Y aquí estoy yo dándole que te pego a las teclas, pues he
conocido a un amigo virtual y llevamos más de tres meses chateando, y resulta
que me he enamorado…Y por eso decidí enviarle un mensaje en el cual le
comunicaba que tenía que verlo ya. Cuando lo recibió, me contestó rápidamente,
que estaba muy ocupado y que no podría estar conmigo ni un instante. Excusas y
más excusas. No me creí ni una palabra. No sé a qué le tenía miedo. Quizás
temiera no gustarme, ya que, al mandarle tantas fotografías mías y verme aún
mona, él creyera que a mí sólo me atraían los guapos. Pues sí, me encantan los
hombres guapos, ¿a quién no? pero ahora no. De jovencita sí. Ahora me fijo más
en otras cosas que no se ven, y que en una fotografía del año la nana de él, yo
percibí. Vi la luz que desprendía la mirada de sus ojos, la chispa de su
sonrisa y lo que encerraba dentro del alma, y aunque no lo conocía en persona,
sabía que era un hombre bueno. Sentía que era sincero cuando me decía que yo le
gustaba mucho. Nunca me traicionaría ni abusaría de mí, pues en éstas redes
sociales se lleva una cada chasco, en fin, el caso es que lo convencí para
verlo en persona y quedamos en que al otro día cogería el Ave para Barcelona,
ya que él vivía allí. Llené una maleta de ropa, la más moderna y bonita que
tenía. Quería sorprenderlo, que cuando me viera se quedara con la boca abierta,
en una palabra, que se volviera loco de pasión. Una vez sentada en el tren, me
hacía mil preguntas sobre su aspecto físico y seguía pensando el motivo de su
temor, hasta que llegué a la conclusión de que quizás tuviera la figura de un
hombre bajito, como el personaje pequeño de “Juego de Tronos” Tyrión Lannister,
de la novela de George R. R. Martin. Bueno, al menos éste es muy inteligente y
eso sí que me pone en cantidad. Al final me adormilé un poco cuando de repente
el tren llegó a la estación. Lo llamé para saber la hora y el lugar del
encuentro. A las once del otro día en el mismo centro de la Plaza de Cataluña.
Me dijo que llevaría un ramo de flores rojas para que yo lo reconociera y como
él sabía perfectamente cómo era mi aspecto, le dije que me buscara entre la
gente. Cogí un taxi hasta el hotel más cercano a la plaza y cuando llegó la
noche no pegué ojo. Al otro día nada más que levantarme di como veinte vueltas
en la habitación. Seguía estando muy nerviosa. Bajé a la cafetería y me tomé una
tila y rápidamente empecé a arreglarme, repasando cada detalle de mi cuerpo,
arrasando con todos los pelos que pudieran estorbar cada roce de sus manos.
Después a pintarme los ojos de todos los colores del cielo, parecía el arco
iris. Me lavé la cara y me eché colorete y cuando me miré al espejo tenía una
huerta de tomates en el rostro, ¡madre mía! pero ¿qué me ocurría? ¡Si solo es
un hombre! Finalmente empecé a vestirme y me desvestí más de siete veces.
Parecía una adolescente en su primera cita. No me decidía por nada, quería
sorprenderlo. Me puse un traje de chaqueta precioso y me colgué collares y
pendientes, nueve pulseras y un broche en la solapa, además me coloqué una
horquilla con mil brillantes en la melena. Parecía un árbol de navidad. Miré el
reloj, me desnudé enterita y a la ducha. Me puse unos vaqueros y un jerséis
ceñido. Me colgué la mochila y salí pitando de allí. Estaba decidida a
enamorarlo tal como era yo en realidad. Iba a por todas. De repente me veo
rodeada de una multitud de caras desconocidas. Me sentía un poco perdida y
rezando a mi virgencita, le rogué con todas mis fuerzas, que no se hubiera
echado atrás, cuando de repente veo un ramo de flores rojas abriéndose camino
entre la gente...Cuando vi el ramo de flores avanzar hacia mí me puse muy
nerviosa. No estaba segura de que fuera él, pero cuando la sonrisa asomó a su
rostro, me di cuenta de que ya no podía echar marcha atrás. Tenía un caminar
tranquilo y sereno. Me pilló desprevenida. Ya estaba aquí. Las piernas me
temblaban. Algo me impedía andar. Tragué saliva, alcé la cabeza e intenté por
todos los medios sonreír. Tampoco quería que pareciera exagerada. ¡Ay Dios mío,
en qué lío me había metido! De repente lo tengo justo enfrente de mí. ¡Qué
guapo y apuesto! Me volví loca de alegría. Se presentó tímidamente y le di dos
besos en la cara. Me ofreció el ramo de flores. Me invitó a tomar un café en la
cafetería donde solía ir. Estaban todos sus amigos. Le cogí del brazo. Nada más
entrar, se callaron y me miraron descaradamente de arriba abajo. Me los
presentó a todos, ¡qué educados y galantes! me besaron la mano como si fuera
una reina...Después nos fuimos a dar una vuelta y llegamos a un parque donde la
mayoría eran personas de la tercera edad. Estaban jugando a la petanca. Algunos
eran conocidos suyos también. Después de saludarlos, nos sentamos en un banco y
antes de que se diera cuenta, me giré hacia él, sobre sus rodillas a
horcajadas. Le cogí la cabeza y acercándome a su cara le comí la boca con un
besazo de tornillo, que se quedaron todos sus amigos boquiabiertos, disimulando
y mirando hacia el cielo. Los jóvenes que pasaban por nuestro lado nos pusieron
a parir de un burro. No pararon de criticarnos incluso oí a unas chicas que
decían que, qué poca vergüenza y qué escándalo estábamos dando. Que vaya
ejemplo para los niños y la juventud. Que ya éramos muy mayorcitos para dar tal
espectáculo. Que menudos caraduras y que no teníamos respetos a la sociedad.
