú sigues insistiendo y ahora te has atrincherado dentro de tus maltrechos pensamientos. Te corroe la rabia por dentro y eso que no querías saberlo, menos mal que sólo te he contado un tercio, pero no te conformas con eso, que quieres saber hasta los mohines de mis gestos, la alegría de mi risa y la reacción de su cuerpo cuando lo atrapé por la cintura, ¡vaya que sí! que me doy cuenta de los entresijos de tu cerebro…Y esa mirada tuya que me habla sin palabras, esa mirada de asombro cuando me ves pasar, esa mirada es la me trae y me lleva, porque sin ni siquiera pronunciarla, me dice lo que encierras tras las tinieblas de tus noches en vela...Que me deseas y que te encantaría besarme a lo bestia, a lo salvaje y a lo que sea…No, a lo que sea no, sino a esa mujer de los pies a la cabeza, toda llena de sensualidad, ardiente y fresca...o a la vampiresa esa…esa que sacas de la esencia femenina cuando enloquece y coquetea con tu pervertida elocuencia… Porque esa mirada tuya atrapa la pasión desenfrenada de la mujer enamorada, si, esa loca aventurera que se atreve y se arriesga…Si, la que se arriesga con cada tiento del camino cuando me encuentro contigo, y ahora que no te veo tengo miedo, fíjate amor mío, cómo será éste sentir ciego que te tengo, que a veces me asaltan las dudas de pensar que a otra mujer le mires el trasero…Échame de menos, mi amor, échame de menos…No vayas a pensar que la cosa está segura y hecha, porque la cosa hecha está muerta. No me conformo con la seguridad de la pareja, sino, que quiero despertar todavía y entretanto, esa susurrante agonía cuando me entrego loca perdida…me muero, me muero...sin ti muero…y veo esa llama de fuego en tu mirada, como si estuvieras hechizado, embrujado…y loco, siempre buscándome como un loco, con los ojos fuera de órbitas, ¡vaya que sí! Que me gustan los hombres enamorados y un poco celosos…Me gusta que estés pendiente de un hilo, en vilo, latente, inseguro, con temor a perderme, porque si ya me tienes, si piensas que la cosa ya está hecha, la pasión se pierde entre mares, y sería como si me desearas menos. Me enamoré de ti por la pasión que emanaba de tu cuerpo. Ese mirar interrogante, siempre a flor de piel… Así es como me gusta vivir cada día, como si empezaras a conquistarme de nuevo y tuvieras que hacerme la ronda. Si, como cuando me vistes por primera vez. No quiero la tranquilidad de la cosa hecha, como si ya hubieras llegado a la meta, no, no, que la meta es el final de todas las aventuras y aquí hay mucho que despertar todavía… Te dije que salí pitando, que me reía y lo único que se te ha metido en la cabeza, es que lo atenacé con mis piernas, y que me rozó con el pirineo aragonés ¿qué más te da si no lo dejé entrar? Échame de menos y búscame por cada rincón del universo. Reacciona mi amor y no te quedes quieto metido en tu encierro como mecha ardiendo. No pienses, no digas nada, no me preguntes más y búscame por cada rincón de la ciudad, no vaya a ser que se te revuelvan las tripas por dentro del miedo de no saber dónde estoy, si cerca o lejos, fíjate de qué manera quiero que me eches de menos. Toda una vida queriéndote ya es mucho querer para no saber que te siento como serpiente a veneno, como agua a fuego y como demonio a su infierno, ¡vaya que sí! porque yo a ti te deseo ¿sabes? ¡Pero con deseo de comerte desde mis adentros! Échame de menos mi amor, no creas que vas a tenerme a tu lado siempre, esperándote, y cuando se te antoje verme, ni que la cosa ya está bien atada, segura y hecha, ¡ni siquiera eso! Que la cosa hecha está ya muerta, y hasta los muertos que están bajo tierra se desgarran aclamando…¡Ten cuidado con mis hijos, no me los dejes abandonados…! Y se levantan gritando pidiendo justicia, que hay días que caminando por la calle siento el aliento persiguiéndome por el aire, y se me sube por los hombros, y me recorre las espaldas y en el oído me dice... ¡Ten cuidado de los míos... no me lo dejes abandonado…! Y me entran unos escalofríos que hasta vuelvo la cabeza mirando por todas partes y sólo siento que me soplan, me soplan la melena porque se me va volando, volando…¡fíjate si no estará tan muerta esa cosa hecha! Y salgo corriendo, como alma que lleva el diablo del miedo que me invade la columna vertebral…No me dejes tirada, no me abandones a la tranquilidad de lo seguro y atado, a la cosa hecha, que la cosa hecha está ya muerta… No te duermas en los laureles como tantos hombres hacen con sus mujeres, que me gustan los amores ciegos, vaya a ser que te olvide y me tire por la calle del infierno…

lunes, 13 de octubre de 2014

EN EL VAIVÉN DE LAS OLAS.- (MICRORRELATO)



