Cuántas mujeres caminan solas, están
tristes porque no tienen boca a quien besar, se siente avergonzadas porque
dicen que ya no tienen edad, pero si que ganas nunca les faltan…Están desahuciadas
por sus mismas emociones que ni quieren ni sienten, tan razonables son con sus
lógicas teorías que las condicionan y se ahogan entre pasiones…¡Qué pena, qué
pena…! Ya no se dejan seducir por los sentimientos…Los suyo y los de
él…Confieso que yo era una más en el pelotón de las desahuciadas, pues mi vida
era pura monotonía…He sacado adelante a mis niños sin ayuda de nadie, pues mis
padres se quedaron en el pueblo, además eran muy mayores, ya que fui hija única
y nací después de muchos años buscándome, y me encontraron, ¡vaya que sí! Que
nunca se dieron por vencidos, y por eso estoy yo aquí contando el mayor de mis
secretos, porque esto que me ha sucedido es algo fuera de límites, y ha roto
todas mis expectativas…Yo tenía una vida hecha, estaba trabajando, bueno y
sigo…Mis hijos ya son mayores, he tenido que bregar solita con ellos, pues
enviudé tan joven que ya ni me acuerdo de lo que son los besos de buenas noches
de marido ni caricias de hombre…Y ahora resulta que me he enamorado por primera
vez, ¡vaya que sí! Que yo no quería, incluso criticaba a esas mujeres de edad
maduras que se exhibían besándose con un tío en medio del baile, lo veía
ridículo y feísimo, esas cosas son muy íntimas, ¡por Dios! Además que no pega,
porque si al menos fueran unos jovencitos…Y ahora me estoy tragando mis propias
palabras, aunque me pese, he de confesar que estoy haciendo las mismas cosas
que en mi vida se me hubiera pasado por la cabeza…A veces pienso que es como
una lección que quieran darme esos, a los que llamo duendecillos traviesos, por
ser tan bocaza y aprenda que nunca hay que decir de ésta agua no beberé, sobre
todo por haber mirado con malos ojos a todas esas parejas…Yo creía que mi vida
estaba limitada a seguir viuda hasta el final de mis días. A veces miraba a mis
amigas y envidiaba sus sonrisas, pues el reír se me acabó para mí un lejano día
de otoño cuando me dijeron que mi marido se había ido al cielo…Y me quedé sola,
triste y vacía, con dos niños pequeños y veintiocho años, los mismo que llevo
sin saber de caricias de hombre ni besos de pasión…hasta ahora…Ahora lo siento
en mis propias carnes…Es un amor ardiente y llenito de fuego, me arde por todo
el cuerpo, ¡qué vergüenza! No sé ni cómo me atrevo a decir estas cosas tan
íntimas y secretas, pero es que necesito airearlas para que todo el mundo lo
sepa…y yo pueda perdonarme, porque éste querer que yo siento es nuevo para mí,
lo desconocía...Éste querer mío no puede ser bueno, que está lleno de pecado y
seguro que nos condenarán por ello... y tú ahí tan feliz y contento, que no me
sueltas las manos y ni yo te dejo hacerlo, porque si me apartara de tu lado, me
buscarías por todas partes y me quemaría contigo en el infierno de mi
cuerpo...Eso pensaba yo antes, ahora no porque me siento una mujer completa, llena,
feliz y eufórica de pasión, ¡vaya que sí! Que aunque me da mucho apuro
reconocerlo, me he vuelto una mujer descarada y atrevida…Después de veintiocho
años viuda de repente mi corazón volvió a latir de amor…Y me da mucha vergüenza
tener estos sentimientos, no me pega, se supone que una con los años ya no
tiene tanta necesidad de besos y abrazos y menos de eso que me da tanta cosilla
nombrarla que ni me atrevo, ¿qué hago? No sé qué hacer, ni qué rumbo tomar. Mi
vida ha dado un giro de noventa grados, pues hace ya tanto tiempo que no sé de
roces de manos, que me intimida hasta pensarlo...Por las caderas, las piernas y
menos de caricias entre ellas…pero es que de repente siento todo mi cuerpo
