sábado, 17 de enero de 2015

EN EL TIEMPO EQUIVOCADO.- (MICRORRELATO) Primera parte



Y éste hilo rojo, ese hilo es el que nos tiene unido, ¡vaya que sí! Que no se rompe, siempre está ahí atándonos y por mucho que yo lo estire alejándome de ti, más fuerte se hace…Mi vida esta desperdiciada. Me han robado la felicidad de sentirme amada y amar yo. Me he tirado gran parte de ella sin saber qué era un beso apasionado y ya soy demasiado mayor para saborear el que me enamoren y enamorarme yo. Toda una vida padeciendo el mal de amores, y fíjate, con la edad que tengo, aún sigo como si los años de la adolescencia me hubieran atrapado y no me dejaran madurar. Es tal mi desasosiego, que no sé cómo no exploto de una vez. ¿Quién tuvo la culpa? No lo sé ni me importa. A lo mejor hay mil mujeres en la misma situación que yo. Soy yo y mis circunstancias y no hay que echar marcha atrás ni encontrar una víctima. Quizás fue mi generación o el no saber por dónde tirar. Ya no vale eso de decir si yo hubiera hecho esto o lo otro, el caso es que tengo un sinvivir irreversible, porque en el fondo lo amo, y por eso me encuentro tan aturdida, ¿a quién se le ocurre enamorarse de un  hombre veinte años menor que yo? No lo busqué, me lo encontré en el camino y lo cogí prestado, o no…Me han robado la vida, me han quitado todo y ahora tengo la oportunidad de ser feliz y no sé qué hacer…Creo que nunca se me presentará éste tren, un tren con dirección a ninguna parte, porque es ya muy tarde para mí…Perdiéndome entre la gente, camino por los arrabales de la ciudad donde me quiero encontrar. Es tal el estupor que la desconfianza se apodera de mis pensamientos y me siento morir. Morir de amor por ti, corazón mío, porque  ya no sé ni hacia donde tirar pensando si eres tú el culpable o soy yo. Estoy atrapada en el tiempo, como si no hubieran pasado los años por mí. Mis sentimientos no paran de transgredir las leyes de la naturaleza en un diario traspaso por aquella loca juventud. Una juventud dormida que se durmió entre los albores del falso pudor, y hoy despierta inquieta al verme rodeada de ella. Me persigue de una manera tan escandalosa que hasta mis pasos se asustan cuando la ve junto a mí. Es como si fuera la dueña de mi mente y no me deja razonar ni siquiera diferenciar. No hay razón ni perdón, sólo éste alocado corazón que me insta a seguir al ritmo de su son…Yo no sabía que me iban a llamar de la bolsa para trabajar y menos a los sesenta años, ¡vaya que sí! Que de repente me encuentro en una residencia de ancianos fregando suelos y baños. Otras veces me toca lavandería y no paro de cambiar las sábanas de los cuartos, más de cincuenta habitaciones, ¡madre mía de mi vida…! ¿Quién me lo iba a decir a mí? Con lo pulcra que siempre he sido, y mírame ahora, con los guantes puesto, la mascarilla y un uniforme de limpiadora…Ni siquiera sabía dirigirme a las personas cuando me hacían preguntas de dónde esto y aquello y resulta que estoy resolviendo todo mi trabajo de manera extraordinaria…Yo tenía una vida triste, apagada, era como si me faltara algo…Siempre he sido muy tímida, indecisa, estaba como ausente, escondida bajo mi propio abrazo, me daba miedo pasar entre la gente y fíjate cómo me he espabilado, hasta me he enamorado, ¡qué cosas por Dios!