Y ahora estoy aquí dándole mil vueltas a la cabeza, no sé ni cómo empezar, tengo tanto miedo a tu reacción. Si, porque esto es muy fuerte, demasiado feo y pecaminoso pero sé que tarde o temprano tendrás que saber. Para mí es un sin vivir tenerlo tan guardado, no me gusta tener secretos contigo, fíjate, qué tontería, siempre había pensado que a los hombres sólo había que contarles la mitad de lo que nos sucede en la vida real…Hoy voy a confesarte algo que hice mal, seguro que cuando lo sepas me dejarás tirada, lo sé, es muy grave pero tarde o temprano te lo tendré que contar…Me dijiste que te había embrujado y que no podías borrarme del pensamiento, y eso me asustó más pensando que tarde o temprano tendría un final infernal, y por eso te dejé marchar como si fueran las olas del mar, porque las olas no se las pueden sujetar, se van solas y sin mirar atrás...Yo soy la ola…Si soy como una ola que se deja mecer en calma. Mis sentimientos van a la deriva del vaivén que se pierden en alta mar, donde se arremolinan en un torbellino de corrientes continuas, arrastrándome siempre a la misma orilla. Si, allí donde tus besos acarician mi cuerpo como si fueran los rayos del sol…Esos besos y abrazos que me diste ayer cuando nos encontramos de nuevo…hacía tanto tiempo que no te veía… porque yo estaba huyendo de ti, ¿sabes? Tenía miedo de encontrarte mi amor…Tengo tanto miedo de confesarte lo que he hecho, que no quiero ni mirarte a los ojos…Apenas puedo expresar tantos sentimientos contradictorios que me llevan a cometer mil locuras, pues no quisiera caer en la rutina que deterioran las relaciones esas tan bellas y estrambóticas que se leen en las novelas de amor...Me siento como la protagonista de un clásico, ¿te enteras? He leído tantos libros que mi cabeza se ha llenado de mil pájaros volando y volando y ya de por sí rechaza todo lo mediocre y cotidiano. No quisiera basar mi vida en algo común y corriente, sólo en una interminable aventura romántica donde las pasiones siempre están a flor de piel…Será que necesite continuamente esos besos apasionados y arrebatos de locura para seguir viviendo…sin más…Quizás será la edad…A veces tengo tanto miedo de descubrir hasta dónde soy capaz de llegar, es como un reto al azar que siempre está ahí provocándome a ir más allá... Si, si, atravesar la línea de la moralidad, del buen hacer, del recato, de la honestidad, porque, ¿cómo voy a saber qué sería de mi si tu me dejaras ir? Si es un amor sincero y no un rollete de primavera...o más bien de otoño…Te echaste a mi cuello como un vampiro, ¡vaya que sí! que hasta me hincaste los dientes y de entusiasmo casi muero, porque es verdad que te quiero como agua a fuego… Me apretaste tanto y tan hacia tu pecho que temí perderme para tus adentros…como si te atravesara el cuerpo… Hasta se me han