arder de pasión, ¡madre mía! Lo he dicho, se me ha escapado una frase llenita
de fuego…y de pecado…¡Ay Dios mío! ¿cómo me ha podido pasar esto a mí? ¿Qué le
voy a decir a mis hijos? Además que soy abuela de una niña preciosa... Estaba
acostumbrada a vivir como una solterona, y tenía un grupito de amigas más o
menos como yo. Sólo algunas, las más espabiladas y atrevidas conocieron pareja
en la clase de Pilates, y se dan unos aires…y unos rocetones en los bailes de
los viernes por las tardes…Esas son las que yo criticaba, y ahora mírame a
mí…Ahora resulta que he conocido a un hombre de sesenta años, tan sólo me lleva
cuatro, total no es muy mayor y me dice unas cosas de bonitas…Me hace sentir
como cuando era una jovencita, que mil mariposas bailotean en mi pecho…¡Qué
corte me da oírlo! Y no sé porqué…será que no estoy acostumbrada a que me
piropeen de esas manera…con tanto ardor…Me ruborizo hasta cuando me mira, pero
me da una risa ver esas chispa en sus ojos, la misma que tengo en los míos que
cuando me miro al espejo me brillan como dos lucesitas, parecen como si quisieran
llorar porque se me llenan de lágrimas…Son lágrimas de emoción que se asoman al
balcón de la vida, pues desde que lo conocí, algo cambió para mí…Pensaba que ya
era muy mayor…además es que no soy nada agraciada…Soy bajita y muy blanquita de
piel, más bien rellenita y tengo muy poco pecho, en fin, que no estoy para dar
saltos, ni tampoco tengo un tipazo de esos como para llamar la atención de los
hombres. Francamente nunca me han dicho un piropo, en realidad más bien he
pasado toda la vida desapercibida...abulto tan poquito, no sé cómo me casé… Era
un vecino del pueblo, nos criamos juntos, desde chiquillos, más bien era el
cariño lo que nos unió, cariño de hermanos, pues comparándolo al que siento
ahora, es tan diferente…Tuve dos hijos, dos varones que se han criado sin su
padre…y me quedé sin él, y sin sus besos de buenas noches y he pasado llorando
y penando lo que no está en los escritos… y un frío…todas las noches vacías
para mí…son muy tristes las noches para una madre jovencita y con ganas, porque
mira que me he quedado con ganas, y gracias a Dios que con los niños se me
olvidaba la pena, y mira ahora a mis años, resulta que me apunto a un gimnasio
y conozco a un viudo solitario, como yo, y entre charlas, nos hemos hecho
amigos y un poco más…Estoy enamorada, muy enamorada, y me siento joven y
dinámica, si, si, porque derrocho locura de amor, alegría de vivir y muchas
ganas de saltar…Siento electricidad en todo mi cuerpo, porque cuando camino me
da un no sé qué, que no lo puedo explicar, pero que quisiera gritar y gritar
con todas las fuerzas de mi ser, ¡Dios mío qué facil es querer! Mi corazón late
con las ganas de una potranca, y mi alma está llenita de pompas de jabón, y mi
cabeza…¡ay mi cabeza! Se me llenan de fantasías eróticas porque se me ocurren
unas cosas que no me atrevo ni a decir…pero desde que me levanto hasta que me
acuesto tengo ganas de cantar y bailar…pegados…y me da una risa…Todas las
tardes coincidimos en la clase de yoga y siempre se pone a mi lado, me guiña un
ojo y me dice que lo tengo loco, loquito, loco…Y a mí me recorre unos
cosquilleos por el cuerpo, que no sé cómo no me tiro para él y me lo como a
besos, y el corazón parece que se me va a salir del pecho…El caso es que
después de un mes conociéndonos, me ha preguntado si quiero ser su pareja hasta
que Dios quiera…Y por eso tengo unos nervios y una vergüenza que no sé cómo voy
a seguir, pero que al final me convenció para hacer un viaje a Galicia… Y nada
más llegar al hotel, ¡madre mía la fiera que salió de mi cuerpo! Me lo comí a
besos, lo abracé entero y lo arrastré para mis adentros…y me apagó el fuego que
me estaba quemando todo el cuerpo...
