Érase una boca parlante,
De lengua bífida,
Viperina y malsonante,
Que no guardaba secretos,
Ni malos ni buenos,
Escupiendo sobre ellos,
Los peores sentimientos,
Que tiene el veneno,
De todos los demonios,
Que llevamos por dentro…
Érase una mala persona,
Vengativa y rencorosa,
Soberbia y envidiosa,
De inmensurable villanía,
Y crueldad excesiva,
Que al menor desplante,
Le salían todos los demonios,
Por su boca parlante…
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