- Te veía en la
jaula de enfrente como un gran cantante, tan lindo y tan guapo, más bello que
ninguno, con las plumas grisáceas, amarillas y blancas, con el tupé peinado
hacia arriba, igualito que Elvis, y unos ajos azul celeste, ¡madre mía qué
suerte! Parecía un querubín, y pensaba para mí: ¡Éste no esta a mi alcance!
Eras como una estrella del Rock´n´roll inalcanzable.
El Armario, la
Cama y el Espejo se miraban entre ellos, y hasta las Mesillas
se destornillaban de risa, cuando la Alfombra seguía con la musiquilla.
- Cuando tú me
veías apoyada en la baranda, pensabas que era fácil y alcanzable, tan ligón y
enterado, tenías todas las Alfombras a tu alrededor con esa canción de “La Cárcel” dando pena a
Macetas, y hasta un Felpudo envidioso, todo enrabiado perdido, pero un día te
miré a los ojos con los flecos pestañeando, y tú como un Papagayo caíste a mis
pies. ¡Te besé en el pico, abracé tu plumaje y me volviste loca con tu canción!
Y tú como un Papagayo caíste a mis pies. ¡Abrí tu jaula, te arrastré hasta la
baranda, te quité las plumas y mordí tu cuello! Y tú como un Lorito caíste a
mis pies.
Las Cortinas, la
Colcha y las Sábanas al oír estas intimidades pensaron:
¡Menuda salvaje!
Las Lamparitas de noche, que apenas oían, murmurando
decían:
- ¿Qué es lo que dice
ésta?
- ¡Que el primer lametón lo pilló de sopetón!
- ¿Qué se ha dado un
atracón? - ¡Y que lo mordió en el cuello!
- ¿Qué se lo ha llevado al huerto?
- ¡Y que lo besó en el pico!
- ¿Qué está muy rico?
- ¡Que lo dejó desplumado!
- ¿Qué se ha puesto malo?
- ¡Que recorrió su cuerpo!
- ¿Que lo dejó en cueros?
- ¡Que se rindió antes de tiempo!
- ¿Qué hacía mucho viento?
- ¡Y que como un Loro cayó a sus pies!
- ¿Qué lo ha pillado un tren?
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