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Estas extrañas sensaciones que yo padecía en aquellos momentos, no sé
si eran verdad o mentira, si soñadas o vividas, el caso es que ahí quedan
aunque sean muy feas… Pero cuando cerraba los ojos soñaba contigo y con Lola,
cuando íbamos a oír misa de doce. Siempre enganchadas en la tirilla de mi
abrigo. Y de Cecilia, mi hermana querida, ¡cuánto me acuerdo de los momentos
tan divertidos que hemos vivido juntas! ¿Te acuerdas? Los tres pilares de la
casa. ¡Qué buenas hijas y hermanas! Siempre habéis estado ahí, cuando más falta
hacía. Y José, el mayor, al que siempre admiré. Jesús, ¡mira que era malillo! Claro
que el que traía a mamá por el valle de la amargura era Pablito, el chico, ¡éste
si que era travieso! Encarnita y Nieves, ¡qué poquito las he tratado! Y mira por
donde acaba de llegar la chica con la sonrisa de oreja a oreja, y viene
cantando, y tocando las palmas: “Que viva los cantes jondos” ¡Vaya! Ésta Nieves
tiene un humor…Dice que ahora vamos a recuperar el tiempo perdido… Se nota que
ya ha llegado por que ha revolucionado a todo quisqui, mezclando alientos y
pálpitos y no se sabe quién es quién. Resulta que no encontraba el camino para
llegar, y se ha tirado toda la santa noche buscándome por todo el barrio, pero
que había un señor muy amable en la puerta, que al preguntar por mí, enseguida
le ha dicho donde me encontraba. Me imagino que habrá sido mi amigo Gabriel,
por la descripción que me ha dado, alto y guapo. No hay duda es él. Me ha
guiñado un ojo y dándome un codazo, se ha tumbado a mi lado y lo primero que me
ha soltado es que soy abuela. Que mis hijas se casaron con los novios que tenía
cuando yo estaba vivita y coleando en casa. Loret con Tony y ha tenido un niño
muy hermoso, y que sigue viviendo en París, pero que todas las navidades las
pasas con Ellen y Adam. Ellen se casó con Fhilipp y también ha tenido un niño
que es más malo que un rayo, pero que es la alegría de su abuelo, ya que se han
comprado una casa muy grande y preciosa, con un huerto que arregla el propio
Adam que vive con ellos, pero al lado, en una casita más pequeña, y que Ellen
no quiere que se separe de ella nunca, además el niño lo adora. Que hace dos
años vino a Córdoba por que su marido quería conocer a todas sus tías, y pasó
una semana inolvidable, tanto es así que va a repetir. Luego me contó que se
había puesto algo pachucha, más o menos como yo y que estaba tan harta que lo
único que quería era llegar cuanto antes a éste barrio, por que en el suyo ya
no podía seguir, pero que había tenido muchísima suerte, por que estuvo siempre
rodeada de todos los que la quisieron. Luego me comentó, que antes de llegar
aquí, había visto a mamá más contenta que unas pascuas, por que estaba
esperando que papá la sacara a bailar. No sé qué es lo que ocurre hoy, pero hay
un revuelo tremendo, y es que esta hermanita mía tiene tanta gracia, que ha
contagiado a todos con su aliento tan alegre y bueno que dan ganas de seguir
aquí. Me ha recalcado que te diga, que como no la oías cuando se iba, ha dejado
caer la muñequita que te regaló, para decirte adiós. Que la perdones si te
asustaste, pero tu nombre fue lo último que acudió a sus labios… Al rato llegó
mi amigo preguntando si me habías
encontrado, y se la presenté. Era Gabriel.
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