viernes, 25 de septiembre de 2015
domingo, 20 de septiembre de 2015
ESE BESO QUE ME ROBASTE.- (MICRORRELATO)
Es inevitable todo éste tormento que
siento de noche y de día como si me estuvieras reclamando desde lo más hondo de
tu cuerpo, que ya sin ti apenas me veo en mi existir…Mil mariposas en mi pecho danzando
al ritmo de mis latidos cuando paso por tu lado como si nunca me hubieras
besado…Ese beso que me robaste una mañana de sábado que ni siquiera sabía que
existía, fue el comienzo de la gran aventura de mi vida y empecé a deshojar la
margarita, apoderándose cada día más de mi alma, pensando que ya no podremos
seguir viviendo esta utopía sin pasado ni futuro, pues tan sólo es un presente
incipiente…Mi alma palpita o es mi corazón quizás el que late cuando oigo pasos
ligeros tras de mí, pensando siempre que pueda ser tú, que lo mismo que yo,
sienta el peso de ésta soledad que nos pesa cada día más…Y por eso paseo por
lugares solitarios donde poderte encontrar. Son tan tristes los días sin ti,
que apenas puedo caminar relajada. Necesito tus besos y abrazos, verte a todas
horas y que me digas te quiero vida mía…¡Qué cosas me ocurren! Es la misma
sensación de cuando era una jovencita, que siento un vacío en el estómago, un
sinvivir, un desaliento, como si ya no tuviera la capacidad de contenerme más
que para ti…Me haces falta...es una agonía constante las veces que te pienso,
mi amor, pues continuamente estás habitando mi mente como un ocupa, esos que no
tienen cobijo y yacen dentro de otros cuerpos…En el mío…Dentro de mi pecho,
entre las costillas apretándome los pulmones, que a veces me quedo sin aire
porque tú te lo respiras todo para ti, como si fuéramos una misma persona
viviendo con un solo corazón…Dos almas gemelas que se necesitan para poder
andar el camino de la naturaleza, como dos piernas en vez de cuatro, y los
brazos y las manos éstas que tengo para seguir el pulso de tus latidos, que ya
no distingo si es el mío o es que me lo ordena tu mente desde lejos, ¡qué cosas
más extrañas! Debe ser ya que nos acostumbramos a estar siempre tan juntos y
separados, que cuando no te veo un día nada más, es como si fueran muchos, pues
más ganas tengo de ti…Y cuando ya te tengo te como a besos y con más ganas me
quedo…Y por eso me encuentro de nuevo aquí, sufriendo, viéndote frente a mí,
esperándome, como siempre…Se me rompía el alma de no poderte decir nada, tan
sólo como estabas ahí mi amor, y yo aquí guardándome de ti para no salir
corriendo y decirte al oído…Hoy no podré estar contigo, pero mañana si…Y cuando
llegó la mañana, me desperté antes del alba y corrí, ¡vaya que corrí! Que corrí
como una colegiala en busca de su chico, dándoles alas a mi cabeza y a mis
piernas, hasta que llegué a la cita de siempre y ahí no estabas tú…Me quedé
sola esperándote, allí donde nuestras piernas se enredaron entre los cañaverales
del infierno aquél… Nos perdimos en el laberinto de la ciudad, seguí mi camino
y no te pude encontrar…Y yo aquí buscándote por calles solitarias…Están vacías,
sin alma, tan sólo yo mirando por todas partes, a ver si te encontraba, tenía
tantas ganas de estar contigo que hasta me atreví a llamarte con el
pensamiento, ¡fíjate como te quiero! Que a veces creo que te atraigo con la
fuerza de mi deseo...Y te veo venir hacia mí con ese mirar tuyo tan especial
que sin palabras me dice cuánto me quieres...Y siento tus manos junto a las
mías que me dicen sin palabras cuánto me deseas y cómo me necesitas…Lo mismo
que yo a ti que ya hace tiempo que no te tengo entre mis brazos mi amor, y se
me quedan las piernas vacías de no poderte atrapar en un abrazo de ardiente pasión…
Y te tengo, ¡vaya que sí! Que me buscas, ¡siempre me buscas con los ojos y el
cuerpo entero! Hasta con el alma me envías palabras llenitas de rabia por no
encontrarme por ninguna parte, porque me lo transmiten las hojas de lo árboles
y el aire que me dice…¿dónde estás chiquilla? Aparece ya chiquita mía…Lo sé, lo
sé….Son tus deseos vehemente que me ahogan, me asfixian y me oprimen el pecho
con tu boca y lo que siento alrededor de mi cuerpo, ¡vente conmigo al huerto!
