AVATARES EN LA RED.-21º (CELOS EN LA RED)
Lo que a
Ernesto le inquietaba era no estar a mi altura. Él, a su edad, siempre había
funcionado muy bien, sexualmente hablando, y sólo con mirarme, le ardía la
sangre. Lo notaba, pero llevaba dos noches y una mañana que para qué os voy a
contar. Lo que él no sabía era que para mí no era lo más importante del mundo.
Atrás se habían quedado aquellas locas hormonas en la que el sexo era la cosa
más exigente del mundo. Ahora me interesaban otras cosas, además de eso, por
supuesto. El caso es que cuando llegamos al hotel, le dije a Ernesto que entrara
primero al baño, mientras guardaba mi ropa en la maleta porque al otro día
volvía a casa. Me sentía muy triste por mi regreso, pero también porque tarde o
temprano mi relación con Ernesto estaba llegando a su fin. Yo lo sabía y él
también. La realidad era esa y punto. Estando en esta tristeza mía, me fijé que
en la mesilla de noche de Ernesto estaba su móvil, ¡madre mía, qué tentación
tan grande para mí! Pero no, no debía de curiosear, eso no iba conmigo. Seguí
doblando la ropa y el móvil no paraba de mirarme insistentemente. Era una
auténtica provocación para una mujer tan celosa como yo. Me dejé de formulismos
y me lancé de cabeza. Ernesto tenía Internet. Rápidamente busqué en facebook.
Entonces leí una pregunta que él hacía a alguien debajo de un cartel que había
colgado días atrás. Me descuadró por completo. Me puse muy nerviosa. Los celos
me carcomían por dentro. Una rabia furiosa se apoderó de mi cuerpo y sin más
dilación me enfrenté a Ernesto.- Cariño, ¿a quién le haces esa pregunta tan
extraña que hay en comentarios debajo del cartelito que colgaste el otro día,
mi amor? - A la señora Z es amiga mía desde hace años. Me dijo que la tienes
bloqueada y no puede entrar en tus comentarios para seguirte.- ¿Y tú quieres
que me siga? - Si, ¿por qué no? Es amiga mía y una seguidora de tus cuentos y
relatos.- A partir de ese momento empecé a ver claro y me di cuenta de cómo
Ernesto defendía a la señora Z. Pensé que ahí es donde estribaba la verdadera
amistad y aunque era lo más honesto por su parte el actuar de esa manera, yo
sólo veía sexo entre ellos. Y eso era algo que me dolía en lo más profundo de
mi corazón. Seguramente eran los celos que me cegaban y veía más allá de la
realidad, pero no por eso tenía que ser verdad. No sé por qué se me ocurrió mirar
el móvil, el caso es que ya no tenía marcha atrás. En mi mente empezó a nacer
la duda. Y esa duda se instaló en mí a partir de entonces. Ya no era mi
Ernesto. El Ernesto que me enamoró desde un principio. Por eso desde el primer
momento me abrí a él y le conté mi cruda realidad, creyendo que venía a por mí.
No, no venía a por mí. Venía a por cualquier mujer que le siguiera el royo,
como yo. Y no es que fuera un mal tipo, no, sino que estaba pasando por un mal
momento y se decidió a meterse en éste mundo del facebook. Lo mismo me ocurrió
a mí y lo encontré en medio de mi camino sin saber a qué clase de persona me
enfrentaba. Y como lo creí, me destapé desde la primera vez. Yo estaba huyendo
de una realidad y me aferré a él, que sin querer le di forma, como si fuera mi
tabla de salvación. Me equivoqué. Siempre me equivoco. Soy muy inocente, lo sé.
Aún así lo seguí por que me enamoré perdidamente de un personaje que yo misma
me había inventado, de tal manera que viajé a través de Internet para atraparlo
en mi red. La red de la fantasía sin darme cuenta de que Ernesto siempre fue un
hombre con los pies en el suelo, y le podía más la triste realidad que la
fantástica aventura del más allá. Por eso empezó a mostrarse a mí poquito a
poco, hasta que finalmente abrió puertas y ventanas para que viera cómo era su
alma. Entonces me atreví a preguntarle con todo el miedo del mundo.- ¿Tanto la
quieres? – Como siempre, Ernesto evadiendo la contestación, me dijo que era una
buena amistad de muchos años y que a veces se veían para tomar algún aperitivo
en la cafetería y que estaba pasando por un mal momento.- Fue cuando me di
cuenta de que era un amigo de los que hoy en día no existen. Para Ernesto la
amistad era muy importante. De todos modos, yo seguía cegada por los celos y le
dije de esta manera.- Peor lo pasará si me sigue el rastro. Creo que me mientes
y eso ya me duele mucho, por que yo te estoy siendo muy sincera. Dime qué
interés tiene en mis comentarios si me dijiste que estaba un poco celosa de
nuestra amistad. ¡Dímelo, por favor! Te ruego que no me mientas tío a estas
alturas, ¡jolines! que me da mucha rabia, ¿por qué tiene tanto interés en saber
de mí, por qué? – Ernesto notó mi mal humor, y muy educadamente me dijo que le
estaba dando demasiada importancia y que tan sólo eran amigos. Yo no podía
creerlo, y pensaba que seguía con ella. Le dije que yo sólo formaba parte de su
diversión porque en el fondo sabía que no teníamos nada que hacer. Que jamás
estaríamos juntos.- Ernesto, mírame a la cara y contéstame sinceramente, ¿me
quieres como yo a ti? - Claro que te quiero mi amor. No me gustaría perderte y
quisiera tenerte aquí como ahora o ahí al otro lado, siempre. Aunque sea de
ésta manera. Me he acostumbrado a ti y ya no te puedo olvidar.- Ernesto quiero
que seas ahora muy sincero por favor, te prometo que no me voy a enfadar, pero
necesito saberlo, ¿te acuestas con ella actualmente? ¿Haces el amor con ella
aún? Te ruego que no me mientas.- Cariño estás obsesionada con esa idea. Si
quieres cambiar la historia, me puedo inventar algo.- No quiero cambiar la
historia y sí es posible que esté obsesionada, pero no me has contestado a la
pregunta. Anda, por favor.- Somos amigos desde hace años, ella tiene su pareja.