Los que estaban jugando a la petanca se quedaron patidifusos y no sabían si
seguir jugando o irse para otro lado, el caso es que no daban pie con bola. Una
mujer de unos treinta años, llamó a un policía y cuando éste vino, le dio tal
ataque de risa, que la pobre se tuvo que ir sin comprender nada. Se habían
intercambiado los papeles en la humanidad. Ahora eran los abuelos los que se
besaban en los jardines. Los mismos que corrían tras los nietos por las calles.
Los que llevaban y recogían a los niños de guarderías y colegios. Las jóvenes
parejas ya no se escondían para besarse, ni tampoco se sentaban en los bancos
del parque. Sólo se limitaban a poner sus pulgares sobre los móviles. Ni
siquiera se miraban a la cara para hablarse con la mirada. Ahora sus ojos no se
apartaban de las pantallas de los móviles para hablar por el Wasap. Mientras
tanto, yo seguía besándolo atornilladamente y con lengua. Me lo estaba pasando
bomba con él, que en ningún momento opuso resistencia. Finalmente nos
levantamos y nos fuimos a picar algo por ahí más contentos que un trucho y una
trucha. Era ya casi de noche cuando llegamos a la Plaza de España donde una
fuente se levantaba de colores al son de la música. Estaba llenita de gente con
lo que le dije que me subiera sobre sus hombros para poder ver mejor, ¡el
trabajo que nos costó! Casi nos caemos de culo. Después de caminar sin parar
llegamos a La Ramblas. Eran más de las doce y media de la noche cuando llegamos
al hotel, lo invité a subir conmigo y nada más llegar, me duché y le dije a que
apagara la luz antes de meterme en la cama. Por su parte fue todo amabilidad y
cuando se tumbó a mi lado, le di unos masajes en el cuello para quitarle el
dolor que le había causado con mis movimientos al son de la música de la
fuente. Pobre hombre, lo que tuvo que soportar con tal de darme gusto en todo.
Al cabo de los diez minutos nos quedamos dormidos el uno en los brazos del
otro…A media noche me despertaron los rugidos de un animal. Abrí mis ojos y me
encontraba dentro de una tienda de campaña y un enorme oso delante de mí. Lo
llamé enseguida y me dijo que no me preocupara, preveía que algo así iba a
ocurrir y se trajo su fusil. Me dijo que no me moviera de allí y que iba a
investigar dentro de la caverna. Me quedé muy quieta cuando veo al lado un
caballo. No lo pensé ni un instante y de un salto monté sobre él...Salí de la
tienda de campaña y galopé por medio de un bosque lleno de árboles cuyas ramas
me rozaban los brazos y las espaldas, ¡querían atraparme! Hasta me agarraron
los pelos de la cabeza para que no pudiera salir de allí. Atravesé el bosque
sin parar, hasta que llegué a una cuesta empinada y en lo alto una enorme
montaña. Fustigué a mi caballo que relinchando se dio a la fuga a galope
tendido. ¡Corre, corre, corre! Llegamos a lo alto de la cima, donde un enorme
volcán empezó a echar chispas de fuego. Aquello estaba ardiendo. Me estaba
quemando y me lancé en picado hacia abajo, de tal manera que me caí del
caballo, y rodando cuesta abajo, di de cabeza a un río de aguas embravecidas y
torrenciales, donde la corriente me llevaba hasta las cataratas, sacudiéndome
por todos lados. Ahora de espaldas, boca arriba, de lado. Sentían unas
embestidas que casi me arrebataban el alma. Ramas y palos pasaban por mi lado
cuando justo en medio había un tronco atravesado y me aferré a él con todas las
fuerzas de mi ser. Me senté sobre el tronco como si fuera una moto, apretando
mis manos alrededor de manera que al caer por las cataratas no me despidiera al
otro lado del mapa. ¡Ay Dios mío! ¡Ay Dios mío que me muero! No paraba de
gritar cuando de repente me dejé llevar por la corriente cayendo por la
catarata. Una lluvia de aguas torrenciales me invadió por cada poro de mi
cuerpo haciéndome chillar como una loca. Poco a poco llegué a un ensanche del río
donde las aguas en calma me arrastraban, haciendo que siguiera el cauce con
tranquila serenidad. Me dejé mecer por las aguas hasta la orilla. Me tumbé en
la fina hierba y me dormí. Dormí plácidamente y antes del alba, los rayos del
sol me despertaron. Una brisa acariciaba mi espalda y cuando abrí mis ojos, mi
amigo me sonreía guiñándome un ojo…Buenos día mi vida, ¿qué, te ha gustado? Ha
sido la mejor noche de mi vida…
lunes, 28 de noviembre de 2016
domingo, 27 de noviembre de 2016
LADRONA DE FRASES.- (MICRORRELATO)
¡Madre mía...qué canción tan
bonita...! Me encanta estar en mi salita, viendo la noche oscura, y yo aquí
atrapada entre las teclas de mi ordenador escribiendo frases que me salen del
corazón...Cuando estaba en primero de bachiller, entonces tenía diez años, hice
una redacción sobre el Higuerón...Mis padres habían enviado a mi hermana Loli a
pasar una temporada con unos tíos míos que fueron a visitarnos a Ceuta, y a su
