Me case con un hombre mucho mayor que yo por su dinero, pero
como tenía ganas de volar, y además me dijo que iba a vivir como una marquesa y
que no me faltaría nada de nada…cuando llegué a altar le dije… Sí quiero… Gran error
mío…no supe ver con los ojos del corazón, si no con los del interés y los de la
razón que se opuso a los sentimientos del verdadero amor…pensaba que vivir
cómodamente sería sinónimo de felicidad y me olvidé de lo más importante…ser
feliz…pues…Era un hombre frío y calculador, egocéntrico y dictador…Tan sólo fui
feliz los dos primeros años, pero con tal que nacieron los hijos me dio de lado
diciéndome…Tú en tu cuarto y yo en mi habitación, y por eso…Empecé a añorar las
pasiones y esa manera de besar, y pasó lo que tenía que pasar…pues… Tenía un porte elegante, desinhibido, con un aire vanguardista que
atrapaba miradas de jóvenes y mayores, hasta los hombres se quedaban
observándolo con recelo como diciendo… ¡Qué chulo va el tío! Caminaba altivo y
poseído de sí mismo con la seguridad por delante, pero…Cuando se cruzaba
conmigo me comía con la mirada desde la cabeza hasta las nalgas, y ahí vi yo el
punto débil de su incapacidad y me dije sonriendo…Éste es de los míos, y…En
menos de una semana lo tenía tumbado en mi cama arañándole las espaldas…Y
después de aquella fogosa mañana calenturienta y apasionada…Tenía que estar
pendiente de él de noche y de día para vernos a escondidas…era agotador, no
podía más, porque a mí lo que me gustaba era disfrutar de libertad, y no estar
pendiente de ahora me ven, y ahora no que nos pueden ver, ¡madre mía de mi
vida! Eso es un gasto de energía que no se podía soportar, pero…Cuando pienso
en él me llevo las manos al pecho y le digo muy bajito…no puede ser, no puede
ser…pues…He padecido contigo lo que no hay en los escritos y ya me cansé… Antes
eras tú el que manejaba los delirios de mis sentimientos para dejarme luego tirada
por los suelos, desapareciendo días y meses enteros, y yo mientras tanto con el
corazón en un puño, sobresaltada y nerviosa perdida, con un nudo en la garganta
y el estómago cerrado, así estoy, más flaca que una sardina enlatada…Tengo una
depresión de caballo, he perdido el apetito y la dignidad, no me queda nada…hasta
las lágrimas se me han agotado de tanto llorar, dejándome los ojos más secos que
la mojama, y unas ojeras que cada día me veo más vieja y fea, pero…Cuando volvías
me maquillaba la cara, me vestía toda guapa y te recibía con una sonrisa y los
brazos abiertos como una adolescente, ¡qué poquito me he dado a valer por Dios!
Cada vez que lo recuerdo me siento tan estúpida… ¡Ay madre mía de mi vida! Ojalá
te hubiera hecho caso todas esas veces que me decías…Ese hombre es un mujeriego
y te hará sufrir mucho…Y no, que una se da cuenta cuando tiene canas en la cabeza,
los pechos caídos y la autoestima por los suelos…pues…Pensaba que ya era muy
tarde para volver a empezar, que ningún hombre se fijaría en mí y lo peor de
todo, que jamás me volvería a enamorar, y eso era lo que peor llevaba…hasta que
me di cuenta que lo mejor estaría siempre por llegar, y por eso…He cogido las
riendas y me he dicho…¡Basta ya de tanto dolor! Hasta aquí he llegado, ya no
aguanto más a éste hombre que me ha hecho llorar días tras días, y todos los
fines de semana…pues…Me harté de espiarte, seguirte y de padecer malas noches
llorando… ¡Se acabó! Ahora soy yo la que manda en ésta relación malsana y
llenita de obstáculos, ¡mira qué bien! No sé cómo ha podido ocurrir, pero de
repente me he dado cuenta de que no duele tanto vivir sin ti, es casi
milagroso, pero…Al fin me libré de tus desplantes, ¡vaya que sí! Que me he
liberado de ti, de las penas, de la angustia, de los llantos... Apenas puedo
creer que sea yo, ¡madre mía de mi vida! Después de haber estado amarrada a tu
espalda como una mochila, algo brilló tras los muros del corazón apagando la
razón implantada que yo misma vetaba, volviendo a resurgir de las cenizas que
me tenían cegada en vida…
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