Hay un suspiro latente y perdido por ahí que no para de
insistir que me quiere y no puede vivir sin mí, y de tanto suspirar va a morir
de ansiedad... y yo que lo escucho respirar en mi corazón le digo...Espera,
espera que tengo los sentidos batallando en una lucha continua entre tu vida y
la mía…y él que no quiere saber nada de guerras ni batallas encontradas... Me visita
de noche mientras duermo, se desliza por las sábanas de mi cama, me abraza toda
entera…y sigilosamente me arranca los encajes de del tanga, y entre sueños me
despiertan las caricias de sus besos desde los pies hasta los cabellos que revuelve
con la fuerza de su deseo…y cuando me levanto lo siento suspirando en las
huellas que dejaron sus manos en mis caderas…No te vayas amor mío, no te vayas,
que aunque no esté contigo te llevo en mi alma y en mis canas…Ella iba
caminando tranquilamente admirando cada pedacito de calle como si nunca hubiera
pasado por allí…Él la vio deambulando por la acera perdida entre bares y
pequeñas tiendas de comestibles, esas que aún persisten a pesar de las grandes
superficies…Se quedó observándola y se acercó para preguntarle si era la mujer
que había quedado en visitar el taller… Sí, sí, soy yo…Y a partir de ese día no
pasa uno que no se crucen dulces palabritas con una pizquita de pasión…Un duelo
de frases donde el sexo era compartido con las comas y los puntos suspendidos…una
cortina de humo donde la seda y el raso se daban la mano… pues…Vio en ella algo
más allá de la pura imagen, atravesándole el alma traspasando todos los
sentimientos de su ser, y…Como un caballero andante buscando a su Dulcinea, se encontró
a doña Inés éste aspirante a don Juan…Era atrevido, osado, sugerente,
seductor…Alto, guapo, varonil…joven…un buitre de esos que tanto proliferan por
aquí y por allí…por la red…Tenía una manera de ser que las cazaba al vuelo, no
se le escapaba ni una tía que se le cruzara en el camino y menos las de buen
ver, pero no sólo de buen ver físicamente…bueno, eso también, ya que era
selectivo en la caza humana de mujeres hermosas y bien proporcionadas que, como
todos los hombres que se las dan de muy listos y machotes…era lo primero que su
ojo avizor retrataba en su mente para provecho de sus manos…y entrepiernas…No
paraba de pensar en ella, la tenía constantemente bailoteando bajo su cuerpo
como muñeca de trapo, y lo que ignoraba es que era una mujer de armas tomar, que
no se daba a cualquiera aunque la siguiera por senderos ocultos y llanuras
abiertas…Era un verdadero ligón sin fronteras que cuando alguna se le metía
entre ceja y ceja, no miraba si casada, viuda o soltera, lo único que ansiaba
era llevársela a su terreno para comérsela a besos y acariciarle las caderas…y
las piernas, vaya usted a pensar que era un simple don Juan, que a éste tipo…Le
pone pasar la lengua desde las ingles hasta los pies y vuelta a empezar, para
seguir navegando al ritmo del vaivén de las olas, y cuando menos lo piensa, se sumerge
en medio del huracán para danzar como amo del catamarán, y antes de que
amanezca está una embravecida perdida de tantos embates de éste pirata de los
mares y lo maneja a su antojo y lo deja hecho polvo, pero…Como es polizonte
aspirante a capitán, y todo su afán es llevársela a sotavento, al final, ella
que es una señora, pierrot a todas horas, lo arrastra a barlovento y se van al
garete, él como boquerón y ella como sardina espetada en el timón de su ancla
varada, pero…No conforme con el espeto de su talla, se convierte en tiburón y
arremete con fuerzas, hasta que la volvió loca de tanto como le gustaron las
olas…pues…Él veía en ella algo más que la pura imagen de libertad que tenía
envuelta en el alma…y en su sombra, ¡vaya que sí! Que era selectivo y mimoso en
la imagen de sus ojos…los ojos del buen gusto y el halo que rodea la silueta de
las hembras…Y yo que estoy de vueltas de éstos hombres, que según ellos se las
saben todas…le seguí el juego con rimas y leyendas, que sin tener nada que ver
con Gustavo Adolfo Bécquer, me identifico en el romanticismo de sus letras, y
por eso…Me vuelco en esa jerga de frases rocambolescas, aludiendo a pasiones ocultas
y aventuras de sombras chinescas con las dos caras de la luna…pues…Con estrategias
y encantamientos usaba el sexo para llevarme a su terreno, poniéndome en la
tesitura de jugar al arte de la seducción con labia y buen humor, ofreciéndome pasar
noches locas de lujuria y pasión, pero…Como un caballero andante en busca de Dulcinea,
se encontró a doña Inés éste aspirante a don Juan…Era como una cortina de humo
donde la seda y el raso se daban la mano…
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