domingo, 2 de junio de 2013

A TRAVÉS DE TI.- BARCELONA.- Capítulo Veinte.- Tercera Parte.-




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Antes de llegar al piso, me puse un poco nerviosa, pero cuando me presentó a Monserrat, se me pasó. La pobre no sabía si mirarme o no. Enseguida la abracé para romper el hielo. Monserrat era muy guapa, pero estaba gordita. Era más baja que yo, y los embarazos le habían dejado mucha huella. Tenía una barrigota que le colgaba un poco, cosa que me alegró en mi fuero interno. Definitivamente, Jaime se acostaba con la secretaria, y Monserrat lo sabía. Seguro que lo sabía por que en su rostro no se traslucía ni alegría ni nada que se le pudiera comparar. Después de comer pasamos a un salón precioso y con mucha luz. Nos dedicamos a hablar de Ceuta y de nuestra juventud, pero omitiendo lo nuestro, sobre todo no mencioné aquella infortunada carta que me escribió, por que la pobre ya sufría lo suyo para tener que meter más el dedo en la llaga. Antes de despedirnos, quedamos para otro día. Al llegar a la puerta, Jaime hizo todo lo posible por atraerme hacia él, abrazándome más de la cuenta. Noté sus manos en mi cintura y cómo me apretaba. Cuando llegamos a casa, otra vez de charloteo. Le conté a Cecilia lo del abrazo y me dijo que tuviera cuidado por que éste Jaime se las mataba callando. Ella también había mal pensado de la secretaria. Al otro día nos llevó a la torre para ver a sus padres que estaban estupendamente. Era un lugar en la montaña precioso y lleno de árboles. Cada uno de sus hijos tenían un dormitorio de matrimonio, y había unas habitaciones con literas para los niños. Una piscina en medio hacían las delicias de los nietos, que se tiraban todo el verano junto a sus abuelos. Los padres de Julia eran encantadores y nunca podré olvidar lo bien que se portaron conmigo y con mis hermanas. Luego nos invitaron a cenar y pasamos una velada maravillosa.

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