quedado pegados a la piel cada soplo de tus besos, mi amor, fíjate cómo serían de intensos que parece que aún los tengo susurrándome por el cuello…Te llevo siempre en mis sentimientos, como si aún no te hubieras ido nunca de mi lado, y por eso tengo tanto miedo de que llegue el momento de que te cuente mi secreto y me digas adiós…Y por eso te dejé marchar…Me encuentro de nuevo caminando por calles y avenidas, tranquila y feliz, ¡vaya que sí! Que no te necesito para seguir mi vida tal cual amigo mío…Hace tanto tiempo que no estoy contigo que me veo y me deseo para seguir viviendo cada paso del camino… Y éste hombre que me sigue al lado, que no para de mirarme como tu, con los ojos llenos de fuego… será eso por lo que vamos casi de las manos rozando…En los lugares oscuros me atrae hacia sí y me acaricia la espalda y me gusta, ¿sabes? me gusta bastante…me entra un cosquilleo por el cuerpo…Es más joven que yo, le llevo casi veinte años, y aún no sé por qué me persigue, debe ser que le atraen las mujeres mayores…Y por eso me lo llevé a la cama, ¡vaya que sí! que me lo comí a besos antes de que le diera tiempo a reaccionar, y cuando llegamos a la puerta de su casa, me agarró por la cintura y me encaramé con mis piernas atenazándole la cintura, y empezó a darme vueltas por la sala, lo mismo que en las películas de amor…¡Cómo me gusta a mí esos arrebatos locos de pasión! ¡Me encantan! Me gustan a rabiar…Será que aún no he crecido lo suficiente, me quedé en la adolescencia…debo parecer ridícula... pero al mismo tiempo me sentía feliz y contenta…Luego empezó a desnudarse y con la prisa del arrebato, casi se tropieza y se cae… parecía algo nervioso… mientras yo indecisa, lo único que me preocupaba era que apagara la luz…Temía no gustarle, pero por su expresión supe que aquello que veía sí que le gustó, y mucho porque estaba loco por echarse en lo alto mía…entrecerró un poco las persianas y fue cuando se dió la vuelta lo vi entero y entregado…Estaba delante de mi, desnudo, guapo como ninguno, alto y ancho de espaldas, con unos brazos exagerados de musculoso, era como un dios, todo rasurado perdido, ni una pelusa en ese cuerpazo tan perfecto, ¡por Dios! Aquello parecía una mesa brillante de billar, tan sólo faltaba que yo me pusiera a jugar con el taco y las bolas…No, lo siento, no es que me gusten los hombres osos, ni gorilas, ni nada de eso, no, pero donde esté un hombre con pelos en el pecho... ¡me encantan esos ricitos asomando por ahí! Lo encuentro tan varonil… y éste muchacho tan lindo, tan bello… ¡me cachis en la mar!…No sabía si darle un cachete en las nalgas o ponerle un pañal en ese culito pelado, pero me dio una risa…tanto me reí que mi joven amigo se descompuso de tal manera que se vino abajo como una gominola… Recogí mis cosas y salí pitando de allí, ja, ja, ja…

