sábado, 22 de diciembre de 2012

CARTA PARA MI MADRE.-

Yo creía que las madres no se morían nunca, que sólo fallecían los abuelos, pero las madres no...
Hablar de mi madre es escribir un libro entero. Tengo tantos recuerdos de mi niñez, de cómo tocaba el piano y venían  todos los vecinos a verla... Me sentía tan orgullosa madre mía, tan orgullosa... Eras tan guapa, con ese pelo ondulado que te caía por los hombros, y esa sonrisa pintada en los labios que tú decías que tenía forma de corazón... Te hacía tan bella mamá, tan bella... ¡Dios mío, parece que todavía la estoy viendo! Y ¡cómo cantaba! Tenía una voz preciosa... ¡Ay mamaíta, cuánto te quiero! Te caístes mamá y durastes tres meses... Mamá, ¿por qué te caístes? Creo que esa fué la excusa que puso la muerte para llevarte, ¡te odio muerte, que con tu zancadilla me la arrebatastes para siempre! ¡Pobrecita mi madre...! A veces noto su presencia, como si no se hubiera ido del todo, y si me esfuerzo hasta la huelo...Yo no estaba preparada para vivir sin ella, nadie me había enseñado, pero se ve que la naturaleza sigue su ritmo... Ya no lloro tanto,  incluso me sonrío cuando canto sus canciones. Ahora tendremos que cuidar a papá por que últimamente está un poco olvidadizo...
He ido dos o tres veces al cementario y es lo más desolador del mundo... Leer su nombre en aquella lápida tan fría... Me produce tristeza mamá, mucha tristeza... No me gusta por que parece que realmente está muerta, y eso ya lo sé...
Todos los días hablo con ella, esta es la ventaja de tener a un ser querido muerto pues te puedes hinchar de hablar con ellos y ni siquiera te interrumpen...
Solitaria perdida hoy me siento cuando te recuerdo mamá, aquella tarde de invierno en que ni siquiera te di un beso mamá, porque yo tenía miedo de que fuera el último beso. Pensaba que si te lo daba ya no volvería a verte, que era la despedida definitiva. No sé por qué tenía ese mal pensamiento... Ya ves mamá, qué tontería más grande. Hoy te escribo para pedirte perdón por no haberte abrazado y dado un beso y decirte hasta dentro de cinco días. Me iba de viaje. Durante todo el trayecto estuve pensando en tu cara, en cómo me mirabas allí sentada en el sillón junto a la ventana, ¡adornabas tanto esa ventana! Con tu bata verde y el cinturón justo bajo el pecho por que ya no tenías cintura, parecías una albóndiga, toda redondita mamá...
Cuando salí volví la cabeza y aún seguía pensando que te quedaba poco tiempo, que los años pasaban y ya eras muy mayor, y aunque no me hacía a la idea de no verte más en casa, algo dentro de mí me inquietaba... No quería reconocer la realidad, no quería enfrentarme a no verte más...
Ya estabas muy malita mamá... Todos los días te dolía algo, no sé, el cuerpo, todo te dolía todo mamá y no lo quería ver... Mamá, perdóname por haber sido tan egoísta, por favor, perdóname...
Mamá me dejastes el nombre más bonito del mundo, y lo que es mejor, esos pájaros que volaban por tu cabeza se han pasado a la mía...
Mi madre era muy simpática y cariñosa, ¡la alegría en persona! Y tan soñadora.... Le encantaba vivir, le entusiasmaba la música, el baile, la comida, el mar... La gente, el aire, las montañas, el sol, la lluvia, el viento, el frío, el calor... Mi madre vivía en una nube, no le gustaba la realidad de la vida, y me parece que soy un poquito como ella...
Mamá, el día siete de mayo, mi hija me ha regalado un libro precioso y al leer la dedicatorio me ha hecho llorar, por que yo ya no tengo a quién hacerle un regalo ese día que tanto te gustaba...
Mamá estoy escribiendo un libro que te dedico a tí que se titula "El Tapiz" Me encantaría que me lo editaran... Es como una Estrella Inalcanzable...

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