Si allí donde está el fruto prohibido…Hay sombras en los caminos, están detrás
de los árboles, son los latidos de tus sentidos que vienen conmigo y no paran
de decirme, cuando más te veo, más te miro y más te quiero…Te necesito y quiero
vivir contigo…Sabía que me estarías buscando, me lo decía el viento, son las
corazonadas que nunca mienten... Y por eso aligeré el paso y de repente te ví frente a mí,
venías hacía mí y nuestros alientos se cruzaron con el temperamento de los
deseos y nuestros ojos se hablaron con la mirada llena de pícara sonrisa…
Estabas dando vueltas por todas las callejuelas estrechas, esas que nos alejan
de las miradas curiosas de ver a un hombre y una mujer de edad madura
entregadas al apasionado abrazo de los jóvenes enamorados, como si eso fuera
patrimonio de la juventud y los mayores estar sentados en fila en un banco o
alrededor de una mesa jugando al mus…y nada más…Estabas desesperado por darme
ese beso que tanto te gusta de mí, y estuviste toda la mañana buscándolo hasta
que lo pudiste encontrar, y cada vez que te acercabas, yo no paraba de reír,
¡madre mía, qué locura desatas en mí! Tan sólo por no darte ese beso que a mí
me quemaba en los labios, y que tú querías apagármelo con tu boca siempre
hambrienta de mi…
jueves, 10 de septiembre de 2015
AMORES PROHIBIDOS.- (MICRORRELATO)
¡Cómo será que me sigues esperando! Me conoces tan
bien que aún estás ahí, ¡qué paciencia por Dios! Y yo aquí con las manos atadas
sin saber qué hacer ni a donde ir, porque ya lo sabes todo de mí y siento hasta
tus jadeos, ¡fíjate! Y lo peor es que hasta me gustan, me hacen sentir viva, lo
mismo que cuando iba al instituto. Ése sentimiento tan dulce y bello es igual
que el que ahora mismo siento, viniéndome a la memoria aquellas salidas de
clase, cuando tú me esperabas a la hora del recreo, ¡vaya que sí! Que te
escapabas para verme pasar con mis compañeras de curso, cuando nos íbamos
corriendo a comprar en la bodeguilla más cercana los bocadillos de mortadela,
¡qué rica estaba y cuántos nos reíamos con vosotros! Siempre detrás,
persiguiéndonos por toda la plaza, diciéndonos cosas bonitas que nos sonrojaban
y nos encantaban a la vez, en un cosquilleo tan lindo, madre mía, tan lindo que
aún lo puedo atrapar en el tiempo a pesar de haber pasado los años, sintiendo
mil mariposas aleteando a tropel en mi pecho y en mi piel…Como en éste hermoso
momento que ando perdiéndome por las callejuelas estrechas, buscándote con la
mirada y la sonrisa puesta tras de mí, oyendo algo que me haga pensar que a mi
lado estás, como cuando toses o silbas muy bajito para que te pueda encontrar…Y
te encontraba, ¡vaya que sí! Que te has parado descaradamente, te has acercado
y sin más preámbulos, me has pasado el brazo por la cintura y me has levantado
la cara, dándome un besazo en los labios que me has dejado la boca seca, muda y
hambrienta…y con ganas de más…Como aquellas mañanas otoñales que nos
escabullíamos de las manos corriendo, corriendo por cualquier escondite para
darnos un beso o dos precipitadamente, con el corazón acelerado, muertos de miedo
pensando que nos pudieran pillar in fraganti…Hasta que nos metíamos en el
primer portal que tenía la puerta abierta y tras ella nos abrazábamos como dos
locos, llenándonos el cuello todo lleno de rosetones, y qué mal lo pasaba
tapándomelos con el pelo para que mis padres no pudieran vérmelos…Y luego los
labios con los besos más largos y sabrosos del mundo, ¡qué ricos estaban y qué
buenos! Tenían un sabor tan dulce, madre mía, tan dulce como los caramelos de
coco, esos que sabían a poco…Los mismos besos que nos damos ahora en cualquier
rincón que me saben a cerezas…y me aceleras el corazón…Y ahora no tengo ni
padres ni rosetones que taparme con la melena porque me los deja grabados
dentro de ella…Clavaditos como puñales en mi pecho, rojos como la carne y los
derramo en ésta palabras como si fueran lágrimas de sangre...Hasta que oíamos
los pasos, allí los dos apretados cuerpo contra cuerpo, aguantando la
respiración, brazos y piernas retorcidas en un nudo de pasión…Y salíamos en
estampidas como si fuéramos dos ladrones, alerta como estábamos de robarnos un
par de besos que entonces estaban prohibidos…o eran pecado…¡Madre mía qué
tiempos aquellos! Aún lo recuerdo como si fuera un juego, el juego de los
enamorados, el más peligroso de todos los juegos prohibidos, como si el amor
ese que sentíamos el uno por el otro fueran el mayor de los delitos…Ya no se
oyen pasos que espante, ni hay nadie subiendo en el ascensor…Que aún seguimos
buscando esos escondrijos con el temor de que sea prohibido o pecado lo que sentimos…Pues
ya no nos conformamos con una mirada ni con dos besos tirados al aire, desde
lejos, sino que queremos atraparlos en los labios, enroscados en un
interminable abrazo de tirabuzón, que nos enturbia y nos enredan las pasiones
ocultas y nos tiene todo el cuerpo en constante tensión, como si fuéramos dos
colosos en llamas…Tan ardientes son los sentimientos que nos queman y nos
arrasan, y que nos provocan cada vez que nos cruzamos en una turbulenta
llamarada, que no hay ni agua ni fuentes que apaguen lo que callan nuestra
boca, que voy como una quinceañera tras las huellas que vas dejando en el aire
que respiro, ¡madre mía qué bonito, qué bonito! Que yo sienta todavía como
cuando era una alumna del instituto…Que hasta una leve brisa me acaricia la
mejilla y me sopla en el oído, te quiero, te quiero amor mío…Son las flechas de
cupido que hasta en el corazón me han llegado con la fuerza de tu
pasión…Pasiones que anidan en mi alma y que nunca me dejan tirada, siempre ahí,
pendientes de mí, que no quieren callar las palabras que me buscan y me
aclaman…¡Corre, corre, corre! No te detengas, no mires atrás, que aquí hay unos
abrazos que nunca tuvieron los besos de su amado, porque otros hombres te lo
robaron…Son los primeros roces y sólo tenía quince años, los más bonitos años
de una vida…Vida alegre, vida bonita y bella…Vida despreocupada de todo, tan
sólo la risa era mi compañera y de todas mis amigas, ¡qué alegría madre mía!