jueves, 9 de octubre de 2014

TE DEJÉ MARCHAR.- (MICRORRELATO)



Me pierdo por calles y callejuelas, sin mirar a nadie, tan sólo el recuerdo y la gran avenida delante…Tenía que alejarme de ti y lo hice, aún sabiendo el dolor que te causaría mi amor, hasta que te cansaste y me dejaste. Me abandonaste y ahora soy yo la que te busco por todas partes sin encontrarte, fíjate, no hay quien entienda ésta cabeza loca que tengo, siempre queriéndote llevar a mi terreno como si fueras un perro. Reconozco que ya debes estar harto y te alejas, quizás hasta te pierda…Caminando estoy por todo el centro de la ciudad, si, allí donde me entremezclo con la gente para poderte olvidar…No quiero quedarme en casa encerrada entre cuatro paredes, comiéndome la cabeza pensando en ti, viendo las horas pasar sin oír el teléfono ni el móvil, ni siquiera un guasá o como se llame ese nuevo estilo de mensaje, con un simple hola nada más…Me niego a ser la esclava de mis miedos. Me niego a espiarte asomada a la ventana, fumando como una energúmena, tan sólo para ver si te veo o no te veo, mientras las colillas de amontonan en el cenicero…Me niego a perder más tiempo entre éstas teclas traicioneras, ni entrever cómo me acechan los celos... Serena y en paz, me detengo ante escaparates y edificios preciosos. Mi vida se transforma en un libre caminar, llegando el aire fresco a mis pulmones, dejando mi mente volar, sintiéndome cada día más tranquila y libre. Me gusta mi libertad, no me quiero atar a nadie que me obligue a estar siempre pendiente, como si ya no tuviera voluntad… Por eso te dejé marchar. Ya no podía seguir queriéndote como la última vez, esa tan desesperada y desencajada como cuando se tiene tanto miedo del tiempo al acecho de cualquiera…En cambio me gusta a la par seguir así…pendiente de un hilo…Me gusta perderme entre la gente, mezclarme entre ellos por las grandes avenidas de la ciudad, que sin querer poco a poco voy reconociendo algún rostro, caras desconocidas, hasta me sonríen al pasar… Los hombres me miran con expresiones de admiración y eso me gusta, soy tan coqueta…me encanta que me miren y me encanta gustar, ya lo ves, hasta los jóvenes observan mis andares como diciendo…¡qué bella mujer! y me dan ganas de irme con alguno, ¡vaya que sí! que a veces tengo ansiedad de saber cómo son otros besos que no sean los tuyos y siento miedo…Una tarde un muchacho me miró muy fijamente a los ojos y me dijo: ¡Guapa, qué guapa eres! Y al otro día también sabes, y al tercero lo dejé caminar tras de mi como si fuera mi sombra y cuando empezó a oscurecer se colocó a mi lado, y lo dejé estar… no le dije nada… Quería besarlo, quería que me arrastrara hacia la oscuridad y perderme en su abrazo… Deseaba sentir su cuerpo rozando el mío…tenía ganas de hacerte daño, de vengarme de ti…Los semáforos me detienen y los automovilistas pasan echándome una ojeada llenita de picardía, lo sé y me gusta demasiado… Si, sí, me gusta despertar miradas apasionadas en los hombres, siempre me ha gustado, quizás esa coquetería femenina que aún no se ha despegado de mí, como si tuviera veinte años, fíjate qué cosas se me meten en la cabeza… Seguramente sean fantasías mías, pero me atrae la idea y hasta me revolotean alitas de mariposas en el estómago y me cosquillean por el pecho…Es una sensación tan prodigiosa que me hace sentir poderosa, como si fuera la dueña del mundo, y una risilla irónica asoma a mi cara, lo sé por la mirada de algunos jóvenes…casi me incitan a pecar…a querer llevármelos a mi terreno y hacer lo que quiera con su cuerpo…hay días que me siento irresistible…¡menuda paradoja! Los hombres de mi edad soñando con estar con jovencitas y los jovencitos mirando a una mujer madura como yo…y en éste momento de mi vida, sé que puedo tan sólo con un pestañeo...Como aquél legionario…cada vez que me acuerdo… Reconozco que me pirran los uniformes, me pierden…me gustan a rabiar…Me encanta ver desfilar a los soldados, me ponen a cien…Es un secreto que nunca he desvelado a nadie, no sé por qué, pensaba que tenía que ocultarlo para que nadie creyera que tenía una mente libidinosa, que era una mujer mala, si esas de casas de citas…¡fíjate, qué tontería…! Estoy segura que más de una se vuelve loca por un uniforme…Hemos estado tan reprimidas las mujeres de mi generación, si, si, incluso con nuestras propias parejas nos ha dado siempre un corte decirles los que queremos, unas vergüenzas…a lo mejor a los hombres les haya sucedido lo mismo o es que son algo torpes y no lo quieran reconocer, bueno, eso es lo que se masculla entre dientes a través de los ecos de la sociedad…y fíjate en mí…creo que soy una desvergonzada y más si te enteras de algo que siempre he tenido mucho miedo de contarte…pero tarde o temprano tendré que confesarte…quizás mañana…

domingo, 5 de octubre de 2014

HOY TENGO GANAS DE TI.- (MICRORRELATO)



