sábado, 22 de junio de 2013

A TRAVÉS DE TI.- SOÑANDO.- Capítulo Veintisiete.- Segunda Parte.-




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Estas extrañas sensaciones que yo padecía en aquellos momentos, no sé si eran verdad o mentira, si soñadas o vividas, el caso es que ahí quedan aunque sean muy feas… Pero cuando cerraba los ojos soñaba contigo y con Lola, cuando íbamos a oír misa de doce. Siempre enganchadas en la tirilla de mi abrigo. Y de Cecilia, mi hermana querida, ¡cuánto me acuerdo de los momentos tan divertidos que hemos vivido juntas! ¿Te acuerdas? Los tres pilares de la casa. ¡Qué buenas hijas y hermanas! Siempre habéis estado ahí, cuando más falta hacía. Y José, el mayor, al que siempre admiré. Jesús, ¡mira que era malillo! Claro que el que traía a mamá por el valle de la amargura era Pablito, el chico, ¡éste si que era travieso! Encarnita y Nieves, ¡qué poquito las he tratado! Y mira por donde acaba de llegar la chica con la sonrisa de oreja a oreja, y viene cantando, y tocando las palmas: “Que viva los cantes jondos” ¡Vaya! Ésta Nieves tiene un humor…Dice que ahora vamos a recuperar el tiempo perdido… Se nota que ya ha llegado por que ha revolucionado a todo quisqui, mezclando alientos y pálpitos y no se sabe quién es quién. Resulta que no encontraba el camino para llegar, y se ha tirado toda la santa noche buscándome por todo el barrio, pero que había un señor muy amable en la puerta, que al preguntar por mí, enseguida le ha dicho donde me encontraba. Me imagino que habrá sido mi amigo Gabriel, por la descripción que me ha dado, alto y guapo. No hay duda es él. Me ha guiñado un ojo y dándome un codazo, se ha tumbado a mi lado y lo primero que me ha soltado es que soy abuela. Que mis hijas se casaron con los novios que tenía cuando yo estaba vivita y coleando en casa. Loret con Tony y ha tenido un niño muy hermoso, y que sigue viviendo en París, pero que todas las navidades las pasas con Ellen y Adam. Ellen se casó con Fhilipp y también ha tenido un niño que es más malo que un rayo, pero que es la alegría de su abuelo, ya que se han comprado una casa muy grande y preciosa, con un huerto que arregla el propio Adam que vive con ellos, pero al lado, en una casita más pequeña, y que Ellen no quiere que se separe de ella nunca, además el niño lo adora. Que hace dos años vino a Córdoba por que su marido quería conocer a todas sus tías, y pasó una semana inolvidable, tanto es así que va a repetir. Luego me contó que se había puesto algo pachucha, más o menos como yo y que estaba tan harta que lo único que quería era llegar cuanto antes a éste barrio, por que en el suyo ya no podía seguir, pero que había tenido muchísima suerte, por que estuvo siempre rodeada de todos los que la quisieron. Luego me comentó, que antes de llegar aquí, había visto a mamá más contenta que unas pascuas, por que estaba esperando que papá la sacara a bailar. No sé qué es lo que ocurre hoy, pero hay un revuelo tremendo, y es que esta hermanita mía tiene tanta gracia, que ha contagiado a todos con su aliento tan alegre y bueno que dan ganas de seguir aquí. Me ha recalcado que te diga, que como no la oías cuando se iba, ha dejado caer la muñequita que te regaló, para decirte adiós. Que la perdones si te asustaste, pero tu nombre fue lo último que acudió a sus labios… Al rato llegó mi amigo  preguntando si me habías encontrado, y se la presenté. Era Gabriel.

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