…Yo no sabía qué era eso del amor, ni ilusiones tenía, y menos esperanzas. Apenas vivía y ahora es como si de pronto me hubieran despertado zarandeándome y todo porque me siento como una verdadera fiera, pues cuando lo veo pasar por mi lado, el corazón se me desboca y sale trotando…Me mira y lo miro… Es el que conduce la ambulancia y el que trae y lleva los enfermos de la residencia. Tiene cuarenta años y yo le llevo veinte. Es una trampa que nos ha puesto el tiempo a los dos, pero estoy tan enamorada que me da igual. Jamás había experimentado tan ardiente beso de pasión. Es como si lo conociera de toda la vida, de una vida anterior, no sé, pero me siento viva… ¡qué cosas me pasan señor, con lo mayor que soy ya…! Yo creí que esto sólo ocurrían en las películas, en las novelas románticas, pero no, en la realidad también…Es un mal de amores o el hechizo ese que le ponen una venda a los enamorados y no ven más allá de sus narices… ¡Pobre de mí! Estoy en un mar de dudas donde las olas me atrapan en un torbellino de pasión. Tengo el corazón partido en mil pedazos, todo lleno de amargura y ya no sé ni cómo voy a seguir viviendo. Temo que de un momento a otro mis emociones vayan a saltar en mil pedazos, y se llene Internet de sentimientos controvertidos, entremezclando lo ridículo con lo cotidiano, y los auténticos aquí presentes, se puedan liar a golpetazos con perversas mentes libidinosas, siempre alertas a cualquier síntoma extraordinario que sobrepase el más allá, dejándolos por ignorantes, a lo cual no estarían nunca dispuestos a tolerar, como diciendo que lo que es, es, y no hay más que rascar...Lo paro por los pasillo, lo abrazo y me lo como a besos cuando no hay testigos ni ojos abiertos…Nos escondemos en cualquier rincón, en los cuartillos donde las sábanas, los manteles y las toallas y me abraza con tanta fuerza que hasta se me escapan los suspiros de mi garganta, y cuando llega la hora, nos vamos caminando por callejuelas estrechas y nos metemos en algún portal abierto, y nos hartamos de eso… Siempre de prisa, pero… ¡qué rico está eso…! ¡cómo me gustan a mí que me abracen por la cintura y me digan en el oído eso…! Y antes de acabar la faena, nos comemos a besos hasta que acabamos con eso y nos reímos como niños traviesos haciendo eso…Nos reímos mucho…Luego cada uno su camino hasta el otro día….Reconozco que estoy viviendo un momento extraño, pero es mi momentazo y no lo voy a desperdiciar porque es mío, me pertenece aunque estemos en el tiempo equivocado…Continuará...