Buscándote me perdí y cuando te encontré te eché, ¡vaya que sí! Tenía miedo de ti, de que algún día te cansaras de mí, ya ves, son éstos celos traicioneros que me amargan la existencia cuando menos lo espero, y tan sólo de pensar que en algún momento me dejaras de mirar con deseo, se me salen todos los demonios del cuerpo. Tengo miedo que desaparezcan los besos que me entregas cada vez que te veo desde lejos, si esos besos llenitos de malos pensamientos cuando me miras a la boca, y me llamas loca, loca, eres mi loca…Quizás sea la coquetería o la vanidad femenina la que me hace ver más allá de la realidad y tema perder toda la pasión que se siente cuando una está enamorada... Te quise desde el primer momento, fíjate, y aún te deseo, pero al mismo tiempo no quiero seguir con éste juego. Me esperaste en la esquina de siempre y cuando me viste pasar, me seguiste, lo sé porque te estuve observando de reojo, pero ya estaba dispuesta a liquidarte, a quitarte de en medio y seguir mi camino. Me agobias demasiado y me haces sentir prisionera de los sentimientos éstos tan contradictorios. Me embargan de alguna manera, no ya de deseo hacia tu persona, sino como de lástima y eso me hace muy desgraciada. Ya no quiero ser tu esclava, ni estar a cada minuto que pasas pensando si te veo o no te veo, o si me voy contigo o me quedo rumiando por dentro. Es como si no viviera mi tiempo, y mi tiempo es la única vida que tengo. Lo sabes mi amor, sabes perfectamente que me gusta disfrutar de mi libertad y estar contigo tan sólo cuando me lo pide el cuerpo, ya ves, ahora soy yo la que decide, antes lo eras tu, si, si, tu, eras mi dueño y a veces me hacías sentir como si te estuviera pidiendo limosna…¡cuánto he aprendido contigo! Además de tener paciencia, fíjate en lo que te digo, que aún sabiendo lo que me duele el no estar contigo, me siento afortunada de haber vencido estos miedos míos…Me vistes pasar por la calle y corriste tras de mí como un loco, con los ojos desorbitados y unas ojeras, pobrecito, seguramente que llevabas días sin dormir tranquilo… ¿crees que no sé de qué hablo? ¡Vaya que lo sé! Que me he tirado días y semanas así, ¡sin pegar ojo! Pensando unas cosas horrorosas y con unos pinchazos entre el pecho y estómago que no podía ni respirar, me ahogaba de dolor, como si quisiera morir…Y ahora, fíjate cómo han cambiado las tornas…Te acercaste a mí y con la voz temblorosa me preguntaste.- ¿Ya no quieres saber de mí? - ¡Dios mío, claro que sí! - ¡Menuda hipócrita! – Lo tenía todo planificado y calculado. Estaba decidida a abandonarte y dejarte marchar. ¡Cuánto daño te he causado! Por el camino te dije que te quería con toda mi alma pero que tenía mucho miedo. Te metí un royo… Sé que no me creíste, nunca me crees, estás tan poseído de ti mismo y eres tan egoísta que mis sentimientos te importan un bledo. Sólo piensas en que me quieres y que soy tuya hasta la muerte, me lo dijiste una vez, ¿te acuerdas? También me dijiste que si me vieras con otro me matarías…Y yo venga hablar sola, con la pared.- Tengo miedo, compréndelo.-  Y me seguiste en el empeño de una confirmación para vernos. No eres hombre que se rinda a la primera, ni a la última porque ahora sé que aún estás ahí, si, lo sé, lo que ocurre es que estás dándole idea a otra forma de atraerme. Quieres llamar mi atención y por eso te estás alejando cada día más, para que me duela éste no estar contigo y no te vea…Ya me está doliendo el no verte. Al final siempre te sales con la tuya y me da una rabia…El otro día te vi pasar y te hice señas para poderte besar y saliste por piernas, ¡anda que no! Me di cuenta enseguida, que te escondiste, fíjate si te ha dolido mi indiferencia, que ahora te estás haciendo el interesante y tratas por todos los medios de darme celos, y los tengo, ¡vaya que sí! que tengo unos celos tremendos, ¡qué tonta soy! Siempre caigo en tus redes. Me haces pensar que estás con otra para que yo me revele y actúe, que corra como una loca y me entregue a tus brazos, siempre deseando de darme toda esa pasión que retienes en tu pecho para mí, siempre para mí… Sé que soy una caprichosa y que ya te has hartado de mis juegos… ahora te quiero, ahora no, ahora si…y tienes tu orgullo, lo sé…Y por eso estoy aquí meditando sola, llorando palabras al viento sobre unas teclas que desesperan mis dedos, tan acostumbradas como están a que las acaricie, a que les queme con el fuego que me quema por dentro. Casi me avergüenzo de los pensamientos que tengo, que arrasan por donde camino, provocándome a pecar con cualquier desconocido… Es de la misma rabia que tengo tan solo al pensar que tus labios pudiera a otra besar…Ganitas me dan hasta de matar, me salen unos demonios que las frases salen de mi pensamiento como diciendo… Venga, no pasa nada, tan sólo es un chute sin importancia…Ya lo ves mi amor, qué malas ideas me vienen a la cabeza que necesito venganza…Hoy tengo ganas de ti, ¡vaya que sí! que tengo ganas de comerte a besos, de hartarme de ellos y darme un atracón con tu cuerpo… Hoy quería estar contigo de nuevo y sentir tus brazos rodearme el cuello… será que echo de menos nuestros encuentros, esos que nosotros sabemos sin buscarnos siquiera, tan sólo la impaciente espera de la que desespera…