regreso, la tita Dolores se la llevó. Cuando volvió, me contó cómo era esa
aldea o barrio cercano a Córdoba, no lo sé muy bien, el caso es que la señorita
de lengua, nos mandó hacer una redacción y la hice tal como mi hermana me
contó...era la primera vez que me ponían un sobresaliente, además que la puso
de ejemplo de bien redactada...Creo que nunca me había sentido tan orgullosa de
mí, porque en las demás asignaturas siempre sacaba de cuatro para abajo…es que
me aburrían un montón... menos mal que en gimnasia era la primerita en
todo…Nunca olvidaré sus palabras halagando mi redacción, parece que la estoy
viendo con el folio en alto, mirándome y diciéndole a las demás alumnas que así
es como se escribe…Esa profesora descubrió en mí el amor a la escritura y desde
entonces no he parado...¡me apasionan las letras…! Y leer, ¡oh! eso uno de los
placeres más bellos del mundo...Cuando cumplí quince años mi madre me regaló un
diario...para mi Fifita...dijo...que tanto le gusta escribir...Se me saltan las
lágrimas al recordarla cuando me llamaba Fifita, era la única que me llamaba
así y sonriendo, siempre con esa sonrisa pintada en sus labios…Tenía las tapas
acartonadas en color rojo y un pequeño candado con su llave y todo...¡Ay madre
mía cuánto me diste! Si tú supieras la alegría que me daba llegar a casa cada
tarde…estaba deseando de abrir mi diario y contar todas mis cosas, ni te lo
imaginas...era de lo más emocionante…luego lo leía y releía varias veces y mi
alma me sonreía, sobre todo cuando me enamoré de aquél chico tan guapo…ese que
decía que era mi primer amor…¡qué cosas, Señor! Ahora no me acuerdo ni de su
cara...¡qué pena...! Pero entonces me descarnaba en mi diario…a veces lloraba
en un derroche de palabras llenas de tristeza…y cuando las dejaba plasmadas
allí, lo cerraba y lo escondía…no quería que nadie supiera de mis
emociones…Desde entonces empecé a escribir más...De mi cabeza empezó a brotar
las palabras que sin buscarlas llegaban...eran como si me hablaran y los
cuentos que me inventaba...Recuerdo que en la clase de labores, los viernes por
las tardes, las compañeras de clase me rodeaban para escucharme, y yo empezaba,
no sé cómo, pero una frase seguía a otra, era como una cadena de situaciones
rocambolescas, donde los caballeros se batían a duelo por el amor de las
princesas…también aparecían hadas con su varita mágica y brujas malas y feas
hacían presencia en un lugar muy lejano...Entre labores se pasaba la clase en
silencio, no se oía nada más que mi voz, que sin parar de contar las dejaba con
la boca abierta...A veces la señorita me mandaba callar, y estaba un par de
minutos sin decir nada, pero ellas querían saber cómo acababa el cuento y sin
darme cuenta les susurraba muy bajito, ¡cómo me acuerdo! Todas las cabezas
pegadas a mí, mientras aguja y dedal se interponía, casi picándonos los ojos o
la nariz…al momento alzaba la voz y entonces me llamaba al estrado y me
decía...Venga señorita Felicidad, siga contando eso que parece tan
interesante...Señorita, es que les estoy contando un cuento…Pues siga usted…Y
seguía contando mi cuento inventado...pero ella no me creía...me decía que lo
había leído...No señorita me lo acabo de inventar...Ahora que han pasado los
años sigo inventándome historias, la mayoría me nacen en el corazón...Escribo a
golpes de latidos, pues no sé escribir de otra manera...Me gusta contar relatos
sobre amores y desamores, aventuras y desventuras de hombre y mujeres en edad
madura, me encanta ponerlas en situaciones apasionadas de amor...descarnarlas,
mostrar todas sus debilidades…Me invento cuentos basado en la vida real...o
pudiera ser que coincidiera, no lo sé...tal vez pudiera ser que alguna mujer se
viera reflejada en mis relatos, los siento tanto que hasta los vivo como si
fueran míos…Les doy aliento con mi sentimientos y procuro no herir la
sensibilidad del lector…Muchas noches me despiertan algunas frases y me levanto
rápidamente para anotarlas, porque a la mañana siguiente no las puedo recordar,
eso es algo me que suele ocurrir, no sé por qué…Mis relatos se basan en lo que
me rodea, por eso voy con mi cuadernillo de notas por esos caminos de Dios, y
como una ladrona de frases me siento, escribiendo las palabras que atrapo al
viento…
viernes, 25 de noviembre de 2016
YA NO ME DUELE TU OLVIDO.- (MICRORRELATO)
Me dijo que me amaba más que a su vida, que lo
iba a dejar todo por mí y yo me lo creí…Tenía una
venda en los ojos que no me dejaba ver más allá…
Mentía más que parpadeaba…pero lo quería a
rabiar…Yo vivía en Madrid con mi marido, tenía
una posición cómoda, nuestra convivencia era más
o menos normal, hasta que lo pillé con otra en la
cama después de veinte años de matrimonio…No
le di opción ni a pedirme perdón…Me divorcié.
Tenía cuarenta y cinco años, toda una vida por
delante y no estaba dispuesta a quedarme
encerrada en casa. Siempre he sido una mujer muy
independiente, y aunque mi ex era un militar de
alto cargo, jamás dejé mi trabajo de directora de
un instituto. Pedí la excedencia por un año y me
dediqué a viajar por toda España y parte del
extranjero…Durante todo ese tiempo conocí a
varios tipos que lo único que buscaban era sexo
puro y duro, más o menos como yo. Me sentía sola
y algo decaída, pero de nada me valió porque soy
mujer que para besarme con un extraño necesito
sentir un leve toque de amor...Hasta que lo
conocí…Regresé a Madrid y me incorporé en mi
trabajo y en menos de un año se presentó
Maurice…Era el nuevo profesor de idiomas…Me
enamoré perdidamente de él…Como las olas del
mar en su resaca es el amor mío, esas que vienen y
van...y en el silencio de la noche barrunta la
tormenta hasta el amanecer…son las cuerdas
flojas las que me atan y desatan a la vez…
fuertemente oprimidas por el dolor de tu llanto
mudo y sin voz…pues…como un pirata te siento
buscando el tesoro en lo más profundo de mi
garganta…y de mi ser…y embravecida me pierdo
entre oleajes con los embates de tu piel…elevado
mi cuerpo a la merced de la cresta revoltosa, que
como una caracola se deja hacer con la furia de tu
querer…llegando a la orilla con la sonrisa de la
luna, mansa y tranquila…dormida tal vez…Tenía
cuarenta y nueve años, dos más que yo y estaba en
trámites de divorcio...Fueron quince años de
agonía, de supervivencia de desesperación…Una
lucha de titanes, dos almas gemelas llenas de
fuego…demasiado carácter y celos por parte de
los dos…teníamos encuentros pasionales en todas
partes…aquí te pillo y aquí te mato, a lo bestia…
en el aseo deprisa y corriendo, otras escondidos
en los vestuarios, en la calle, en el ascensor
dándole al botón arriba y abajo…en el portal, en
los jardines atrapados en la oscuridad en la
noche…en su coche, en el mío, en cualquier
rincón del camino…me tenía dominada. Estaba
locamente enamorada, jamás había deseado a un
hombre con tanta ansiedad, me había hechizado
de tal manera que estaba completamente
obsesionada, todos mis pensamientos en él, desde
que me acostaba hasta el anochecer…y al alba
también…No podía estar ni un solo día sin
verlo…A veces me invadían los demonios
imaginándomelo con otra, y era tan real mi sentir,
que sufría de dolor y me daban ganas de matar. Me
enfurecía pensarlo, no sé qué es lo que me dio éste
hombre, lo quería a morir…hasta que…Algo
entreví en su cambio de actitud hacia mí que me
hizo sospechar la cruda realidad…quizás esa
intuición femenina que tenemos las mujeres para
poder discernir entre leves trazos de
obsesión...Poco a poco empecé a alejarme…Me
decepcionaste…ya no me duele tu olvido…Me
estaba haciendo con el mando de la situación y me
hice fuerte y valiente, demasiado atrevida…Será
de tanto daño que me has hecho…Me dediqué a
coquetear con otros hombres y si me atraían hacía
lo que me pedía el cuerpo en esos momentos…
Era una manera de vengarme...Esas manos vacías
y destempladas son las que siento en mis palabras
tristes y abandonadas…Ese leve cosquilleo de
indiferencia que te saca una sonrisa de sarcasmo
cuando me miras, es porque aún me piensas con
deseo y cautela, y yo me pregunto, ¿no será que
todavía me llevas metida en tus sentimientos con
la agonía del despecho? Es la máscara más fácil
que tienes para demostrar tu mente airada…
pues…llevas el dolor escrito en tu rostro cuando
te cruzas en mi camino, y de cólera contenida
desvía tu furia hacia dentro y te tragas los
demonios que te salen del entrecejo…Esa sonrisa
que ríe sumisa y aletargada te delata…y…Esa
mirada ensangrentada, toda rota por mí, es la que
me revoluciona la desnudez de mi piel y la que
me guía a tu querer…A veces nos veíamos en mi
casa…Sentía en mis adentros que sufría por mí,
era como si adivinara sus pensamientos, y un leve
cosquilleo me invadía por el cuerpo sabiendo de
sus tristes sentimientos al recordar mis besos, mis
abrazos, mis susurros y mi entrega total a otros
hombres…hasta que lo conocí...pues...Creaste la
duda en mi mente y ya no puedo besar tu boca con
la urgencia de la pasión…ni se me apetece abrazar
tu cuerpo con ternura, ni decirte al oído palabras
sinceras de amor…Ahora mis sentires se quedan
encerrado tras las rejas de mi garganta…No me
salen los suspiros del pecho cuando te veo...ni
tampoco me estremezco con tu recuerdo...tengo el
corazón partido en mil pedazos… Se ha cruzado
un hombre en mi camino que ha pegado los trozos
con sus labios…y ha recorrido mi cuerpo con la
caricia de sus manos…me ha robado el sueño, el
aire que respiro y hasta el pensamiento, que allá
donde me llevan los pasos, me viene al recuerdo
su mirada llena de deseo...A veces me asaltan las
dudas de los sentimientos y se me desboca el
temperamento de tal manera, que no sé qué
pensar, es tanta la incertidumbre de no saber de ti
que se me nublan los pensamientos…pues…Me
acariciaste la boca mi amor, me la enamoraste con
un beso de pasión, y a partir de entonces, ya no
quiero otro beso...fue un beso reposado, como tú,
tranquilo y relajado, como tú, sin prisas, que se
dejó besar como si estuviera esperando dormirse
en mis labios, y ya no quiero un nuevo despertar
donde abra mis ojos y no estés a mi lado...ven de
nuevo mi amor, ven a mis brazos, que a pesar del
tiempo pasado...no te he olvidado…pues...Estaba
en la residencia visitando a su hermano mayor, y
yo había ido a ver a una tía mía enferma de
alzhéimer con noventa y siete años. Nuestras
miradas se cruzaron en una infinita sonrisa de
pasión…Habían pasado cinco años desde que
tuvimos una cita a ciegas…la del beso…Llevaba
siete años viudo, tenía sesenta y nueve años, dos
más que yo…a partir de ese momento no nos
separamos, y a los tres meses de salir lo invité a
mi casa…Cenamos y brindamos por nosotros…
nos fuimos al dormitorio y empecé a
desnudarme…estaba muy nervioso…Tranquilo,
tú relájate que si hoy no sale bien, tenemos más
días…Fue la noche más bonita y hermosa de mi
vida…vi cohetes de mil colores…me besó la boca
y me dijo…mañana más…y me quedé dormida en
sus brazos con una sonrisa en mis labios…
iba a dejar todo por mí y yo me lo creí…Tenía una
venda en los ojos que no me dejaba ver más allá…
Mentía más que parpadeaba…pero lo quería a
rabiar…Yo vivía en Madrid con mi marido, tenía
una posición cómoda, nuestra convivencia era más
o menos normal, hasta que lo pillé con otra en la
cama después de veinte años de matrimonio…No
le di opción ni a pedirme perdón…Me divorcié.
