Y esas pinceladas, son las pinceladas del alma, que si no las echara
fuera, me ahogaría entre palabras… si las mismas que yo trazaba en mi diario
cuando me creía princesa encantada, ¡Dios mío, cuánto he crecido…! Esas
pinceladas a las que yo llamo los primeros ecos del amor, los primeros roces de
la primavera, que decidida llega cuando menos te lo esperas brotando a lo loco
y escarbando…Te nace en lo más profundo del corazón, si, ahí donde están todos
los sentimientos reunidos en un debate diabólico en el que cada uno expone sus
diatribas, tan desorbitadas y concienzudas que una ya no sabe a qué atenerse.
Son emociones espontáneas y elocuentes que se atropellan sumisamente, fieles a
los latigazos del amor, esos tan limpios y encarnizados, crueles pasadizos a
los tientos del deseo, unidos por los señuelos que ponen los celos al pasar por
los umbrales de la edad, eterna y discapacitada adversidad… Nadie te advierte
ni te prepara. Si, allí donde el miedo y el susto van unidos por el temor de
perder lo más querido por tu propio sentimiento. No, no es el temor de perder
al ser amado, es la inseguridad de no tenerlo bien amarrado a tu pensamiento,
ese que cuando lo traes a tu mente es porque él viene…Dos almas gemelas que se
encuentran en un mismo lugar llamado deseo…Y ahora, después de tantas
pinceladas aún tengo miedo en el corazón… Inseguro corazón, si eso es lo que me
duele tanto y temo perder todo aquello que me hace sentir en los adentros los
pecados del renacimiento. Si, el resurgir al saber y tener conciencia de que en
esta vida se viene a vivir de las apariencias diarias. Si, una tiene que estar
en el sitio con mando y con brillo, ja, ja, ja… ¡por Dios! ¿por qué me hiciste
tan humana? Me habría conformado con ser cualquier bicho de esos que arrastran
su cuerpo por las calles entre los matorrales de cualquier jardín desierto, ja,
ja, ja… Fíjate en lo que me he convertido, casi en una imagen bella a simple
vista de cualquiera… Brillo que reluce ante cualquier identidad, si, tu
identidad, la que siente y desespera, la que sufre y la que se alegra, la que
va de un lugar a otro bajo sus propios medios y consecuencias... en éste
terreno resbaladizo que piso, teniendo que decidir qué hacer con tu vida, ja,
ja, ja… Es el amor que me enaltece, el que me hace sentir tan plena y segura.
Dice mi corazón que como para pasarme la vida deambulando de un lugar a otro
del sentimiento puro y poderoso, como si fuera fantástico y fabuloso, y que
hace que nunca me tome la vida en serio, como si la realidad embargara la
maraña de mis sueños, ja, ja, ja…Por ellos vivo y deletreo cada latido de mi
corazón abierto al despojo de cualquier sospecha. No quisiera nunca
desenmascararlo, tomando una decisión justa y razonable y dejar sin pinceladas
el aire…
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