Loca juventud, cuando se empieza a tontear con el chico más guapo de la
pandilla…Y nos besamos y nos rozamos, cayendo en la trampa de la curiosidad,
provocándonos a ir cada día un poco más allá…Fue la pasión la que nos puso la
zancadilla y nos casaron deprisa y corriendo para no dar lugar a las
habladurías…Y por eso ahora estoy aquí…Son los amores prohibidos y llenitos de
pecados, los más ricos y más buscados…Los que me atrapan los cinco sentidos…
martes, 8 de septiembre de 2015
SUSPIROS DE AMOR.- (MICRORRELATO)
¡Cómo me gustan
las calles! Y éste aire fresco
que se respira al caminar es tan saludable, que
cada mañana besa mis mejillas, y tú ahí
vigilándome, acechándome como lobo solitario…
Me lo dicen las caricias de tus manos, tus besos y
tus abrazos apasionados…No me extrañes mi
amor, no me llames más y déjame caminar con las
letras que atrapo al azar…Son los suspiros de
amor que vagan como ánimas benditas buscando
a quien llorar sus penas…Aventuras de mujeres
esclavas del ambiente que las rodean, quizás una
gran ciudad, un pueblo, no lo sé, pero yo las
vengo a liberar para que sus almas descansen en
paz…Cuéntame tus pecados mujer, no te
avergüences de haber amado, y verás que con mi
pluma mensajera llegarás a esa cita secreta que te
dejaste si acudir, que tus penas son las mías y tu
llanto mi sufrir…Deja tu alma volar, echa tus
lágrimas al viento, que todo lo que se hace con
amor es porque lo dicta el corazón abierto…Deja
que me explaye por los senderos sin ritmo ni
sentido, que así las palabras olvidadas acudirán a
mi cabeza con el aire que acaricia mis
pelambreras y se apoderan de mi mente de una
manera loca, loca…Míralas allá en lo alto, vienen
raudas y ligeras, impulsadas por pasiones de las
vidas secretas que nunca encontraron los besos y
abrazos de sus amados…Tenía un marido muy
bruto, siempre estaba tumbado viendo la tele o
roncando, ya no me hace caso y además cuando
se espabila se va a los bares a pasear por el centro
y a mirar a las jovencitas…Y a ella la tiene
apagada, encerrada y sin salir de casa…Tenía que
escapar de éste submundo en el cual me veía
inmersa cada día más, de tal manera que ya no
sabía distinguir la fantasía de la realidad,
arrastrándome a una vida que ya no quería vivir…
Corred, volad, venid pronto antes que me las
roben y me las quiten, se las lleve la ventolera y
las enreden entre los pasadizos de las
corrientes…Y por eso ella se ha vestido con sus
mejores galas, se ha perfumado y se ha ido a
buscar lo que no tiene en su alma, quiere liberar
las pasiones que la ahogan, la oprimen y la
matan…Y un hombre muy guapo le ha tirado los
tejos y por eso se ha hecho ilusiones y aunque es
mucho más joven que ella, lo tiene loquito,
loquito…Le dice que la encuentra muy bella, que
está para comérsela y que tiene un cuerpazo
divino y unas piernas que quitan el hipo, y se ha
quedado prendado de sus ojos y de sus labios
carnosos…Y nada más que por eso se ha
enamorado como una chica de dieciocho años y
ahora no para de canturrear por toda la casa y su
marido se la queda mirando como si fuera una
extraña…Y ella le sonríe, suspira y pasa por su
lado como si nada…Ahora se siente viva, ardiente
y llena de fantasía y lo único que quiere es estar al
lado de ese hombre el resto de su vida, porque le
ha arrancado del alma los suspiros de amor con la
llama de su pasión…Y por eso ha salido
corriendo para escapar de la agonía que estaba
viviendo…Sigue, no te pares, que mi pluma está
que arde...Me llevaba, me dejaba convencer por
esas pasiones ocultas y atractivas que veía en sus
ojos llenos de ardiente fulgor, confundiendo el
