A quien ames, dale alas para volar y un motivo para volver…Eso
pensaba yo, que volverías de nuevo a mis brazos, pero se ve que me equivoqué…quizás me dejé llevar por esa frase tan elocuente y
sabia que había leído en una página de esas que tanto fluyen por éstas redes
sociales…Estaba convencida que tarde o temprano estaríamos de nuevo juntos, pero
pasan los días, las semanas y los meses y cada vez te siento más alejado de mí…
Triste y abatida me encuentro andando por las calles, apenas sé nada de ti y
cuando te veo, más alejado te siento…Mi mente navega en un mar de dudas donde
casi siempre la incertidumbre de que ya no me amas se apodera de mi alma, y tan
sólo quisiera morir… Una vez me dijiste que cuando me sintiera triste,
recordara que me querías con todas las fuerzas de tu ser, que nunca me dejarías
de querer, y yo me lo creí, ¡fíjate qué ignorante soy…! Debe ser ésta fe ciega
que siempre he tenido en ti…Y ahora según pasan los días, no sé porqué me
imagino que te hayas enamorado de otra mujer, y eso me duele, ¿te enteras? Se
me rompe el corazón de pensarlo y tengo ganas de llorar…He ido varias veces a
buscar tus besos y abrazos por todos los caminos donde tú y yo paseábamos
juntos, y aún sabiendo que ya no me amas, si me llamas salgo corriendo descontrolada
hacia ti, atravesando valles y montañas, lo mismo que hacía Madame Bovary, para
encontrarse con su amado… Me gustaba ese fuego que emanaba de tu mirada, y me
dejaba llevar hasta lo más profundo del infierno, donde tú eras el demonio que
reavivaba los rescoldos de mis llamas… No me daba cuenta de nada, tan sólo veía
por los ojos de tu cara, caminaba por tus piernas y me dejaba hacer todo lo que
querías, cuando sentía los toques de tu aldaba en la entrada de mis entrañas…Una
fuerza demoníaca me tenía atrapada desde lo más profundo de tu ser al que yo no
me podía resistir… Eras el camino de mi perdición y aún sabiéndolo, te seguía
hasta el infinito de mi amor, traspasando los límites de la traición…Cada
minuto, cada segundo, cada átomo de mi piel, estaba dedicado a ti como si
fueras el dueño y señor de mi vida, siempre atada a tus órdenes y a tus ansias
de saciar tu apetito sexual… Era tan simplemente mortal, tan débil y
apasionada en aquellos tiempos, que perdí hasta la poca dignidad que me quedaba.
Ni siquiera tenía el orgullo de ser una mujer de principios, tan sólo me guiaban
tus besos y abrazos por cada rincón de mi cuerpo… Aquella inocente y romántica juventud
en la que hubo un momento de euforia de ser inmortal, fue la que me llevo a
enamorarme de ti pensando que nunca me dejaría… Me arrastré hasta la locura, la
perdición de mi dignidad… Hoy he desandado cada paso, me he metido entre los
cañaverales, donde tú me hacías tuya con las garras de tu perfidia, luego he
pisoteado las ramas, único testigo de los amores prohibidos, y una leve brisa ha
recorrido mis sentidos como arrancando tus gemidos…y mis suspiros…Las lágrimas
caían sobre mi rostro de manera desconsolada, pero al mismo tiempo que limpiaban
mis ojos, se aliviaron los rescoldos que me abrasaban el alma…Poco a poco, tus
besos y abrazos se desvanecen y un nuevo amanecer aparece ante mí como un
milagro divino. Aquella elocuente frase empezó a pendular sobre mi cabeza y,
como una bombilla pintada en la frente de los dibujos de los tebeos que leía de
niña, una iluminó mi mente, y gritando Eureka, empecé a acariciar la idea de
darle la vuelta a esa frase que en un momento de mi vida leí por ahí que decía…A
quien ames, dale alas para volar y un motivo para volver… Me rebelé, haciendo
caso omiso a ese consejo…pues…Yo era una mujer eternamente enamorada del amor y
me equivoqué…Te quise erróneamente, olvidándome de que más me amaba yo… Y por
eso me las coloqué en el corazón, y empecé a soñar escribiendo con las alas de
mi libertad… hasta que te conocí…Tengo la leve sospecha que tarde o temprano me
volveré a enamorar…pues…Hay alguien por ahí que no para de insistir…me dice que
le gustan mis aficiones, mis poesías, mi vida…y que le encantaría pasear de la
mano conmigo por las calles del centro de la ciudad, e invitarme a tomar un
café en cualquier bar…que le gustaría hablar conmigo en un rinconcito apartado
y darme un beso en los labios…y eso a mí me vuelve loca perdida…y mira que no
quería, que le daba de lado, que lo ignoraba…pero tiene un no sé qué, que no
paro de pensar en él de noche y de día, y en los atardeceres, me asomo a la
ventana y se me pierde la mirada tras las montañas y me pregunto…¿Dónde estarás
que me viene a la mente los ecos de tus palabras y me tienes arrebatada el alma…?
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