Apenas tu nombre llega a mi garganta…me tiene que llamar el
querer…mil mariposas dejaron de latir…Sigo danzando sobre catacumbas inciertas
y moribundas fuera de aquí…Siento mi alma yacer debatiéndose en un duelo
inmundo como un vagabundo sin fronteras ni rumbo…Nada me ata a tu piel, sólo
quiero vivir sin ese pasado que encadena mi llanto con fuerza y desgarro chillando…No
persigas mis pasos que están dislocados con éste destino malvado y cretino y le
han dado por huir…No llores mi amor, no grites mi nombre sin voz…mira que tengo
los sentimientos enfrentados, están llenos de dudas y malos presagios que
escucho al viento…son como lágrimas derramadas diciéndome…Tenemos que hablar,
le dije…Se quedó tenso, cerró la boca contrayendo los labios y atravesándome la
mente con su mirada, me clavó dos puñales en el corazón…No podía soportar tanta
tristeza, tanta pena matando su alma…No tenía fuerzas para seguir hablando con él…Sentí
que se me quebraba el pecho en dos…apenas salía la voz de mi garganta y
haciendo un esfuerzo sobrehumano pude articular…Escúchame…Insistí sabiendo que
mis palabras serían en vano…Contuvo la respiración con los ojos en llamas
ardiendo…Escucha tu corazón…Empezó a bufar como un animal acorralado moviendo
la cabeza de un lado a otro…No quería oírme…Por favor, tenemos que dejarlo…Se
acercó a mí sujetándome los brazos con fuerza y empezó a zarandearme…Toda yo
parecía una marioneta en sus manos hasta que me deshice y le grité…Tienes familia,
también la tengo yo, somos dos almas errantes en busca de pasión, pero la
realidad es que estamos luchando a contra corriente, y ellos nunca nos dejarán
ser felices dentro de nuestra libertad…No, no, no…decía farfullando…No les haga
caso, pasa de ellos, sigamos así…te necesito, no puedo vivir sin ti, me haces
falta…me moriré, te juro que me quito la vida, me mato…No digas eso por favor,
no digas tonterías…Seguía en sus treces tapándose los oídos sin moverse de mi
lado…Escúchame bien…Mi hijo el mayor me ha dicho que si te vienes a vivir a
casa se va él, mi hija es la única que me comprende, pero la pequeña está triste,
le ha dado por no comer…no habla, en el colegio tiene un mal comportamiento y
todo se debe a que lo está pasando mal con la separación de mi marido…adora a
su padre, ¡compréndelo por favor…! Por tu parte, tus hijas no me pueden ni ver
y tu mujer se está haciendo la víctima poniendo a todo el mundo en contra mía,
por favor, tienes que entenderlo…¡No, no, no! ¡Escúchame tú a mí! Tus hijos y
los míos, tarde o temprano se independizarán y cuando seamos viejos nos dejarán
tirados y nosotros habremos perdido la oportunidad de ser felices…Lo sé, créeme
que lo sé, lo mismo que en un futuro me arrepentiré de haber tomado ésta decisión,
pero ahora tengo que hacer lo que me dice la razón, porque si le hago caso al
corazón lo dejo todo y me voy contigo, pero…Nunca sería feliz, siempre tendré una
espinita clavada en mi pecho…Nuestros hijos no han pedido nacer y no tenemos
derecho a hacerles sufrir…Seguía sin querer entrar a razones…Se tapaba los oídos,
hacía aspavientos con los brazos, se llevaba las manos a cada lado de la
cabeza, se daba la vuelta, se agachaba y se enderezaba…Me di por vencida y sin
decir nada me fui, y hasta ahora…No he vuelto a estar con él…Los días pasan sin
ningún remordimiento de conciencia…estoy tranquila y relajada sabiendo que esa
era la mejor opción…mi vida pasa con una calma serena y apaciguada…A veces miro
atrás y te recuerdo…recuerdo tus besos ardientes y apasionados…tus manos
acariciándome la cintura…los hombros, los cabellos…tu mirada…esa mirada fue la
que enamoró mi alma, ¿te enteras? Y por eso…Por la noche cuando me acuesto te veo
sentado frente a mí cruzado de brazos y mirando el suelo…y te siento…Siento
latir tu corazón en mi pecho…son los latidos del recuerdo…Siento tu llanto en
mis ojos…son lágrimas de tristeza y nostalgia…Siento tu voz en mi garganta…son las
voces del silencio…Siento tu boca en la mía…son los besos de la fruta prohibida,
y…Siento el vacío de tu alma entre las soledades de mis entrañas…
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