deseo con el amor…Quiero quererte a mi lado
porque me lo pide el cuerpo y no para darle gusto
al tuyo, que ya no quiero estar contigo cuando me
arden los malos pensamientos, todos verdes y
llenos de carnaza que me entra en el cuerpo
cuando te veo…Tiras de mí cada vez con más
fuerza, con ese hilo rojo que nos une y se tensa y
nunca cede…Y yo aquí, sola, llena de flaquezas,
y mira que me gusta, ¡eh! porque me encanta y
me agota tanta agonía por hacerme tuya, que me
estás robando el alma entera, y hasta los
pensamientos me quieres averiguar para tenerme
a tus pies siempre, siempre, como si de mí
dependiera el que encuentre paz…Te huelo, ¡vaya
que sí! Que te huelo en el ambiente que llega a mí
con el aroma que desprenden tus deseos ardientes,
siempre alerta y latentes a mis pasos cuando ando
buscando un poco de paz para este atormentado
corazón, que late al ritmo de los dos, porque tu
corazón me pertenece, ¿te enteras? Porque yo te
presiento, ¿sabes? Y oigo tus latidos como si
estuvieras conmigo gritándome al oído…¡No me
dejes vida mía! ¡No me abandones nunca que me
muero, me muero…! Y eso me hace temblar, ¿te
enteras? Que me asusta mucho porque yo quiero
estar contigo porque tenga ganas de ti, pero no
porque te sienta sufrir…Quiero ser libre como las
gaviotas volando sobre el mar, quiero ser libre
como el viento, no quiero ataduras y menos ser la
esclava de tus sentimientos, que me arrastran y
me llevan hacia las pendientes para despeñarnos,
yo quiero estar contigo porque lo desee con toda
mi alma, no por lástima…No puedo ser la estrella
que guía tu camino, ni tampoco tu salvavidas, tan
sólo soy una mujer enamorada de las letras que
andan sueltas, buscando quien las compongan en
frases hechas para ahuyentar las penas de esas
almas errantes, que se dejaron historias sin acabar
porque les fueron arrebatadas la vida, o quizás no
llegaron a una cita secreta, donde un amante
desesperado todavía las están esperando…Pobre
infeliz, que ahora me espera a mí con la mirada
perdida en el horizonte suspirando por llegar a
ella…y por mis letras...
que se respira al caminar es tan saludable, que
cada mañana besa mis mejillas, y tú ahí
vigilándome, acechándome como lobo solitario…
Me lo dicen las caricias de tus manos, tus besos y
tus abrazos apasionados…No me extrañes mi
amor, no me llames más y déjame caminar con las
letras que atrapo al azar…Son los suspiros de
amor que vagan como ánimas benditas buscando
a quien llorar sus penas…Aventuras de mujeres
esclavas del ambiente que las rodean, quizás una
gran ciudad, un pueblo, no lo sé, pero yo las
vengo a liberar para que sus almas descansen en
paz…Cuéntame tus pecados mujer, no te
avergüences de haber amado, y verás que con mi
pluma mensajera llegarás a esa cita secreta que te
dejaste si acudir, que tus penas son las mías y tu
llanto mi sufrir…Deja tu alma volar, echa tus
lágrimas al viento, que todo lo que se hace con
amor es porque lo dicta el corazón abierto…Deja
que me explaye por los senderos sin ritmo ni
sentido, que así las palabras olvidadas acudirán a
mi cabeza con el aire que acaricia mis
pelambreras y se apoderan de mi mente de una
manera loca, loca…Míralas allá en lo alto, vienen
raudas y ligeras, impulsadas por pasiones de las
vidas secretas que nunca encontraron los besos y
abrazos de sus amados…Tenía un marido muy
bruto, siempre estaba tumbado viendo la tele o
roncando, ya no me hace caso y además cuando
se espabila se va a los bares a pasear por el centro
y a mirar a las jovencitas…Y a ella la tiene
apagada, encerrada y sin salir de casa…Tenía que
