sábado, 4 de mayo de 2019

AL SONIDO DEL CASCABEL.- (MICRORRELATO)



Se presentó ante mí con su camiseta de peón camionero y desde que le vi esos ricitos blanquinegros asomando en el pecho, me entró un no sé qué que no puedo ni explicar, pero que me gustaron a rabiar y desde entonces no lo he podido olvidar, y por eso no me cansaré de repetir…No me dejes mi amor, no me eches de tu lado, mira que hay mil ojos acechando en éste mundo de lobos solitarios y una que está ya muy quemada de tantas decepciones, le doy a aceptar a cualquier cita aunque sea de puro engaño…pues…Hay un cazador de sonrisas al pairo, esas que siguen plasmadas en cada fotografía que cuelgan en los anuncios del querer, que sin ser tan joven ni mayor están en los límites de la soledad anunciada y por no quedarse sola, triste y apenada se arroja a los brazos con el primero que le dice…¡Qué bonita y guapa se la ve a usted! Tiene una fuerza irresistible que tira de mi, y no sé porque…pues…No es mi tipo, ni me gusta ni me atrae…tampoco escribe bonito ni romántico, además está metidito en carnes y es poco elegante, algo raro si qué es, lo sé, ¡vaya usted a creerse que no lo sé! pero…¿Pero qué? Me contestó levantando una ceja y agachando la cabeza para escuchar lo que no quería oír…Me estaba regodeando en las palabras a elegir…Lo sigo…¿Qué lo sigues? ¿Cómo es que lo sigues? ¡Explícate por favor! ¿Qué quieres decir? Lo sabes, no te hagas el inocente, sabes bien a lo que me refiero, además tú y yo ya no somos parejas, así que no sé a qué viene tanto interés…Lo dejé con la boca abierta y desde entonces no quiere saber nada de mí, pero…Me quiere, sé que me quiere y aunque no esté junto a mí, me ama con los sentimientos que le traspasan el alma ahogándole los suspiros del ganador...pues...Es orgulloso, prepotente y mal pensado…Me ignora, me hace el vacío y ya ni me busca ni se deja ver, y cada vez que nos cruzamos en el camino, se gira hacia un lado para no mirarme a los ojos, y por eso… Sigo con éste hombre que acabo de conocer sin saber por qué…Debe ser ese misterioso deseo que nace en el interior cuando sientes que lo pierdes, ¿verdad? No se puede luchar contra natura, y yo que soy débil por naturaleza me dejo engatusar como la peor de las vampiresas…pues…Me tira a matar, no se anda por las ramas, se le nota una gran seguridad y eso…¿Eso qué? Míralo, ya saltó, se ve que no se va del todo y está ahí con las antenas puestas…Eso me altera y me... ¿Qué, qué te ocurre? Seguía ahí, escondido tras las rejas del malvivir…No pensaba ponérselo fácil…Que…me excita de tal manera que me arrastra a seguirle la conversación como si fuera algo íntimo entre los dos y me pregunto, ¿qué será lo que tiene éste hombre que me gusta a rabiar? Es un pájaro de cuenta, un morboso y atrevido seductor, y aunque teme que su pareja lo pille in fraganti, sigue ejerciendo de don Juan tras los muros del zaguán…Es un mujeriego enamoradizo y desleal, que con tal que ve buenas curvas y labios carnosos, se tira a matar y es tal el empeño que pone en el tiro al blanco que hasta que no la consigue no deja de insistir, y yo que estoy a medio camino de aquí para allá me encuentro en un mar de dudas que no me deja vivir en paz....pues…Ejerce tal poder sobre mí, que me es imposible romper con él…Es como si lo hubiera conocido ya, sin embargo no lo he visto jamás, pero…Cerró la boca apretando los labios y abrió los ojos como platos, hasta empezó a bufar por la nariz como animal acorralado… ¿Pero qué? Soltó a lo bestia…Me atrae y lo siento cercano a la intimidad de mis calores nocturnos…me entran sofocos y me altera la respiración como si tuviera ganas de estar junto a él, y...¿Y qué? Vociferó...Se me llena el cuerpo de deseo y se me humedecen hasta los pensamientos…Lo dejé caos y se marchó, pero…Vuelve, siempre vuelve sin remisión, no puede dejar de quererme aunque lo intente una y mil veces…no tiene fuerza para arrancarme de su pecho, y a mí se me rompe el alma y…Me flaquean las piernas cuando lo veo, me arden los labios con los besos ausentes y lejanos y por eso…Me espía, me sigue, me huele el rastro y cuando me ve cerca, aligera el paso se arrima a mi cabeza y me roza las caderas, me toca los hombros y me mira a los ojos para que le diga con la mirada que todavía le guardo las espaldas, que no estoy con otro, que no le he sido infiel y que jamás lo dejaré de querer...Me giro y le sonrío, y antes de despedirse me aspira los cabellos con la yema de los dedos y se lo lleva a la boca como si fueran sus besos, los que acariciaron mi alma volviéndome loca de pasión haciéndome adictas a ellos, y por eso…No quiero otros besos que no sepan al sabor de tu aliento…ese aliento que se quedó impregnado en mi piel y me está quemando a fuego lento, y…¿sabes qué te digo? ¡Qué, qué? Sonreí para mis adentros con sorna y picardía para que pensara lo peor y melosa le dejé caer…No te lo pienso decir…¡Dímelo! Lo sabes perfectamente…No, dímelo, quiero oírtelo decir…Te quiero porque te quiero, porque me gusta, porque me encanta verte, porque cuando te miro se me alegra el cuerpo y me da la risa picarona, esa que te vuelve loco y te apasionan los sentidos…Te quiero porque imagino una vida juntos tras las rejas de los pensamientos y de tanto como te pienso se me desatan las manos para buscarte y entregarme a tu arresto, por eso…Cada vez que te veo acercarte a mí, se me corta la respiración en la garganta con la calidez de tu mirada…pues…Me entran ganas de arrojarme a tus brazos para oírte reír y que me digas al oído…No te vayas de mi vida, no te vayas, ya sabes que siempre te espero en la esquina de los sufrimientos, allá donde tú y yo nos queremos tan sólo chasqueando los dedos, y yo que escucho los lances de tus pensamientos dejo mis palabras caer al sonido del cascabel…Te quiero porque cuando te amo observas cada gesto de mi cara y me sonríes mientras tanto, y yo que sé de qué va esa sonrisa, te acerco la boca a la mía y te beso con la ansiedad de mi cuerpo y se pierden tus gemidos tras los océanos de fuego…

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