No sé que quieres que te cuente, parece como si lo desearas que así fuera.-
Sigues sin contestar a mi pregunta, quiero que me digas si es una amiga con
derecho a roce o no, es así de simple, necesito saberlo, nada más.- No sé que
es lo que te hace pensar eso, que obstinación. Si te quieres quedar tranquila,
te puedo confesar que si.- O sea ¿que te acuestas con ella? ¡Lo sabía! En
cambio yo lo dejé por ti ¿sabes? - Te he confesado lo que tu querías oír, eso
no quiere decir que sea verdad.- Bueno, es la vida, la realidad de la vida, tu
eres joven aún y tienes necesidades, yo te comprendo mi amor, no me enfado, te
lo prometo, lo único que ocurre es que me haces caer de nuevo en los brazos de
él por que me acosa demasiado y soy tan débil… Ahora podré tener una excusa
para hacer lo mismo que tu. Soy tan estúpida, me has hecho llorar ¿sabes? Me
has hecho mucho daño, me has roto el corazón, ¡que te enteres bien! Pero no te
juzgo, eso si quiero que lo sepas, eres libre, ¿quién soy yo? Nadie importante
tan sólo una más en tu lista de amigos.- No quiero ni que te enfades, ni mucho
menos que te pongas triste. Para mi eres muy importante, y estás totalmente
equivocada. Entre nosostros no hay nada de nada, sólo amistad.- Si pero te
acuestas con ella, creo que tienes miedo a la soledad y estás esperando a vivir
con ella.- Te equivocas de nuevo, no temo nada. Estoy muy bien como estoy.-
Está bien Ernesto, ahora no puedo pensar y temo equivocarme y cometer una
imprudencia, perdóname, pero hay cosas que no me cuadran, ¿por qué sabes que la
bloqueé? ¿Cuando te lo ha dicho? ¿Cómo te lo ha dicho? Sabes mi amor, ya soy
muy mayor para comerme la cabeza con estas cosas, me duelen mucho, te lo juro,
me duelen en el alma y me siento muy triste porque he visto por tus palabras
que no te gusta que la haya bloqueado y te voy a decir que pienso bloquear a
todas tus ¡amiguitaaas! - Ella me lo comentó porque lamentaba no poder seguir
tus comentarios y me pidió que yo se lo leyera. No creo que eso sea malo. Si
estás molesta haz lo que tú creas conveniente y bloquea a quien quieras, pero
estás en un error.- ¡Léeselo tu!- Siento que pienses así. No hay nada de nada.-
Ernesto lo que ella quiere es enterarse de todo para saber por dónde van los
tiros, y qué hay entre nosotros, y eso es porque tu le has dicho que tenemos
una relación amorosa, y si tu se lo has dicho es por un motivo, nada se dice
por decir, siempre hay una intención. A ella le da igual mis comentarios, sólo
me sigue para ver qué es lo que escribo debajo de tus anuncios. Por favor
Ernesto, te ruego que no insultes mi inteligencia más, me duele mucho.- Cariño
no sé como decírtelo. No hay nada.- Bueno, te creo, perdóname, lo siento, soy
muy celosa y me da mucha rabia que yo no pueda estar contigo siempre y ella si.
Bueno, no te enfades conmigo, lo siento, no sé por qué pero hoy estoy enfadada conmigo.
Soy muy débil. Anda, dame un beso y abrázame fuerte. No me dejes nunca, te
quiero no lo olvides por favor vida mía. Venga, voy a ducharme y espérame en la
cama porque a partir de mañana me tendrás muy desperdiciada. No sabes cuánto
amor mío, así que ven a mis brazos que te vas a enterar de todo lo que te
perderás cuando me vaya, no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer
contigo.- Seguro que me sorprendes.- Y tu a mi también, estoy segura de que
seríamos perfectos el uno para el otro… Al otro día, mientras regresaba en el
Ave a casa, la mirada se me perdió en el horizonte y recordé aquellas palabras
que una vez leí en Internet en “Conviviendo con mi otro yo” que decía algo así:
A quien ames dale alas para volar y un motivo para volver.” Bueno, más o menos,
por eso una chispa de amor se encendió en mi corazón y tomé ésta decisión…
Qué detallado Felicidad, gracias por el guiño a mi Convi. ;-)
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