Había conocido a un
hombre cuando estaba pasando los peores momentos de mi vida, pues después de
una larga relación, nos separamos, ya que durante todo ese tiempo estaba
malviviendo con un mal tratador psicológico, que sin puñal, ni cuchillo me
había estado matando poco a poco, aunque no eran por insultos ni nada parecido,
sino que estaba conmigo cuando se lo pedía el cuerpo y luego se tiraba unos
días sin aparecer. Al principio no comprendía nada, pero luego me di cuenta de
que era una semana y luego casi dos, hasta que ya no podía más y venía a mis
brazos a desahogar su rutinaria vida, de tal manera, que me estaba
desequilibrando emocionalmente...Y me hacía mil preguntas…¿Que atan más los
lazos familiares o la coherencia, el estilo y la manera de ver las cosas? Y por
eso les cuento…Yo tenía una vida tranquila y plena, estaba feliz y contenta
porque pronto me iba a casar con mi novio, pues llevábamos diez años de
relación y por fin se oían campanas de boda, pero me equivoqué…Conocí a un
hombre en un evento y me enamoré como una perra…Y llegó el momento más amargo
de mi vida, y aún sabiendo que aquella aventura no tenía salida, tomé la
decisión de dejar a mi novio plantado en el altar y seguí adelante sin mirar
atrás…Hasta ahora…Te creías que me tenías bebiendo en la palma de tu mano,
pensabas que me tenías cuando querías, como si fuera una vendida, una tirada,
una mujer desgraciada esperando las limosnas que te sobraban como si estuviera
tan necesitada…¡Necesitada de ti! De tu amor hacia mí, pero no de la pesadilla
que te imaginabas cuando me utilizabas, y luego te marchabas hasta que te
faltaba…lo que te faltaba…Ya no te necesito para nada, ya no te quiero, que
quiero a otro que me ha rescatado de tus garras…y me ha enamorado el alma…Y
ahora estás que te llevan los diablos, los demonios que tienes dentro…Me
conoces como nadie en éste mundo y sabes hasta cuando respiro al pasar por tu
lado y ni me giro. Te haces mil preguntas engañosas para averiguar lo que se
esconde en el fondo de mi garganta callada, para que ya ni te mire los ojos, ni
los labios que un día tanto me besaron…¡Todo mi cuerpo arrasado con tu boca!
Toda mi mente atrapada con tus manos recorriendo mi desnudez con las caricias
prohibidas y pecaminosas, y que a mí me transportaban a las cumbres borrascosas
y se llenaba mi cabeza de fantasías eróticas…Hasta ahora que, habiendo pasado
los años, mil mariposas revolotean alrededor de mis manos cuando las dejo caer
en el teclado, donde cada tecla me reclama y me incita a seguir escribiendo poesías
rotas por ti…Y te estallan los pensamientos saltando por los aires la furia que
te está volviendo loco, porque estás loco perdido buscándome por todos lados y
cruzándote en mi camino para que te pare y volver a lo de antes…O acaso es que
quieres demostrar que te soy indiferente, pero…¿tú de qué vas tío? ¿A quién
querrás engañar? Muchos años compartiendo los mismos pecados arrastrándonos por
el fango, ha hecho de mí una experta y jamás tendrás mis brazos…¡Oye, tú!
Escúchame bien porque no te lo volveré a repetir…Tengo que darte las gracias
por haberme abierto los ojos cuando te pregunté aquello, ¿te acuerdas? No te lo
esperabas, ¿verdad? Pensabas que iba a seguir siendo la sumisa mujercita,
supeditada a la orden de tu batuta…Creías que no iba a tener la valentía de
pararte en medio la calle, y preguntarte a bocajarro qué era lo que pasaba
contigo…Qué porqué un día me querías tanto...y al otro día pasabas por mi lado
como si fuera un espantapájaros…No te lo esperabas, ¿verdad? ¡Cobarde, que eres
un cobarde! Muy echado para adelante para pasar de largo, y luego quedarte
temblando cuando viste la valentía de ésta mujer, porque te quedaste muerto de
rabia cuando insistí...A ver si te creías que me iba a dar por vencida con tus
evasivas, ¡eh! Y tú agachando la cabeza, porque no te atrevías ni a mirarme a
la cara de frente, ¡a los ojos! Como miran los hombres que se visten por los
pies... ¿No es esa la típica frase que decís cuando estáis reunidos los muy
gallitos? Pues tú eres un pajarito, si señor, y un cagado titubeando palabras
casi en un murmullo de error…Te creías que podías hacer lo que te daba la gana
conmigo, usarme como un pañuelo de celulosa, que podías seguir manteniéndome
como si fuera una cosa, algo inerte, sin vida…Pues esta vez te has equivocado,
porque ya me has abierto los ojos cuando me contestaste aquello y me diste la
espalda…Te fuiste y me quedé llorando como una niña perdida buscando a su
madre…¡Oye tú, escúchame bien! He llorado lo indecible y ya no tengo lágrimas
porque las he derramado todas y…¿Sabes una cosa? Esas lágrimas han limpiado la
catarata que tenía en medio cegándome la mirada, y gracias a que me diste la
espalda, veo con toda la claridad del alma…Y ahora vienes reclamando mi cuerpo,
pidiéndome un beso de amor, rogándome de rodillas como un perro muerto de
hambre, buscándome por todas partes con cara de carnero degollado, ¿para qué?
Si yo ya no te quiero, ya no siento deseo por ti y ni te tengo en el
pensamiento, ¡fíjate qué cosas! Pero lo mejor de todo es que hasta te lo
agradezco, así que ahora te puedes dar la vuelta y te vas con quien no te
conozca o te quiera, que a mí tú ya no me haces falta para nada...Y echando mis
lágrimas al viento salí corriendo y las nubes las atraparon en una lluvia de
besos…y regaron mi cuerpo...Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario