domingo, 3 de mayo de 2020

ESA REALIDAD QUE ME ACECHA.- (MICRORRELATO)



Tengo la sensación de que ésta pandemia acabará con nuestro amor…pues…Demasiados días sin rozar tus labios están enfriando mi corazón…debe ser verdad eso que dicen por ahí que el roce hace el cariño, y fíjate qué cosas, ese dicho antes lo ponía casi en duda y ahora lo estoy sintiendo en mis propias carnes, de manera que según pasan las semanas y los meses, me estoy adaptando a la situación como si fuera lo mejor que nos podía pasar a los dos, pero…si…Cierro los ojos, la mente vuela hacia atrás para atraparte en ese ayer que me confinaba en un abrazo infinito de tirabuzón que llenaba mi vida de pasión, haciendo que los días fueran como una aventura interminable de alegría e ilusión, esa ilusión que se tiene en los primeros roces del amor en el que estamos constantemente tú y yo, a pesar de que las canas ya tiñeron nuestra razón…Me pregunto si el corazón debería ser más razonable a la hora de elegir a las personas adecuadas para amarse sin tener que dar explicaciones a nadie, pero se ve que va al libre albedrío de sus latidos, debe ser que es el más dominante de los sentimientos, y por eso…Esta mañana cuando te vi de nuevo se quedó palpitando como si fuera un potrillo desbocado, no me lo podía ni creer que, justo el primer día de salida te cruzaras en mi camino, es como si me hubieras adivinado el pensamiento y me estuvieras esperando…pues…Eso de coincidir a la misma hora y en el mismo momento es mucha casualidad... Puede ser que me llamas y yo inconscientemente voy a tu encuentro…Quizás fuera el azar que nos unió en una sonrisa cómplice a los dos…Seguí mi camino segura de que no me seguirías, ya que la prudencia y el temor al contacto físico era lo más aconsejable en las circunstancias actuales, por lo que decidí adelantarme sin mirar atrás con la certeza de que iríamos cada uno por un lado, y estando andando deprisa pasé por los lugares donde tú y yo nos abrazábamos con la libertad de los rebeldes, siempre dispuestos a seguir los signos prohibidos sin temor a contagiarnos, tan sólo los besos eran los transmisores de nuestra pasión… esa pasión que nos delata de almas gemelas, libres y sueltas que viven eternamente para satisfacer el deseo sexual como si fuera lo más natural, sabiendo que no estaría bien visto por la sociedad…Y ahora, fíjate cómo estamos, tú allí y yo aquí, cada uno por su lado perdiéndonos los mejores ratos del mundo…¡Maldita pandemia que me ha hecho prisionera de tus besos ardientes! Aligero el paso siguiendo las huellas del pasado…miro al cielo suspirando…Me duelen hasta los suspiros, que agonizantes escapan en busca de los recuerdos…pues…Te siento tras de mí en los susurros del viento que me incitan a pecar…No, no…amarse no es pecado…Me dicen tus ojos excitados…esos ojos que chispean como fuego cuando me entrego sin rechistar a las caricias de tus manos, que sigilosas rastrean mi cuerpo como serpiente venenosa entre mis piernas recelosas…Me siento en esa piedra que se alza en medio, ¿te acuerdas? Y allí estás tú…el corazón me da un brinco, parece que se me va a salir del pecho…Hay que ver, todavía me late deprisa y corriendo cuando te veo, pero…No eras tú, era una ilusión que se escenificó en mi pensamiento, porque si te veo sonriendo, ¡ay madre mía de mi vida si te veo…! ¿Qué harías en ese momento? Me preguntas ladinamente sabiendo de antemano la respuesta…eres tan irónico cuando te sabes amado…Te miro sonriendo con la picardía juguetona de mi boca…Seguro que me habría echado en tus brazos sin pararme a pensar…es tanto lo que te deseo que hasta me habría dado igual ese virus, total…Mi sangre está contaminada de ti…de tus caricias locas…de tus besos que me desarman hasta el alma…y me pierdo en ese abrazo infinito de tirabuzón del cual jamás querría deshacerme de ti…pues…Amarradita a tu pecho estoy desde que te conocí…Corro cuesta abajo, algo me incita a correr, es tu voz que me llama desde lejos…Lo veo entre los setos verdes…verdes como mis sentimientos verdes…Me coge del brazo y me pregunta…¿Me quieres todavía? Siempre la misma pregunta en tu garganta rota de dolor, esa garganta arrebatada que tienes llenita de lágrimas bravas…Sí, sí te quiero, pero…¿Pero qué, pero qué? Me interroga con temor…pues…Intuye que algo está cambiando en mi interior…Lo miro a los ojos, me enfrento a la realidad, esa realidad que me acecha desde que fui presa de sus besos…Esos besos que pertenecen al pasado…un pasado oscuro que se quedó agonizando y sin aliento…pues…Llegó la hora de seguir adelante sin las armas de los traficantes…esos que trafican con dolor y sangre para oír los placeres de los amantes…

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