Una vez se creyó una estrella, de esas que brillan por sí misma cuando está
ardiente y fresca. La más linda y bella de todas, ¡anda que no era creída la
niña!
Ignorante e ilusa, un poco locuela, algo atrevidilla diría en aquella
época de la vida… ¡Mediaban los años sesentas! Con el minipu entallado, y la
falda corta, muy corta, mostraban unas piernotas, la mar de hermosas… ¡Mary
Quann estaba de moda! ¡Menudas cachas! Le decían los chicos de la panda cuando
por la calle pasaba. Tenía una cintura de avispa que descaraba enseñaba, cuando
le daba la gana… ¡Parecía una artista! Y en la cabeza una boina negra, que
feliz y coqueta daba rienda suelta a su cabellera brillante y espesa...
¡Qué guapa y qué buena! Le decían los chicos, cuando por la calle
pasaba, mientras ella se contoneaba feliz y resuelta… ¡Qué creída y qué tonta!
Le decían las otras, y ella andaba con la cabeza alta… ¡Orgullosa! Le dijo uno
muy tuno, y se encendió como una rosa… Sin volver la mirada, se alejó cuesta
arriba, mientras los chicos de la panda codeándose sonreían…
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