escapar de éste submundo en el cual me veía
inmersa cada día más, de tal manera que ya no
sabía distinguir la fantasía de la realidad,
arrastrándome a una vida que ya no quería vivir…
Corred, volad, venid pronto antes que me las
roben y me las quiten, se las lleve la ventolera y
las enreden entre los pasadizos de las
corrientes…Y por eso ella se ha vestido con sus
mejores galas, se ha perfumado y se ha ido a
buscar lo que no tiene en su alma, quiere liberar
las pasiones que la ahogan, la oprimen y la
matan…Y un hombre muy guapo le ha tirado los
tejos y por eso se ha hecho ilusiones y aunque es
mucho más joven que ella, lo tiene loquito,
loquito…Le dice que la encuentra muy bella, que
está para comérsela y que tiene un cuerpazo
divino y unas piernas que quitan el hipo, y se ha
quedado prendado de sus ojos y de sus labios
carnosos…Y nada más que por eso se ha
enamorado como una chica de dieciocho años y
ahora no para de canturrear por toda la casa y su
marido se la queda mirando como si fuera una
extraña…Y ella le sonríe, suspira y pasa por su
lado como si nada…Ahora se siente viva, ardiente
y llena de fantasía y lo único que quiere es estar al
lado de ese hombre el resto de su vida, porque le
ha arrancado del alma los suspiros de amor con la
llama de su pasión…Y por eso ha salido
corriendo para escapar de la agonía que estaba
viviendo…Sigue, no te pares, que mi pluma está
que arde...Me llevaba, me dejaba convencer por
esas pasiones ocultas y atractivas que veía en sus
ojos llenos de ardiente fulgor, confundiendo el
deseo con el amor…Quiero quererte a mi lado
porque me lo pide el cuerpo y no para darle gusto
al tuyo, que ya no quiero estar contigo cuando me
arden los malos pensamientos, todos verdes y
llenos de carnaza que me entra en el cuerpo
cuando te veo…Tiras de mí cada vez con más
fuerza, con ese hilo rojo que nos une y se tensa y
nunca cede…Y yo aquí, sola, llena de flaquezas,
y mira que me gusta, ¡eh! porque me encanta y
me agota tanta agonía por hacerme tuya, que me
estás robando el alma entera, y hasta los
pensamientos me quieres averiguar para tenerme
a tus pies siempre, siempre, como si de mí
dependiera el que encuentre paz…Te huelo, ¡vaya
que sí! Que te huelo en el ambiente que llega a mí
con el aroma que desprenden tus deseos ardientes,
siempre alerta y latentes a mis pasos cuando ando
buscando un poco de paz para este atormentado
corazón, que late al ritmo de los dos, porque tu
corazón me pertenece, ¿te enteras? Porque yo te
presiento, ¿sabes? Y oigo tus latidos como si
estuvieras conmigo gritándome al oído…¡No me
dejes vida mía! ¡No me abandones nunca que me
muero, me muero…! Y eso me hace temblar, ¿te
enteras? Que me asusta mucho porque yo quiero
estar contigo porque tenga ganas de ti, pero no
porque te sienta sufrir…Quiero ser libre como las
gaviotas volando sobre el mar, quiero ser libre
como el viento, no quiero ataduras y menos ser la
esclava de tus sentimientos, que me arrastran y
me llevan hacia las pendientes para despeñarnos,
yo quiero estar contigo porque lo desee con toda
mi alma, no por lástima…No puedo ser la estrella
que guía tu camino, ni tampoco tu salvavidas, tan
sólo soy una mujer enamorada de las letras que
andan sueltas, buscando quien las compongan en
frases hechas para ahuyentar las penas de esas
almas errantes, que se dejaron historias sin acabar
porque les fueron arrebatadas la vida, o quizás no
llegaron a una cita secreta, donde un amante
desesperado todavía las están esperando…Pobre
infeliz, que ahora me espera a mí con la mirada
perdida en el horizonte suspirando por llegar a
ella…y por mis letras...