Tenía cuarenta y cinco años, toda una vida por
delante y no estaba dispuesta a quedarme
encerrada en casa. Siempre he sido una mujer muy
independiente, y aunque mi ex era un militar de
alto cargo, jamás dejé mi trabajo de directora de
un instituto. Pedí la excedencia por un año y me
dediqué a viajar por toda España y parte del
extranjero…Durante todo ese tiempo conocí a
varios tipos que lo único que buscaban era sexo
puro y duro, más o menos como yo. Me sentía sola
y algo decaída, pero de nada me valió porque soy
mujer que para besarme con un extraño necesito
sentir un leve toque de amor...Hasta que lo
conocí…Regresé a Madrid y me incorporé en mi
trabajo y en menos de un año se presentó
Maurice…Era el nuevo profesor de idiomas…Me
enamoré perdidamente de él…Como las olas del
mar en su resaca es el amor mío, esas que vienen y
van...y en el silencio de la noche barrunta la
tormenta hasta el amanecer…son las cuerdas
flojas las que me atan y desatan a la vez…
fuertemente oprimidas por el dolor de tu llanto
mudo y sin voz…pues…como un pirata te siento
buscando el tesoro en lo más profundo de mi
garganta…y de mi ser…y embravecida me pierdo
entre oleajes con los embates de tu piel…elevado
mi cuerpo a la merced de la cresta revoltosa, que
como una caracola se deja hacer con la furia de tu
querer…llegando a la orilla con la sonrisa de la
luna, mansa y tranquila…dormida tal vez…Tenía
cuarenta y nueve años, dos más que yo y estaba en
trámites de divorcio...Fueron quince años de
agonía, de supervivencia de desesperación…Una
lucha de titanes, dos almas gemelas llenas de
fuego…demasiado carácter y celos por parte de
los dos…teníamos encuentros pasionales en todas
partes…aquí te pillo y aquí te mato, a lo bestia…
en el aseo deprisa y corriendo, otras escondidos
en los vestuarios, en la calle, en el ascensor
dándole al botón arriba y abajo…en el portal, en
los jardines atrapados en la oscuridad en la
noche…en su coche, en el mío, en cualquier
rincón del camino…me tenía dominada. Estaba
locamente enamorada, jamás había deseado a un
hombre con tanta ansiedad, me había hechizado
de tal manera que estaba completamente
obsesionada, todos mis pensamientos en él, desde
que me acostaba hasta el anochecer…y al alba
también…No podía estar ni un solo día sin
verlo…A veces me invadían los demonios
imaginándomelo con otra, y era tan real mi sentir,
que sufría de dolor y me daban ganas de matar. Me
enfurecía pensarlo, no sé qué es lo que me dio éste
hombre, lo quería a morir…hasta que…Algo
entreví en su cambio de actitud hacia mí que me
hizo sospechar la cruda realidad…quizás esa
intuición femenina que tenemos las mujeres para
poder discernir entre leves trazos de
obsesión...Poco a poco empecé a alejarme…Me
decepcionaste…ya no me duele tu olvido…Me
estaba haciendo con el mando de la situación y me
hice fuerte y valiente, demasiado atrevida…Será
de tanto daño que me has hecho…Me dediqué a
coquetear con otros hombres y si me atraían hacía
lo que me pedía el cuerpo en esos momentos…
Era una manera de vengarme...Esas manos vacías
y destempladas son las que siento en mis palabras
tristes y abandonadas…Ese leve cosquilleo de
indiferencia que te saca una sonrisa de sarcasmo
cuando me miras, es porque aún me piensas con
deseo y cautela, y yo me pregunto, ¿no será que
todavía me llevas metida en tus sentimientos con
la agonía del despecho? Es la máscara más fácil
que tienes para demostrar tu mente airada…
pues…llevas el dolor escrito en tu rostro cuando
te cruzas en mi camino, y de cólera contenida
desvía tu furia hacia dentro y te tragas los
demonios que te salen del entrecejo…Esa sonrisa
que ríe sumisa y aletargada te delata…y…Esa
mirada ensangrentada, toda rota por mí, es la que
me revoluciona la desnudez de mi piel y la que
me guía a tu querer…A veces nos veíamos en mi
casa…Sentía en mis adentros que sufría por mí,
era como si adivinara sus pensamientos, y un leve
cosquilleo me invadía por el cuerpo sabiendo de
sus tristes sentimientos al recordar mis besos, mis
abrazos, mis susurros y mi entrega total a otros
hombres…hasta que lo conocí...pues...Creaste la
duda en mi mente y ya no puedo besar tu boca con
la urgencia de la pasión…ni se me apetece abrazar
tu cuerpo con ternura, ni decirte al oído palabras
sinceras de amor…Ahora mis sentires se quedan
encerrado tras las rejas de mi garganta…No me
salen los suspiros del pecho cuando te veo...ni
tampoco me estremezco con tu recuerdo...tengo el
corazón partido en mil pedazos… Se ha cruzado
