De noble cuna,
Educada y culta,
Era mi madre,
¡Más guapa que ninguna!
Para mí la más bella,
Que supo dar a mi vida,
La alegría de tenerla…
Era mi madre buena,
Feliz y risueña,
Que cuando me miraba,
Se me iluminaba el alma…
¡Qué preciosa y bonita!
Era la madre mía,
Que todas las mañanitas,
Al colegio de la manita,
Y por las tardes,
Tocaba el piano,
Como los mismísimos
Ángeles…
Y esa madre mía,
Que soñaba de noche,
Y cantaba de día,
Era la que yo más quería,
¡Que nadie me la degrade!
Porque no hay quien la iguale,
En exquisitos modales…
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