viernes, 11 de agosto de 2017

LA MEJOR NOCHE DE MI VIDA.- (MICRORRELATO)



Volvía de mi caminata, la que suelo hacer cada día, cuando de repente el silbato de mi móvil me avisaba que alguien me había enviado un mensaje en la burbuja de facebook…No quería pararme a leerlo, sobre todo porque tenía que ponerme las gafas y decidí ignorarlo pero pensando que podría ser mi amiga Ana, me senté en un banco del paseo marítimo y lo leí. Lo primero que decía era que me veía muy linda y guapa. Por respeto y educación le di las gracias…Al momento, me pregunta mi estado civil y qué hacía…¡Madre mía, ya estamos otra vez con lo mismo! Son todos iguales, ¡por Dios! No sé qué se creerán éstos tíos, ¡qué pesados y aburridos son, ¡me tienen harta! Siempre pensando con la entrepierna, ¡jolines! Pero ¿qué les pasan por la cabeza cuando ven cualquier foto de una señora? Quizás se imaginen que una está con ganas de liarse con un muchacho mucho más joven, o qué sé yo…Últimamente no paraba de recibir solicitudes de tipos de treinta años y cuarentas, ¡vamos! Lo que yo llamo buitres a la caza y captura de mujeres, como si una estuviera necesitada de sexo, ¡anda y que le den! Pobrecillos, a lo mejor es que se aburren mucho con las que tienen a su lado y eso de estar con una tía de edad madura les da mucho morbo…El caso es que empezó a usar un lenguaje soez y vulgar, incluso, se atrevió a insinuarme cosas que por respeto omito, pues ya se sabe lo que ocurre en éstas redes, que todo se engrandece y malinterpreta y se le da una importancia que no se merece…¡Éste se va a enterar de quién era yo! Sin más dilación le dije… Me da igual lo que digas tío, ya sabes el dicho ese tan famoso…No hace daño quien quiere sino el que puede, pues mis sentimientos son libres como las gaviotas que vuelan sobre las olas del mar…Al momento me contesta…Pobre gaviota que vive en un nido con alas rota…Me tocó el corazón…Algo se trasformó en mi interior alertándome que éste hombre tenía escondido dentro un don especial y que, sin proponérmelo siquiera, brotó al exterior…Ahí había un poeta lleno de letras libres y sueltas deseosas de salir…Sin más preámbulos seguí el envite como si me hubiera lanzado un guante, y como en un reto, me veo chateando con él en un duelo de plumas salvajes, que entre dimes y diretes, se fue transformando en una poesía, cuyos versos invitaban a ser retados con la burla del sarcasmo y la ironía, dejando pistas y señales a ser encadenados por el contrincante, que con tal de salir airoso en éste opíparo reto de frases, fuimos cayendo en una tregua de pasiones ocultas, que nos embaucó en una prosa narrativa como si fuéramos dos amantes poetas, con tal ímpetu y entusiasmo que quedamos en escribir una aventura llena de fantasías eróticas y que tenía que estar acabada antes de las diez de la mañana del día siguiente…Me pilló desprevenida, no se me ocurría nada, pero era un reto para mí, y me encantan los retos… Tenía que ganar a toda costa, aunque tuviera que hacer trampa, pues no se puso ninguna condición, sólo tenía que hacer la entrega del relato antes de las diez de la mañana y ya no tenía tiempo, además él nunca se enteraría…Empecé a darle al coco y me acordé de aquella aventura que tuve con un tío a través de mis avatares…Sabía que no era lícito del todo, no estaba bien… ¡A la porra tantos remilgos! Ante todo quería impresionarlo… ¡No lo pensé ni un instante! Me acosté pensando en él de una manera muy sugerente…A media noche me despertaron los rugidos de un animal. Abrí mis ojos y me encontraba dentro de una tienda de campaña y un enorme oso delante de mí. Llamé enseguida a mi amigo y me dijo que no me preocupara, que preveía que algo así iba a ocurrir y se trajo su fusil. Me dijo que no me moviera de allí y que iba a investigar dentro de la caverna. Me quedé muy quieta cuando veo al lado un caballo. No lo pensé ni un instante y de un salto monté sobre él…Salí de la tienda de campaña y galopé por medio de un bosque lleno de árboles cuyas ramas me rozaban los brazos y las espaldas, ¡querían atraparme! Hasta me agarraron los pelos de la cabeza para que no pudiera salir de allí. Atravesé el bosque sin parar, hasta que llegué a una cuesta empinada y en lo alto una enorme montaña. Fustigué a mi caballo que relinchando se dio a la fuga a galope tendido. ¡Corre, corre, corre! Llegamos a lo alto de la cima, donde un enorme volcán empezó a echar chispas de fuego. Aquello estaba ardiendo. Me estaba quemando y me lancé en picado hacia abajo, de tal manera que me caí del caballo, y rodando cuesta abajo, di de cabeza a un río de aguas embravecidas y torrenciales, donde la corriente me llevaba hasta las cataratas, sacudiéndome por todos lados. Ahora de espaldas, boca arriba, de lado. Sentían unas embestidas que casi me arrebataban el alma. Ramas y palos pasaban por mi lado cuando justo en medio había un tronco atravesado y me aferré a él con todas las fuerzas de mí ser sentándome como si fuera una moto, apretando mis manos alrededor de manera que al caer por las cataratas no me despidiera al otro lado del mapa. ¡Ay Dios mío! ¡Ay Dios mío que me muero! No paraba de llamarte con unos gritos exagerados, cuando de repente me dejé llevar por la corriente cayendo por la catarata. Una lluvia de aguas torrenciales me invadió por cada poro de mi cuerpo haciéndome chillar como una loca. Poco a poco llegué a un ensanche del río donde las aguas en calma me arrastraban hacia la orilla, haciendo que siguiera el cauce con tranquila serenidad. Me dejé mecer por las aguas del río hasta la orilla. Me tumbé en la fina hierba y me dormí. Dormí plácidamente y antes del alba, los rayos del sol me despertaron. Una brisa acariciaba mi espalda y cuando abrí mis ojos, me sonreías guiñándome un ojo…Buenos día mi vida, ¿qué…te ha gustado?  Ha sido la mejor noche de mi vida… y desperezándome como una gata lo invité a que me acariciara la espalda… 
 






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