un hombre en mi camino que ha pegado los trozos
con sus labios…y ha recorrido mi cuerpo con la
caricia de sus manos…me ha robado el sueño, el
aire que respiro y hasta el pensamiento, que allá
donde me llevan los pasos, me viene al recuerdo
su mirada llena de deseo...A veces me asaltan las
dudas de los sentimientos y se me desboca el
temperamento de tal manera, que no sé qué
pensar, es tanta la incertidumbre de no saber de ti
que se me nublan los pensamientos…pues…Me
acariciaste la boca mi amor, me la enamoraste con
un beso de pasión, y a partir de entonces, ya no
quiero otro beso...fue un beso reposado, como tú,
tranquilo y relajado, como tú, sin prisas, que se
dejó besar como si estuviera esperando dormirse
en mis labios, y ya no quiero un nuevo despertar
donde abra mis ojos y no estés a mi lado...ven de
nuevo mi amor, ven a mis brazos, que a pesar del
tiempo pasado...no te he olvidado…pues...Estaba
en la residencia visitando a su hermano mayor, y
yo había ido a ver a una tía mía enferma de
alzhéimer con noventa y siete años. Nuestras
miradas se cruzaron en una infinita sonrisa de
pasión…Habían pasado cinco años desde que
tuvimos una cita a ciegas…la del beso…Llevaba
siete años viudo, tenía sesenta y nueve años, dos
más que yo…a partir de ese momento no nos
separamos, y a los tres meses de salir lo invité a
mi casa…Cenamos y brindamos por nosotros…
nos fuimos al dormitorio y empecé a
desnudarme…estaba muy nervioso…Tranquilo,
tú relájate que si hoy no sale bien, tenemos más
días…Fue la noche más bonita y hermosa de mi
vida…vi cohetes de mil colores…me besó la boca
y me dijo…mañana más…y me quedé dormida en
sus brazos con una sonrisa en mis labios…
domingo, 20 de noviembre de 2016
CARTA AL CIELO.-
Hay que ver lo oscura que está la tarde, y encima no ha
parado de llover, y yo aquí dándole a las teclas y buscando fotos, tengo una
barbaridad de mis hermanas...precisamente hoy es el cumpleaños de mi hermano
José Mari, y el martes cumpliría la chica cincuenta y nueve años, pues ya hace
cinco que se quedó dormidita y siempre la llevo en mi corazón...Si tú supieras
mi querida hermana lo que te echo de menos…no te puedes imaginar el trabajo que
me cuesta asomarme a la ventana y no verte montada en tu bici, llamándome a
voces, y yo salía enseguida y veía esa cara tan bonita Mariafri de mi vida…no
comprendo por qué te pusiste tan malita, justo cuando estabas tan
bien…perdonarme, por Dios, perdonarme, yo no quiero que nadie piense que soy
una egoísta…bueno quizás un poco sí…no lo puedo remediar, a veces me invade la
pena tanto y tengo que expresarme, echar mis lágrimas aquí…mi corazón se rompe
cada vez que me lio a limpiar sus fotos, justo frente de mí sonriéndome…eras
tan bonita hermanita mía…la echo de menos, lo siento…ya sabéis que no me gusta
escribir penas, pero a veces necesito llorarla un poquito…sí…me viene bien para
el alma…me relaja el pecho…son suspiros de amor lo que me salen del corazón…Me
regaló un angelito cuando nació mi hija África, y lo puso detrás de su
foto…Para que la guarde y la proteja…me dijo…luego compró otro para el niño…Los
tengo ahí siempre y cada vez que paso el trapo del polvo por la cómoda, los veo
y me viene su recuerdo…nació tan delgadita…yo tenía seis años entonces…era la
más chica de las seis hermanas, por eso la llamábamos la chica…después
Mariafri, todo junto…era preciosa, con los ojos azules…a veces se les cambiaban
a grises, otras verde esmeralda…tenía el pelo negro azabache y la boquita como
una fresa…era preciosa, la más bonita de las hermanas…siempre estaba pegada a
mí…le hacía ahogadillas en la playa del Chorrillo…la enseñé a nadar, también a
andar…la ponía en la pared y le decía…ven, ven…y se dejaba caer en mis brazos…Una
vez le salió un grano enorme en la barriga y mi padre se lo extirpó y salpicó
de pus y sangre hasta el techo…lo recuerdo muy bien…nunca lo olvidaré porque
lloró mucho…pobrecita…otra vez se puso a hacer como la que volaba por la acera
desde el instituto hasta abajo, y el viento la tiró y llegó a casa llenita
cardenales y llorando como una magdalena…¡qué pena! Es que estaba muy canija…mi
padre siempre le daba una cucharadita sopera de calcio, y otra de aceite de
hígado de bacalao, ¡uf! Estaba más malo, a nosotras también nos obligaba, ¡qué
mal sabor tenía…! Luego cuando se hizo una mujercita se acomplejó mucho y con
el calor que hacía, nunca se quitaba la rebeca que mi madre nos había comprado
en Ceuta... de algodón blanca, entonces se decía conjunto, porque eran de dos
