- FIN -
Tuvo mi hermana la mayor una infancia difícil y la adolescencia peor,
pero vivió una juventud pletórica de placer, rebelándose contra todos, haciendo
lo que le daba la gana, cuando quería y como quería, siguiendo los dictados de
su corazón, adelantándose a su época de tal manera, que la tacharon de
libertina, mujer fácil y fresca…
Como todas las mujeres de su generación, nació en una época en la que
no podía hacer todo lo que quería, si no lo que debía. Sufrió una educación
machista, donde por ser niña y la mayor de tantos hermanos, le tocó aprender a
hacer las faenas del hogar antes de tiempo. Apenas disfrutó de su niñez, ni
siquiera una adolescencia plena. Nadie le habló de sexo. Era una palabra tabú,
y tuvo que educarse a sí misma.
Si, es verdad, así era ella, y yo, en un gesto de amor, la he querido
traer de nuevo hasta aquí. Sentía la necesidad de hacerlo. Era como una
asignatura pendiente. Estoy segura de que se marchó antes de tiempo. Creo que
si la enfermedad no la hubiera invadido, habría puesto un poco de orden a su
vida.
Estos pequeños relatos me los ha ido transmitiendo ella, o a mí me lo
parecía. Era como una llamada. No sé si alguien podrá comprenderlo. Desde que
se fue a transitar por otras dimensiones, sentía en lo más profundo de mi corazón,
que tarde o temprano tendría que hacer algo. De repente, me puse delante del
ordenador, y las palabras surgieron. Brotaron relajadas y distendidas. Las
frases salieron solas, y juro por lo más sagrado, que si no estaban conformes
con lo que decían, ellas misma se colocaban en mi mente.
Apenas he hecho un esfuerzo en cada capítulo, tan sólo tengo el
recuerdo retratado en el alma de cuando éramos unos chiquillos y ella nos
cuidaba a todos. Cómo sonreía, cómo cantaba. Sus gestos siempre cariñosos y
amables. Su forma de caminar tan femenina. Era una mujer apasionada. Estaba
enamorada de la vida, del amor, y tal como lo sintió, lo vivió.
Era una adelantada de su tiempo, una rebelde, una soñadora, y una
romántica. Quería volar sin alas y se estrelló, pero sé que en el fondo quería
estar en paz con todos aquellos que la quisieron de verdad. Es por eso que,
inspirándome en ella, he creado un personaje ficticio, escribiendo esta pequeña
historia, que de algún modo retrata a algunas mujeres de su generación. Creo
que existen muchísimas personas que nacen de una manera de ser y no pueden
hacer nada por cambiar, aunque se lo propongan. Al final ceden, como si fueran
esclavos de sus propias debilidades.
Quizás el amor que siento hacia mi hermana, me ha dado pie a pensar,
que después de muerto, uno nunca se va del todo, y se me ocurrió que, qué mejor
que un espíritu. Un ser errático que va vagando en el limbo, analizando su
comportamiento humano, sus errores, y
sus cosas buenas. Por eso, y por que creo que se lo debía, he escuchado a mi
corazón dándole un poco de aliento, y un toque de humor. También he mezclado
verdades con mentiras para dar más empaque a la historia.
Cualquier semejanza con la realidad, es pura casualidad.
Felicidad Hurtado Sánchez
25 - Junio - 2013