Estaba desesperada por las noticias
que últimamente se oían en todas las emisoras radiofónicas acerca de la
corrupción. Los recortes y el paro se llevaban la palma. Los debates políticos
eran demoledores. Nadie se ponía de acuerdo. Europa estaba invadida por la
crisis. Los Estados Unidos también, y para colmo, el tema de los inmigrantes
subsaharianos estaba llegando a límites insostenibles por la cantidad de gente
y lo peligroso que era. Precisamente esa mañana tenía que llevar los resultados
de una ecografía mamaria al ginecólogo y entre la preocupación por el
diagnóstico y lo que estaba escuchando en la radio mientras desayunaba, se me
llenó la cabeza de unas ideas de lo más extravagantes. Camino de la clínica, no
sé si por justificar mis dudas referentes a los resultados, vaya usted a saber,
el caso es que lo vi más claro que nunca. Me puse a deletrear en el aire en
menos que canta un gallo. Envié a todos mis avatares a recorrer el universo.
Tenían que dar la voz ante de que esto estallara. No había trabajo. Las enfermedades
asolaban a medio mundo. Los inmigrantes se encaramaban a las bayas de Ceuta y
Melilla. Muchos sucumbían ante el hambre y la sed. Los más débiles caían
abatidos. Otros se lastimaban los pies y las manos. No les importaban. Estaban
dispuestos a todo. No tenían nada que perder. En su país de origen el hambre y
la enfermedad los mataban por minutos. No lo pensé ni un instante. Reclamé a
múltiples personajes a difundir que les daba trabajo. Llegaron a miles. Tuve
que hacer una criba en la cual se requerían varios requisitos. Simples
preguntas acerca de si tenían ilusiones y esperanzas. Unos ideales para poder
triunfar. Ante todo no quería ni vagos, ni drogadictos, ni alcohólicos. Esto
era serio. Teníamos el mundo en nuestras manos y no podíamos permitirnos el
lujo de perder más tiempo. Llegaron médicos de todos los rincones del mundo.
Mentalmente pinté un boceto de los pasos a seguir y se me ocurrió la noticia
que iba a revolucionar todas las redes sociales. A mi regreso me lancé de lleno
sobre mi ordenador. Hice un llamamiento con las siglas SOS a través de
Internet. Enseguida recibí más de un millón de respuestas preguntando qué era
lo que ocurría. Muy calmadamente les dije que teníamos que teníamos que hacer
un milagro. Era nuestra obligación. Así que envié el mismo mensaje a todos mis
contactos y como éramos tanto reunimos un tesoro incalculable de comentarios.
Como no podía pararme en leerlos todos, les pedí que necesitaba sus currículum,
porque el trabajo era lo más interesante. Se necesitaban médicos, profesores,
arquitectos, ingenieros, electricista, albañiles, carpinteros, agricultores, incluso
gente del medio ambiente y escritores. A mi llamada se unieron a la causa común
los hombres más ricos del mundo que hartos de zánganos entregaron todo su
capital a la obra universal que teníamos que fundar. No pasó ni una hora y las
redes se colisionaron al momento. Se presentaron miles de millones de gente de
todas las edades, razas y naciones. Por supuesto de ambos sexos. La mayoría
parados. Me daba igual. A mí sólo me interesaban los mejores. Mandé a mis
avatares que hicieran una criba para seleccionar a los más inteligentes y
preparados, pues de ello dependía el buen milagro. Una vez echa la elección
tenía que dilucidar la trama que se me había ocurrido, pero antes tuve que leer
sus propuesta, preguntas y me llamó mucho la atención que la mayoría coincidían
en para qué se necesitaba un escritor. He ahí, el Quid de la cuestión.
Necesitamos un escritor para que escriba éste gran Sueño. Un sueño lleno de
esperanza para que la humanidad no desespere y que si los inmigrantes salen
huyendo de la miseria, unamos nuestras fuerzas y ayudemos entre todos a
construir una tierra hermosa y llena de riquezas para que no salgan de ella, sino
todo lo contrario, que haya tanto trabajo para que sean los otros los que vayan
a ella…. Saquemos de ese continente lo mejor que pueda dar sus tierras. Lo
mismo que el pueblo americano, fundemos un país rico y llenito de esperanza,
sueños y abundancias...