piezas, ¿os acordáis? La llamaban Olivia, la novia de Popeye…tenía los brazos
muy delgaditos, como los fideos…me acuerdo que cuando iba al colegio se echó
una amiguita altísima, Mercedes, y los demás niños y niñas le decía la una y
media…¡qué casualidad! Ahora mismo estarán en el cielo juntas…me pregunto si
los angelitos la seguirán llamando así…la verdad es que ella, cuando me lo
contaba se reía mucho…nos reíamos las dos hasta de nuestra sombra…tan sólo con
mirarnos ya sabíamos los que pensábamos...Cuando me casé, se venía todos los
días a mi casa…bueno, en realidad se venían todas mis hermanas, con eso de que
fui la primera en casarme, estaban deseando de estar en casa…mi marido ponía
una cara…no teníamos ni intimidad…luego cuando nació la niña, todas peleándose
por cogerla…hasta me enfadaban porque una le tiraba de las piernas y otras de
los brazos…mi hija la adoraba…parecían hermanas…siempre juntitas las dos…mi
niña le contaba todos sus secretos antes que a mí…incluso cuando le gustaba un
chico del instituto, precisamente su novio, hoy su marido…¡qué cosas me están
viniendo a la memoria…! Debe ser éste domingo lluvioso…la ponen a una
triste…Todos los sábados salíamos mi marido y yo de juerga y ellas se quedaban
con los niños…también discutían por dormir en mi casa…es que tenían novios…y se
los traían…ya se sabe…a mí no me importaba ni a mi marido tampoco…eso se
llevaron para adelante, no como yo que me casé virgen…a quien se le ocurre…anda
que si me cogen ahora…¡vaya! parece que se me ha pasado el llanto, bueno mejor…
viernes, 18 de noviembre de 2016
POESÍAS ROTAS.- (MICRORRELATO)
¿Dónde estarán las huellas que descalza pintaban mis
pisadas por la playa? Quizás las borrara el vaivén de las olas, que en su
resaca, en el mar se desmoronan…¿Dónde la mirada que hasta el horizonte
alcanzaba? Quizás se quedara perdida en lontananza…¿Dónde los sentimientos de
mi corazón abierto cuando anochecía mientras dormías? Quizás se los llevó el
viento hacia tus pensamientos...¿Dónde quedaron los besos que te daba cada día
cuando amanecía? Quizás los atraparan los versos en bellas poesías...¿Dónde estará
mi vida, esa que tengo tan repartida entre lindas poesías? ¿Y dónde mis cuentos
que riman como versos y guardaba para mis nietos? ¿Dónde mis novelas que surgen
entremedias y en noches en vela? ¿Qué será de mis libros los que ya están
escritos y pendientes de mis rizos? A veces me siento como una gran escritora y
famosas en el mundo entero, otras una simple poetisa. La verdad es que me
apasionan las letras y me imagino la protagonista de todas mis novelas y
poesías, es por eso que escribo lo que me sale del alma, a mi aire y sin que me
detenga nadie. Vivo el momento anotando cada cuento como quiero y deseo sin
marcarme metas, sin ajustarme a leyes, tan sólo lo que me llega de toda esa
gente que me rodea…los de al lado…los del barrio más cercano…El caso es que le
doy vida a todas mis parrafadas, como suelo denominar a mis frases escritas al
viento, pues casi siempre escribo a golpes de latidos, andando los caminos para
que sientan los suspiros de cada momento…Y escucho…Como una semilla plantada en
las entrañas de la tierra ha crecido mi amor dentro de mi alma…Yo lo estaba
esperando y cuando pasó por mi lado se creyó jardinero, si, ese jardinero falso
y embustero que lleva la manguera enredada entre los matorrales del deseo…la
regaste con palabras apasionadas y falsas, muy falsas, haciéndola brotar dentro
de mi cuerpo como si fuera una flor…toda yo era una rosita encarnada por el
rocío de tu mirada…estaba loca de pasión, enamorada como una adolescente…Una
hermosa rosa se estaba abriendo camino entre los latidos de mi corazón,
brotándome la risa por mis ojos y mi cara…Mil pétalos afloraron a mi alrededor
con otras rosas rojas de pasión…y cuando me di cuenta de que sólo era una rosa
más entre tantas, me brotaron hojitas por mis ramas y espinas por mi pecho…apenas
puedo respirar de tanto como lo deseo…que se me ha desgarrado la garganta,
dejándome sin aliento…Y por eso ahora me siento...Abandonada a mi suerte,
abandonada perdida me siento cuando él me mira...Miras con amor, miras con
pasión, miras con deseo y lleno de fuego...Fuego que tengo dentro, fuego que me
quema, fuego, echo fuego cuando lo veo...Veo fantasmas allá a lo lejos, veo una
quimera entre mis sueños...Sueños hermosos, sueños eróticos, sueño cuando
escribo un cuento...Cuento alegre, cuento de hadas, ¿cuento contigo...?
