martes, 25 de diciembre de 2012

LA ESTRELLA INALCANZABLE.-

Tengo la satisfacción de haber llegado hasta aquí, completando con pequeños relatos éste libro, aunque yo diría mejor que ha sido como una gira por el monte Hacho, cuando de niña asombrada me quedé admirando el abanico de color de aquél pavo real, invitándome a subir la cuesta. Como un caminante me he sentido andando por la montaña parándome en alguna sombra a descansar. Otras veces me he perdido sin saber por dónde tirar, ¡menos mal que había muchos carteles indicando el camino! Pero yo sólo seguía los que tenían forma de corazón por que no me gustan las flechas. Después cuando llegaba a algún desfiladero, miraba hacia abajo, no sé por qué, y me metía en un follaje que no sabía ni cómo salir de él. Desanduve mis pasos. Unas veces tiraba hacia la izquierda, otras a la derecha, haciéndome unos líos tan grandes que sin darme cuenta caía rodando a una especie de jardín. Era como un laberinto de fantasía, así que me tumbé en la tierra para sentirme un poco aliviada, y mirando hacia arriba he visto como si hubiera un espejo por que resplandecía. Mientras subía y subía llegué hasta la cima, al lado de la Ermita de San Antonio, donde está lo que tanto brillaba, y resulta que era otro cartel en forma de estrella apoyado en un lucero, ¡qué raro! cuando era una niña no lo ví. Entonces me acerqué para leer sus letras y ponía:" Para mi madre, una madre que no la tiene cualquiera, para que siempre mantenga su corazón  joven, y su mirada infantil que nos cautiva a todos."
             De tu hija África.- 7 de mayo de 2000
Perpleja me he quedado mirando la muralla del Hacho que está muy vieja y llena de agujeros rodeando aquella fortaleza, que era como una prisión y he tenido mucho miedo ahora que tengo mi Estrella, la que creía inalcanzable. Brillaba tanto que su luz me cegaba, sin darme cuenta de que siempre la tuve en mis manos... Con mi Estrella a cuestas pienso bajar la montaña cantando, ¡esto es puro senderismo! Con cuidado de no caer rodando, despacio, tranquilamente, saboreando cada rincón del camino... Admirando el paisaje, bebiendo agua cuando tenga sed y comer cuando tenga hambre... Sentarme cuando esté cansada y jugar con todos los luceritos que me encuentre por el sendero... Mientras tanto esperaré a que el buen Dios se decida a hacer un milagro... Me conformaría con que tan sólo hubiera un pequeño sector que abriera mi blog y al leerlo les llegara al corazón. Por ellos pienso mantener siempre viva la llama de la esperanza y de la ilusión, y si te ha gustado a tí, gracias, muchas gracias mil...
Además he vencido al Tiempo, dueño del Destino, mensajero de calamidades, que hace y deshace a su antojo, que va arrasando todo lo que pilla en su camino, ¡masculino tenía que ser! Que como un niño travieso se ha dejado atrapar por la Curiosidad, dueña de la Sabiduría que con  tanta coquetería le ha detenido en éste Tapiz, pues con mis añoranzas, he sido capaz de recordar la Infancia, dueña de la Esperanza y de la Ilusión, que juntas de la mano recorren el camino ignorando al Destino...
                                                 
                        Felicidad Hurtado Sánchez                                   
                                        1- octubre -2009 - Córdoba                                                                            

                                                                                                         

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