Se presentó ante mí con su camiseta de peón camionero y desde
que le vi esos ricitos blanquinegros asomando en el pecho, me entró un no sé
qué que no puedo ni explicar, pero que me gustaron a rabiar y desde entonces no
lo he podido olvidar, y por eso no me cansaré de repetir…No me dejes mi amor,
no me eches de tu lado, mira que hay mil ojos acechando en éste mundo de lobos
solitarios y una que está ya muy quemada de tantas decepciones, le doy a
aceptar a cualquier cita aunque sea de puro engaño…pues…Hay un cazador de
sonrisas al pairo, esas que siguen plasmadas en cada fotografía que cuelgan en
los anuncios del querer, que sin ser tan joven ni mayor están en los límites de
la soledad anunciada y por no quedarse sola, triste y apenada se arroja a los
brazos con el primero que le dice…¡Qué bonita y guapa se la ve a usted! Tiene
una fuerza irresistible que tira de mi, y no sé porque…pues…No es mi tipo, ni
me gusta ni me atrae…tampoco escribe bonito ni romántico, además está metidito
en carnes y es poco elegante, algo raro si qué es, lo sé, ¡vaya usted a creerse
que no lo sé! pero…¿Pero qué? Me contestó levantando una ceja y agachando la
cabeza para escuchar lo que no quería oír…Me estaba regodeando en las palabras
a elegir…Lo sigo…¿Qué lo sigues? ¿Cómo es que lo sigues? ¡Explícate por favor!
¿Qué quieres decir? Lo sabes, no te hagas el inocente, sabes bien a lo que me
refiero, además tú y yo ya no somos parejas, así que no sé a qué viene tanto
interés…Lo dejé con la boca abierta y desde entonces no quiere saber nada de
mí, pero…Me quiere, sé que me quiere y aunque no esté junto a mí, me ama con
los sentimientos que le traspasan el alma ahogándole los suspiros del
ganador...pues...Es orgulloso, prepotente y mal pensado…Me ignora, me hace el
vacío y ya ni me busca ni se deja ver, y cada vez que nos cruzamos en el
camino, se gira hacia un lado para no mirarme a los ojos, y por eso… Sigo con
éste hombre que acabo de conocer sin saber por qué…Debe ser ese misterioso
deseo que nace en el interior cuando sientes que lo pierdes, ¿verdad? No se
puede luchar contra natura, y yo que soy débil por naturaleza me dejo engatusar
como la peor de las vampiresas…pues…Me tira a matar, no se anda por las ramas,
se le nota una gran seguridad y eso…¿Eso qué? Míralo, ya saltó, se ve que no se
va del todo y está ahí con las antenas puestas…Eso me altera y me... ¿Qué, qué
te ocurre? Seguía ahí, escondido tras las rejas del malvivir…No pensaba
ponérselo fácil…Que…me excita de tal manera que me arrastra a seguirle la
conversación como si fuera algo íntimo entre los dos y me pregunto, ¿qué será
lo que tiene éste hombre que me gusta a rabiar? Es un pájaro de cuenta, un
morboso y atrevido seductor, y aunque teme que su pareja lo pille in fraganti,
sigue ejerciendo de don Juan tras los muros del zaguán…Es un mujeriego
enamoradizo y desleal, que con tal que ve buenas curvas y labios carnosos, se
tira a matar y es tal el empeño que pone en el tiro al blanco que hasta que no
la consigue no deja de insistir, y yo que estoy a medio camino de aquí para
allá me encuentro en un mar de dudas que no me deja vivir en paz....pues…Ejerce
tal poder sobre mí, que me es imposible romper con él…Es como si lo hubiera
conocido ya, sin embargo no lo he visto jamás, pero…Cerró la boca apretando los
labios y abrió los ojos como platos, hasta empezó a bufar por la nariz como
animal acorralado… ¿Pero qué? Soltó a lo bestia…Me atrae y lo siento cercano a
la intimidad de mis calores nocturnos…me entran sofocos y me altera la
respiración como si tuviera ganas de estar junto a él, y...¿Y qué?
Vociferó...Se me llena el cuerpo de deseo y se me humedecen hasta los
pensamientos…Lo dejé caos y se marchó, pero…Vuelve, siempre vuelve sin
remisión, no puede dejar de quererme aunque lo intente una y mil veces…no tiene
fuerza para arrancarme de su pecho, y a mí se me rompe el alma y…Me flaquean
las piernas cuando lo veo, me arden los labios con los besos ausentes y lejanos
y por eso…Me espía, me sigue, me huele el rastro y cuando me ve cerca, aligera
el paso se arrima a mi cabeza y me roza las caderas, me toca los hombros y me
mira a los ojos para que le diga con la mirada que todavía le guardo las
espaldas, que no estoy con otro, que no le he sido infiel y que jamás lo dejaré
de querer...Me giro y le sonrío, y antes de despedirse me aspira los cabellos
con la yema de los dedos y se lo lleva a la boca como si fueran sus besos, los
que acariciaron mi alma volviéndome loca de pasión haciéndome adictas a ellos,
y por eso…No quiero otros besos que no sepan al sabor de tu aliento…ese aliento
que se quedó impregnado en mi piel y me está quemando a fuego lento, y…¿sabes
qué te digo? ¡Qué, qué? Sonreí para mis adentros con sorna y picardía para que
pensara lo peor y melosa le dejé caer…No te lo pienso decir…¡Dímelo! Lo sabes
perfectamente…No, dímelo, quiero oírtelo decir…Te quiero porque te quiero,
porque me gusta, porque me encanta verte, porque cuando te miro se me alegra el
cuerpo y me da la risa picarona, esa que te vuelve loco y te apasionan los
sentidos…Te quiero porque imagino una vida juntos tras las rejas de los
pensamientos y de tanto como te pienso se me desatan las manos para buscarte y
entregarme a tu arresto, por eso…Cada vez que te veo acercarte a mí, se me
corta la respiración en la garganta con la calidez de tu mirada…pues…Me entran
ganas de arrojarme a tus brazos para oírte reír y que me digas al oído…No te
vayas de mi vida, no te vayas, ya sabes que siempre te espero en la esquina de
los sufrimientos, allá donde tú y yo nos queremos tan sólo chasqueando los
dedos, y yo que escucho los lances de tus pensamientos dejo mis palabras caer
al sonido del cascabel…Te quiero porque cuando te amo observas cada gesto de mi
cara y me sonríes mientras tanto, y yo que sé de qué va esa sonrisa, te acerco
la boca a la mía y te beso con la ansiedad de mi cuerpo y se pierden tus
gemidos tras los océanos de fuego…
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