Cuéntame otro cuento mamá...Mamá querida, mamá amada, mamá perdida, mamá
llorada cuando te recuerdo...Recuerdo lejano, recuerdo cercano, recuerdo ahora
y en la distancia...Distancia dulce, distancia añorada y escrita con las
palabras que me salen del alma...Alma inquieta, alma romántica, alma poeta,
alma atrevida y abandonada...Abandonada a mi suerte, abandonada perdida me
siento cuando él me mira...pues…Como decía que me quería que sin mí se moriría,
y que si lo abandonaba ya no le quedaría nada…yo me lo creí…Y aunque todo era
mentira verdad me parecía a mí...Me entregué a sus brazos, lo llené de besos,
le conté todos mis secretos, ¡hasta le regalé mi alma! Y cuando me quedé sin
nada…me dejó tirada por los suelos…Le conté mis secretos, todos imperfectos y
llenitos de pecado…Me descarné entera porque confiaba en él, y cuando me di la
vuelta los puso sobre el mantel…Me quedé traspuesta por su puñalada trapera,
matando la confianza que tenía en él…Era mi amante el que creía tan bueno, mi
paño de lágrimas, mi leal compañero, el que siempre escuchaba mis
incoherencias…Yo lo quería, lo admiraba…casi lo idolatraba…lo amaba…Y por esa
puñalada que no me esperaba me quedé sin palabras…y sin amante…¡Qué poquito me
has querido! ¡Mala sangre! Si en vez de cuidarte tanto por fuera lo hicieras
por dentro, seguro que serias mejor persona. ¿Quién te crees que eres tú? ¡Si
lo único que tenías que hacer es quererme! Y no hacerme tanto daño…¡Menuda
cruz! Pero ten en cuenta una cosa…¡Aquí todo se paga! ¡Lo mismo que yo pagué
cuando me humillaste! ¿Por qué tanta maldad? ¡Lo único que le pido a Dios es
que te perdone! ¡Y te juro por mi vida que no me arrepiento de nada!
¡Absolutamente de nada! ¡Tan sólo me arrepiento de haberte querido tanto!
pero...¡Te odio! ¡Te odio a muerte! ¡Vete, porque no quiero verte! Te juro por
lo más sagrado que cuando me muera, pienso resucitar de nuevo, llamar a tu
puerta y cogerte del cuello y arrastrarte para los adentros…¡He pecado! ¡Si
señor! ¡Nunca lo he negado! Pero sólo fue por su amor…un amor engañado, malo,
turbulento, retorcido…¡Te quise más que a mi vida! ¡Más que a mi sangre! Sólo
tú existías en mi delirio y cuando supe toda la verdad, me dieron ganas de
matar…Te juro por mi santa madre que voy a salir de entre los muertos, y como
una serpiente me pienso enroscar por tu pecho enredándome por tus
pensamientos…y cuando estés sin aliento, te envenenaré con mis besos…y te
arrastraré hasta los mismísimos infiernos…Y ahora resulta que estoy llorando,
no sé por qué me preocupa tanto si soy fuerte como un álamo…quizás esté
equivocada…Señor mío…Yo no soy mala, tan sólo una mujer enamorada de los
libros…de los hombres buenos…y de los ángeles del cielo, esos que cada niño de
guardián tenemos…Señor mío…No me dejes a la merced de las garras del cruento, y
líbrame de todos los demonios que llevo dentro, aléjame de ellos, dame paz y
cordura y llena mi vida de amores secretos, esos que tengo en mi pecho son los
que alimenta mi alma y dejo a la merced del viento…..pues…Quise escalar por
montañas y me encontré en un volcán, quise jugar en charcos de agua y me
encontré en medio del mar, nadando entre dos aguas, ¿quién me vendrá a
rescatar? Prendidas en tus alas de fuego llegué hasta las arenas del desierto,
si no sales al vuelo me perderé en las puertas del infierno, y me envió un ramo
de flores y yo me agarré al clavel de los deseos, porque como lo ansiaba tanto
le llené la boca de besos y le dije...Quisiera pasar tan sólo una noche entera
contigo y susurrarte al oído las frases más frescas, ardientes, y bellas que
salgan de mi cabeza…Recorrer tu cuerpo con mis labios desde los pies hasta tu
boca, pero antes quisiera, sentarme sobre tu vientre bailando un tango
lentamente…Despacio, muy despacio para que sintieras cada movimiento de mis
caderas, y supieras cómo te deseo, y de qué manera… pero…El día que yo llore…el
día que yo me ponga a llorar, os vais todos a enterar de lo que es un desgarro
de verdad…El día que salga mi llanto se paralizarán hasta los quebrantos de
tanto gritar…Me quedaré si lágrimas…Me abatirá el desaliento…Los suspiros serán
los dueños de mis aspavientos…Ni siquiera habrá duelo para mi desasosiego y se
romperá por dentro…El día que yo llore…el día que yo me ponga a llorar…ése día
os vais a enterar de lo que es un llanto de verdad, que hasta el alma se me va
a desgarrar…porque…Me encuentro sola, vacía, sin nada, tan sólo la memoria y
una vela casi apagada…Tengo una mesa y una silla y en la pared colgados hay dos
retratos, sí señor, dos retratos…Uno de cuando mis padres se casaron, ¡qué
guapos! El otro de toda la familia, ¡cuántos hermanos! De cuando estaba tan
unida por los vínculos de la sangre…Sangre no corrompida…¡Qué fuerte madre mía!
Y mirándolos un buen día sentía cómo se me iba la vida, buscando la armonía
entre la realidad y la fantasía…pues…Nací para escribir, para enamorar el
sentido de la mente y el alma espiritual de los quejidos del lector, sí, yo
nací para ti amigo mío, para apaciguar el secreto de las palabras, esas
palabras que nacen en el corazón y salen bailoteando al ritmo de sus
latidos...Sí estoy segura de que nací para ello porque amo las palabras y ellas
me buscan, y si no me encuentran me esperan hasta que se colocan en mi cabeza,
pasan por mi alma y salen volando sin alas…
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