viernes, 15 de agosto de 2014
martes, 12 de agosto de 2014
ME DECEPCIONASTE.- (MICRORRELATO)
Me miraste y me enamoré… Empezaste a
mirarme y yo caí como una colegiala, y eso que me guardé de ti, porque en el
fondo sabía que aquello no estaba bien, pero caí rendida a tus pies. Luché y
luché contra la aventura de mí ser, pero era tan emocionante aquello que tú me
ofrecías con la mirada y que yo necesitaba tanto en aquellos momentos… Fíjate,
ahora me asaltan las dudas después de tantos encuentros de arrebatos
diabólicos, porque estos sentimientos nuestros no eran normales, ¡eran
terroríficos! Vamos que estaba siempre muerta de miedo y todavía no sé porqué
me arrastraban tanto a tus brazos, a esos besos retorcidos y nerviosos… Ni
siquiera sé por qué me dejé llevar por tu mirar, ese mirar tan fogoso que
tienes, esa mirada tan penetrante, siempre escrutando cada rincón de mis
pensamientos, como si quisieras saber más de mí que yo misma, como si quisieras
llevarme a tus adentros misteriosos, llenos de suspenses… picardías… Era un
interrogatorio constante de preguntas y respuestas, ¡pero tus respuestas,
porque a mí ni me daba tiempo! Antes de reaccionar, ya me estabas arrastrando
hasta el infierno…a tu infierno…Me quieres llevar contigo. Me lo dijiste una
vez, ¿te acuerdas? Me dijiste que ya no me soltarías…Tengo miedo de ti. Tengo
miedo de ese querer tuyo tan posesivo, tan exclusivo, tan ansioso. Temo
perderme en tu locura y no poder salir de éste laberinto infernal de
ultratumba, porque este vivir nuestro no es natural ni humano. Va más allá de
los límites de la realidad. Es como si viviéramos el uno dentro del otro,
siempre unidos por ese hilo mental que traspasa las piernas y los brazos, las
venas, como si fuera la sangre de mis venas y yo de las tuyas, en el pecho tu
corazón latiendo al ritmo del mío… hasta ahora… Temo que no quieras comprender
que ya se acabó, porque me has defraudado y ya no te quiero… Me decepcionaste
mi amor, me llevé un desengaño contigo y ya no te quiero, ¡me he desilusionado!
Ya no hay marcha atrás, ¡se acabó y se acabó! ¡Hala! ¡Fuera de mi vida! No te
conozco. Ya no sé ni quién eres. Un extraño, si, si, un verdadero extraño,
déjame en paz de una vez. No vuelvas a seguirme, ni me esperes, ni estés como
un perrito faldero tras de mi. No lo soporto, no me gustan los hombres tan
abnegados, ¡pareces un crío! Nunca me han gustado los hombres sumisos y
obedientes, ¡ni que fueras mi esclavo! ¡lo odio! ¡Me subleva! ¡Me pone de los
nervios! Me da una rabia… Me llevé el desengaño más grande del mundo cuando vi
cómo la mirabas, si, lo mismo que me miraste a mí, y entonces fue cuando me
derrumbé, ¡vaya que sí! Me desencanté contigo, fíjate, yo que te tenía en un
altar… ¡qué ignorante fui! Soy más tonta… Ya no te quiero, me he desenamorado
de ti, es como si de repente lo hubiera visto claro, lo siento, tendrás que
aceptarlo, no te enfades conmigo, entiéndeme, compréndelo, que tu al mirar a
otra como me miraste a mí, me has abierto los ojos… y ahora te desconozco…
jueves, 7 de agosto de 2014
HÁBLAME DE AMOR.- (MICRORRELATO)
Háblame como si quisieras seducirme,
háblame como si me acabaras de conocer… háblame con amor... como si no
lleváramos tantos años casados… háblame como te hablo yo, porque así parecerá
que los años no han pasado y todavía estamos en la senda de la seducción… No me
grites cuando te pido algo, ni me mires con rencor, no me hagas malos gestos y
regálame una flor… Enamórame con la mirada, cortéjame con tus palabras, dime
que me quieres y alegra ese humor… Arrópame entre sábanas, bésame con pasión,
pinta una sonrisa en tus labios y háblame de amor, vaya a ser que se me olvide
que una vez te quise tanto... y busque a mi príncipe encantado, que aunque tú no
lo veas están por todos lados… Están esperando que una mujer como yo, se tire a
sus brazos, escuche sus palabras de amor y le bese los labios… Son como perros
callejeros que se resisten al desencanto y al desamor y cuando una mujer les
sonríe, se arrojan sobre ella como si fuera la mujer de sus sueños…
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