En total eran diez personajes los que rodeaban a la
presentadora, la señora Pluma, la cuál alzando los brazos hacia arriba dijo
alto y claro.- Señoras y señores, aquí detrás de mí están los representantes de
las Páginas creadas por los administradores. Las mismas Páginas que vosotros
habéis elegido como agregados y en las cuales escribís según vuestra opinión y
que podréis seguir comentando desde sus asientos y a través de sus móviles.
Para cualquier duda, sólo tendréis que levantar los brazos. Les ruego la menor
brevedad posible para que todo el mundo pueda intervenir con sus dudas y por
favor absténganse de comentarios relacionados con la política, religión y asuntos personales de
dinero. Por favor, sean respetuosos con los demás contactos y que empiece la
función.- Acto seguido se esfumó como humo de cigarrillo. Al momento el ruido
de las teclas no paró de sonar, cayendo estrepitosamente sobre el escenario, como
granizada en los tejados de chapa. Parecía una orquesta infernal de cuchillos
entrechocando, klis-klas, klis-klas… No se oía ni una voz en todo el teatro. Un
silencio sepulcral invadía la sala. De vez en cuando una tos seguida de un
Chisss… mandando callar, hacía que los espectadores se removieran en sus
asientos girando la cabeza hacía atrás. De repente uno de los que estaba
sentado en la última fila hizo una exclamación en voz alta.- ¡Que se metan el
gol por el ojete! – El representante deportivo empezó a aporrear frenéticamente
el teclado al mismo tiempo que gritaba.- ¡Ha sido penalti! – Una señorita muy
finolis se levantó.- ¡Qué vulgaridad por Dios! Me voy ahora mismo de aquí,
¡menuda palabra más fea y grosera! ¡Ojete, qué vergüenza! – Automáticamente se
levantó a empellones, pisoteando a todos los que estaban en su fila, armando
tal revuelo de palabras ininteligibles, que más de un palmetazo rebotó en su
espléndido y respingón trasero, de manera que se lió a propinar guantazos a
todo el que se cruzaba en su camino, dándole el primero a un tímido e inocente
chico, que para no parecer ridículo tuvo que soportar las risas de las
jovencitas. El acomodador en su afán de protección se puso tras ella tan
pegadito, que con el rozamiento pasó las de Caín, y ella creyendo que era la
linterna lo que tenía pegado a su culo, se la cogió de tal manera, que el pobre
tuvo que sentarse ante el bochorno de la señorita finolis que se cayó al suelo
desplomada. No se sabe si de vergüenza o se tiró al suelo adrede, el caso es
que la escena era de lo más burlesca posible. Algunos jóvenes que observaron
tal situación, no pararon de reír, contagiando hasta a los representantes, que
tenían que hacer esfuerzos sobrehumanos para guardar la compostura, ya que de
antemano se les habían advertidos que permanecieran al margen. Hubo momentos
que el caos era demencial. Los espectadores de la página deportiva que iban
siguiendo todo el tinglado a través de sus móviles empezaron a despotricar,
insultándose lo unos a los otros, liándose a puñetazos limpios de tal manera
que tuvieron a llamar a la policía para que expulsaran a los fanáticos del
fútbol. Una vez restablecido el orden, siguieron comentando de esto y aquello.
Algunos se quejaban que habían tenido problemas con muchos contactos, creyendo
que eran verdaderos amigos, pero que cuando llegaba la hora de la verdad, los
dejaban con el culo al aire. Hubo más alzamientos de manos sin demasiada
importancia ya que las demás Páginas eran divertidas y amenas… Continuará…
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