A veces, no siempre, necesito
escribir pedazos de mi vida pasada, son trazos… trazos de escenas vividas y que
ya no volverán… están ahí, casi siempre latentes, como urgiendo prisa de que
las describa como si aún estuvieran presentes… no me dejan tranquila, quieren
permanecer en la memoria aún rebelde de una vida pasada… veo a mis padres… veo
a mis hermanas como si estuvieran presentes… en el momento que escribo… son
sólo recuerdos, nada más que recuerdos de una vida pasada que no se resigna la
olvido… al olvido de la no existencia… la niñez, la infancia despreocupada… sin
límites de horarios… desayuno, almuerzo, merienda y cena… ellos estuvieron en
esos momentos de mi vida actual de la cual describo trazos, sólo son trazos que
aún permanecen en el corazón con latidos incluidos… los veo, siempre los veo
sonriendo ante la radio cuando por la noche la enchufaban para oír al Zorro…
oigo la voz de garbancito dentro de la barriguita del buey y me veo al momento
inmediato, ¡ya! pulsando las teclas de éste portátil reclamando lo que antes se
escribía con lápiz…lápiz lapicero… como si reclamara cada detalle con la pluma
del tintero… tinta de la china… el futuro no tiene tregua, no entiende de
evolución alguna en la mente de mi amiga y de sus tiempos….¿qué amiga? Yo… yo
soy la amiga de la niña…aquello fueron otros tiempos que de mi mente no se
evadieron y aún siguen a la marcha de la mano de mi lápiz lapicero… tecleando
con la vida del recuerdo…Recuerdo hermoso, bello e intransigente… recuerdo
exigente que no perdona al presente…el que no perdona al olvido de su gente y
obliga a la memoria del presente que siga a la par del camino… futuro y
pasado…pasado por siempre presente y en activo ascendente…
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