Y
estos niños treinta y todos que les hablan a sus padres como si fueran los amos
del puto cotarro… Si, si esos que ya casi rayan la cuarentena, y que no paran
de dar órdenes a diestra y siniestra mandando a la madre o al padre callar,
prohibiéndole esto y aquello como si fueran los más sabios del universo…
Bofetón en los morros como decía mi santa madre. Si, si santa, ¡menuda era!
Buenooo… ella y la de cualquiera de las vuestras, ¿o no? Que ya no hay educación
ni respeto, ¡vamos hombre! que ahora son los hijos ya maduritos los que te
manda a callar como si nosotros fuéramos los hijos de antes… pero… ¡esto que
es…! ¿Hasta cuándo tiene que aguantar una mujer o un hombre de bien? Que lo
único que ha hecho en la vida ha sido trabajar como un mulo para sacar a su
familia adelante y ahora viene el niño imponiendo su ley y sus huevos, ¡si
señor, sus huevos! y la pobre madre toda asustadita perdida haciendo lo que le
da la gana a su hijo… y ¿qué me dicen de algunos nietos? Si, esos
preadolescentes, como se dice ahora, ¡jolines! antes se decían chaval, o
pavipollos, ni pavo ni pollos, o boquerón, y las chicas, bueno, esas si que
estaban listas las pobres, todas calladitas… silenciosas… (se las mataban
callando como todas las mosquitas muertas) bueno, pero al menos no te
contestaban como ahora que te montan un pollo sólo porque a lo mejor tu madre
te hace un comentario de esos que … Hija… ¿no vas enseñando el culo con esos
vaqueritos que te llegan a las ingles…? ¿Queeé…? Le contesta la niña a toda
potencia de voz… ¡Ahora se llevan mostrando cachetes y tu te callas so antigua,
que estás desfasada! ¡Ay, ay, ayyy… cómo me acuerdo de mi madreee…! Me daba un
bofetón que me ponía la cara mirando hacia el norte, ¡menuda madre que tenía!
Bueno yo, y todas la vecinas, ja, ja, ja… enseguida le iba yo a contestar a la
mía de esa manera, ¡no te lo crees ni tu! Me decía siempre… Si me contestas te
pongo los morros a cuarta y yo ahora que soy bien crecidita, ¡que digo
crecidita, toda una abuela, ja, ja, ja…! A cuarta, o sea como un mono ¿no? Yo
pensaba que era una cosa así como de poquilla importancia, pero que ahora me
doy cuenta de todo el percal, cuando pongo justo la cuarta en mi boca y, ¡tela
marinera! Lo que me decía mi madre, no como ahora que están más calladas que en
misa, sumisas perdidas y eso que estamos esclavizadas con los hijos, porque
como hay tanto paro… dime tu a mi, ¿qué hacemos? Vamos y ese nieto mal educado
viendo la tele todo el tiempo, o jugando con la maquinita o esa nieta con el
guasa... ¡madre míaaa si levantaras la cabezaaa…! ¡derechitos como una vela!
Porque las madres de antes eran tela marinera y los padres, ¡guau! ¡no se podía
ni respirar delante de ellos! Bueno, no tanto, que estoy exagerando un poquillo,
pero que hoy en día no tienen lo que hay que tener, ¡vergüenza deberían darle a
más de uno! Si el otro día me encontré a una amiga, (no les voy a decir cual
es) En fin, y me contó lo que no hay escrito, ¡madre mía lo que está aguantando
desde que enviudó! Que si ahora vente a mi casa… no, no, a la mía no… que si
ahora vete a la de la otra hermana… a la mía mamá, le dice la chica con cinco
hijos, a la mía mamá, no te vayas a dormir sola, que aquí estarás más a gusto…
¡mentira cochina! Que lo único que quiere la hija es que le haga las camas, le
limpie la casa y le planche las camisas a su marido, o sea al yernaco, hijo de
puta, que no la soporta ni en pintura, ¡vamos que no la traga! ¿Para qué vamos
a ser tan hipócritas? ¡No la traga, no la traga y no la traga! ¡Si eso no es
maloooo! Eso es Patrimonio de la Humanidad. Y ese pantalón con la dichosa raya,
toda derechita, ¡me cachis en la mar! Si, no te hagas la tonta que nosotras
también se la hemos planchado a nuestro esposos, ja, ja, ja... ¡menuda
retórica! Nosotras también hemos pasado por eso, vamos que tú eres de mi
generación, ¿no? Si las que nos hacemos llamar las superwoman, las
supervivientes, las que nos hemos educado, ¡solas! Si esas camisas y eso
pantalones que tu y yo tanto odiamos… Mi madre tenía que estar viva que decía a
todo trapo… ¡Yo no soy criada de nadie! Ja, ja, ja… y es que nos estamos
desvirtuando del camino, no sé si es porque somos muy blandas o es que nuestros
hijos nos están dando mucho por culo… O es que nos educaron a la antigua usanza
de Ver, Oír y Callar y nosotras no hemos querido que siguieran nuestro camino,
el caso es que ya no sabemos cómo actuar... ¿Quien lo hizo peor? Nuestros
abuelos, nuestros padres o nuestros hijos, viniéndome al recuerdo aquél famoso
refrán que tanto repetía mi santa madre, "Tires por donde tires te
encuentras con Ramírez" Por lo que siento decir que estamos en medio de un
desmadre total, y aquí ya no hay quien nos aguante, ja, ja, ja…
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