lunes, 12 de enero de 2015

HASTA QUE LO VEO APARECER.- (MICRORRELATO)



Al pairo quedarán expuestas mis letras llenas de picardía y ardientes deseos de pasión. Las leerán los espíritus maliciosos y dejarán mi piel descarnada, descuartizándome entera, mostrando íntimas revelaciones, esas que un día los pudores dejaron a flote, como avergonzando lo que la naturaleza me ha concedido…pobre de mí...Tengo las carnes rotas de tanto como la pasión me embarga y agota. Sellada mi boca loca, toda llena de palabras rotas...La boca de mi generación, la que a cada mujer dejó estancada en las miserias del falso pudor, como si no pudiéramos amar y sentirnos amadas de manera revolucionaria…Debería callar y esconder mis sentimientos, mis deseos primitivos y pintorescos, chulos y arrebatados...Caminaba cabizbaja maquinando algo tan estrafalario que lo llevara a perder la cabeza, ¡cómo me gustaba a mí eso! Reconozco que en tramas no hay quien me gane, porque esto de llevar el timón siempre me ha gustado. A veces me pierdo por ahí y no vuelvo hasta que me dan las mil y una noches entre vueltas y revueltas, y cuando me ve aparecer se siente como un niño pequeño abandonado por su madre, pero yo no soy tu madre...Yo soy tu hembra, tu mitad…Así que lo miro de manera desafiante y con bríos, incitándolo a pecar. Hasta me insinúo de manera descarada y provocativa…Era un pulso entre el odio y el amor, donde sólo la pasión podía vencer, porque a mí lo que me gusta es que me amen de manera apasionada, arrogante y con poderío. Nada de sutilezas y suaves besos aterciopelados, no, no, para nada. Me encantan los mordiscos a trompicones, besos robados y a golpes de asaltos. Todo eso era lo que estaba tramando por el camino hasta que lo vi aparecer. Al aire quedaron mis pensamientos, todas mis flaquezas como si fueran gaviotas volando…Era una lucha continua, entre sus ardientes palabras y el despecho que sentía en lo más profundo de mi alma. Un pulso constante donde sólo ganaría el más hábil de los dos en la batalla del hechizo carnal…¡Ay Señor! Lo voy a perder, si lo voy a perder. Me llama, me llama a voces, me grita en silencio…¡Vente conmigo amor mío! Que quiero perderme en el abrazo de tu libre albedrío, ese loco albedrío que no echa cuenta cuando estás conmigo. ¡Corre, corre! Te espero, siempre te espero y aunque mil veces me niegues tus besos, yo los espero…Me gritaba el eco de su silencio…Y yo como gaviota desplumada me dejo llevar por mis alas rotas entre dos mares, ¡vaya que sí! Que revoloteo por las emociones de tu encuentro, dejando las puertas abiertas cuando te veo aparecer…Sabía que tenía la partida ganada. Quería mostrarme atrevida y sugerente, provocándole de tal manera, que la duda llegara a su mente pensando…¿Qué hará ésta que no la veo en todo el día, sola y por calles oscuras…? Me sentía una mujer despechada y en esos momentos tan sólo quería herir su ego varonil, su virilidad, si, si. Estaba harta de sus dudosos y sucios juegos. No podía seguir con esos altibajos emocionales y ya no se lo iba a consentir. Era una lucha entre mi ira y su deseo, donde las pasiones sucumbirían a toda clase de lujurias maquiavélicas. Ni me lo pensé y parándome frente a él lo miré de arriba abajo de manera descarada. Hasta le sonreí con la mirada burlona. Lo estaba retando, no sólo con mi cuerpo envilecido, sino con mis palabras donde cada tono y cada gesto de mis labios le provocaban a arrebatarme la ropa con toda la furia del deseo…No puedo resistir esa mirada llena de ruegos y súplicas que sin mí no es nada, no le quedará nada...Debería ser más comprensiva y tolerante pero no puedo, es tanta la rabia que tengo en el cuerpo que me puede, si, si, me puede hasta que lo veo... Cuando lo veo, me vence y él que lo sabe se muestra tal cual. Es muy listo, ¡vaya que sí! Que se muestra humano, machote y varonil, con todo ese embrujo de pasión, derrochando ardientes encuentros, ese que tanto me gusta. Debe ser que me conoce muy bien y saca a relucir mi fragilidad, mis debilidades, porque yo soy una mujer frágil, ¿te enteras? Por favor, no me mires más así, ni me hagas estos gestos con las manos unidas, entrelazados los dedos como rezándole a Dios que te de una nueva oportunidad. Soy muy egoísta y lo quiero todo entero para mí, pues eso de compartir nunca se me dio muy bien…Al final tendré que ceder. Es un derrumbe total de mis sentimientos…Lo miré de frente… ¿Por qué tengo que irme contigo? ¿Por qué he de volver a tus brazos? ¡Porque te quiero, te quiero! ¡No me dejes por Dios! ¡Vuelve! ¡Perdóname…déjame que te explique…! Pero ¿tú te has creído que me puedes dejar y tomar como si fuera una jarra de cerveza? ¡Escúchame bien, escúchame! Y dirigiéndome hacia la playa, le mostré un laberinto de redes donde podría enredar a cualquier atún que se acercara a la almadraba, y gritándole a la cara le dije…En éstas playas nado yo cuando quiero, con quien quiero y como quiero, ¿te enteras? ¡Hasta con éstas manos buceo sola! A ver si te habías creído que sólo sirven para fregar platos. ¡No! Que éstas manos cuidaron a mis padres ancianos, y aparte de eso…arreglo las redes al momento, ¿te enteras? Se le encendieron los ojos, se les pusieron como a los lobos hambrientos, se arrojó sobre mi cuello y besándome la boca como un loco, hasta me arrancó la ropa y cuando quería tomarme a la fuerza, lo paré en seco con las palmas de mi mano en su pecho y mirándolo a los ojos, le dije…¡Oye tú! ¡Escúchame bien! Esto que tú me quieres hacer, lo harás si yo quiero, ¿te enteras? Me entero, me entero…pero… ¿quieres, verdad que quieres? Me desarmó por completo y atrayéndolo hacia mi cuerpo, le dije... quiero, quiero…