martes, 13 de mayo de 2014

LA GATA.-




¡Ay qué risa tengo! ¡Éste se cree muy listo! Y lo que no sabe él, es que está perdido. ¿Qué te has creído truhán, que no me doy cuenta de todo? ¡Qué risa me das! No me creo para nada que te soy indiferente, ja, ja, ja... ¡Claro que no! ¡Si te tengo pillado y no puedes vivir sin mí! Lo que pasa es que tienes miedo... ¡Sí, sí! Mucho miedo, pero yo sé que eres mi esclavo, ¡vaya si lo sé! Y no quieres reconocerlo porque sigues teniendo mucho miedo... pero, ¿por qué? Si yo te amo...¡Te lo juro por Dios y por todos los santos! ¿qué pasa? ¿que no me crees? ¿pero, por qué? Porque me ves fuerte y dinámica, atrevida y divina de la muerte... ¡vaya hombre! Y por eso ya soy mala persona... ¿no? O sea... que,  porque cada vez que camino por la calle, los hombres se vuelven para ver estos andares de gata salvaje, meciendo mis caderas de un lado para otro, clavados sus ojos en el canal de mi escotada camiseta ceñida a mi cuerpo, marcando silueta femenina y resuelta... ya va una como pidiendo guerra, ¿no? ¿Y  no será por que tienes una mente libidinosa, y te encantaría poner tu zarpa sobre mi cuello, comerme la boca y meterte en mi cama? Pues... ¿a qué esperas cachorro mío? Te juro por mi vida que yo pienso lo mismo... ¡miuau, miau...! Que tengo una mente libidinosa y que cuando te ponga las garras encima te vas a enterar de verdad de los arañazos que te voy a dejar, ja, ja, ja... 


No hay comentarios:

Publicar un comentario