domingo, 6 de septiembre de 2015
LA CUESTA DE LOS PECADOS.- (MICRORRELATO)
Me
perdí en una montaña donde una mañana más de mil besos te di, y te busco donde
las letras de mis flaquezas, llenando aventuras con la odisea de mis
desventuras, narrando historias con las pasiones hechas en el camino de tierra
donde cada piedra me habla con la agonía de sus huellas…Son vidas indiscretas,
ajenas a los quejidos que dibujan el paisaje en suspiros de amor, quizás
algunas lágrimas en una margarita cayó, esa que a los quince años una jovencita
deshojó…Me quiere, si o no, me quiere si, o no…¡Ay Señor mío! A veces confundo
la fantasía con la realidad, viniéndome a la memoria las travesuras de mi loca
identidad, como si la cordura no fuera capaz de traspasar los límites de la
civilizada sociedad…No quisiera que el libre albedrío de la sinrazón que me
embarga, me dejara atrapada en un sueño infinito de romanticismo, como si no
pudiera seguir adelante con la vida que me envuelve en ésta eterna aventura,
donde alma, corazón y mente se dan la mano caminando por la vida como si fueran
tres niñas traviesas a las que nunca les cansa jugar, escondiéndose tras la ilusión,
y que cada vez que la encuentro me hace vivir una juventud sin límites en las
letras de mi descabellada edad…No me tientes tanto, no me busques con esa
mirada llena de agonía, que al final caeré en tus brazos y me convertiré en una
mujer despiadada y te arrancaré los suspiros del alma, con la fuerza de mis
palabras…No quisiera dejarlas escapar porque sería morir poco a poco y de qué
me serviría éste despojo de alma errante que me encuentro en el aire mirándome
a los ojos, como suplicándome un poco de piedad para que las deje volar en las
escenas de los amores prohibidos, ya que lícitos son perfectos y bien avenidos
para algunas esposas y maridos, donde en el interior de sus almas, ya está todo
dicho cuando se marchan los hijos y llegan los nietos para alegría de los
abuelos…Y esa mujer entrada en años, que cada día se le escapa la vida de las
manos suspirando…Tiene el corazón atormentado porque dice que ya nadie le hace
caso, y ella se siente bonita, joven, alegre, risueña, es como esos cascabeles
que aunque un poco oxidados, si los agita, suenan como mil campanillas…Busca
por las calles y avenidas las pasiones ocultas que nunca echó de su vida y
jamás estrenó…Vida incompleta para ella y sus entretelas, que una gran pasión encierra
deseando darle rienda suelta brincando por los montes como cabra pirenaica, en una
aventura escandalosa y secreta… Tanto miedo tiene echarlas fuera creyendo que
es pecado y se para…Aceite, lentejas, pescado y una docena de clavellinas para
que adornen mi salita…Tengo que seguir, tengo que seguir, que no se me olviden
los tomates y una ramita de perejil…Pero un día conoció a un hombre que la
miró, le dijo un piropo y la enamoró…Y ahora canta, ahora baila y ahora se
siente como una adolescente…Corre, corre, ¡espérame, que ya llego! Y ya está él
allí, ya lo he visto, ya me ha visto él, ¡que lo quiero, que me quiere, y qué
guapo es! ¡Qué cosas me pasan por Dios! ¿Cómo me habré enamorado siendo tan
mayor él y entrada en años yo? Lo quiero, si, si, y no sé por qué…Me hace señas
con una margarita en alto y cuando llego a su lado me sonríe y me coge de las
manos y si nadie nos mira, nos agarramos de la cintura y me arrastra tras los
árboles y nos besamos como jóvenes enamorados…Y en el oído me dice cosas
bonitas y me acaricia la espalda y muy despacito desliza la palma hacia más
abajo exclamando, ¡madre mía, qué rica está mi niña! Y me cuenta picardía y a
mí me da la risa…Lo mismo que cuando era una chiquilla y los niños del barrio
trepaban a los árboles con las cuerdas que amarraban en lo alto, y dos abajo
lanzándola hasta que quedaban unos columpios perfectos, y nosotras nos
sentábamos con cartones para que no nos dolieran las posaderas y ¡arriba y
abajo, arriba y abajo! Y ellos muertos de risa nos empujaban cada vez con más
fuerza rozándonos el culo, ¡arriba y abajo! ¡Y qué alegría! Todas las niñas
gritando con la cabeza hacia abajo y las piernas hacia el cielo apuntando…Y
seguíamos caminando con sus besos en mis mejillas, en mi pecho y bajo las
caderas, donde mil primaveras afloraban en mi rostro en un rubor encendido como
pétalos en flor… Y me mira a los ojos que sonreían al cielo como en el columpio
aquél tan olvidado de arriba y abajo, mientras los perros ladrando a lo lejos…Y
nos agachamos, y nos tumbamos y nos besamos enroscándonos como dos lagartos
rodando y rodando cuesta abajo…Callados, silencio que llega el jardinero…Y
todas las niñas chillando en los bancos de los jardines con los vestidos alzados,
jugando a los médicos con los niños que
nos auscultaban el pecho y nos ponían una inyección…Y nos reímos los dos,
entregados a la urgencia de la pasión…Y me sienta sobre sus rodillas y me
abraza con todas sus fuerzas, apretándome toda entera como si quisiera que le
atravesara las costillas, y me quedara entre pecho y espalda y me dice muy
bajito…Así, así quiero estar toda la vida, abrazadito a ti…Eres el aliento que
me hace vivir, no me dejes nunca…Y me aspirabas, me olías y me quitabas las
hojas secas que se enredaban por mi melena…Y me alzaba por la cintura y me
retenía entre sus brazos con un lento beso en los labios, y antes de salir de
aquellas ramas, me alisaba la falda y me ayudaba con la mano a subir la cuesta
de los pecados…Y juntos de nuevo regresábamos por la montaña, donde una mañana más
de mil besos te di…
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