sábado, 12 de agosto de 2017

A LA MEMORIA DE MI MADRE.- (Ceuta -16-8-1915 – Córdoba -11-9-1998)


En los atardeceres de mi niñez, solía sentarme a los pies de mi madre observándola coser, y cada vez que se le acababa el hilo, le enhebraba la aguja, mientras ella me sonreía…qué vista tan buena tienes hija mía…Molía el café en un molinillo cayendo la molienda en un cajoncito y yo la miraba embelesada…también hacía la mayonesa dando vueltas y vueltas con un mortero en el almirez, mientras yo vertía el aceite gota a gota y de su garganta salían canciones de amor…luego probaba la mayonesa relamiéndose los dedos…qué rica…decía sonriendo…descabezaba más de un kilo de boquerones en el fregadero, destripándolo con una rapidez, lo mismo que las patatas cuando las mondaba…Lavaba a mano en la pila del balcón cantando…Nena, me decía loco de pasión...De repente me sorprendo cantando algunas de sus canciones favoritas y le digo…Ya lo sé mamá, y vuelvo a sonreír…A veces hablo con ella como si estuviera junto a mí, incluso me vuelvo y le pregunto…¿Qué quieres, mamá? Y me sonrío…Tengo tantos recuerdos de mi niñez, de cómo tocaba el piano y venían los vecinos a oírla...Y en verano, cuando todos los domingos nos íbamos a la playa a comer...Aquel olor a tortilla de patatas con su ajito picado con perejil, y los pimientos fritos y las berenjenas y un tomate muy hermoso, que mi madre nos partía por la mitad regado con un chorreoncito de aceite y unos granos de sal. Todos sentaditos en la arena con el agua apenas rozándonos los pies. Eso es lo más bello del mundo, ese sol que te adormecía...¡qué contenta me sentía..! Yo me tumbaba al sol y soñaba. Soñaba que estaba muy contenta de ser una niña porque si fuera un perro no sería así de feliz y tampoco si fuera un árbol o una roca. Así que había tenido mucha suerte de haber nacido niña. Y seguía soñando hasta que unas patitas peludas andaban por mi espalda y me levantaba chillando, mientras mis hermanos corrían muertos de risa, ¡qué traviesos eran! Se pasaban el día trepando por una roca, y en una lata iban echando toda clase de bichos que encontraban...Otras veces nos peleábamos por quitarle pellejos a mi madre de la espalda, y me encantaba sacarle un buen pedazo sin que se me rompiera y se lo enseñaba como si fuera un trofeo y ella se reía... Adiós verano, adiós playa, adiós erizo, adiós pulpo, adiós cangrejo, adiós pellejos, adiós olas, adiós arena... Aunque ya no vuelva jamás os olvidaré porque esos son pedazos de mi vida que jamás volverán…Y ¡qué suerte la mía! Poder ir de un lugar a otro del tiempo con la mente, prodigioso transporte de locomoción, que no conoce las barreras del reloj de la vida, traspasando los límites de la velocidad, sin pausa ni medida, yendo del presente al pasado, sin prisas, incluso me atrevería a decir, adelantándome al futuro, ya que ella no está aquí ahora, yo la traigo en este momento con las letras de la memoria, haciéndola renacer de nuevo a otro lugar de la existencia humana, con tanta suspicacia... Sin dar explicaciones a nadie, tan sólo los recuerdos que van y vienen al libre albedrío del amor y los sentimientos, almacenados en ese baúl que es el corazón, y que yo me atrevo a deslizarlas por Internet…

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