Estás jugando conmigo al gato y al
ratón, lo sé, ¡vaya que lo sé! A ver si
te vas a creer que soy una de esas jovencitas que viven en una nube constantemente,
y sueñan despierta con los ojos cerrados con su príncipe encantado…No, no…para
nada, que te he calado a la primera ojeada con esa cara de monaguillo…Sí, sí…Esos
muñecotes que están en la entrada de algunas iglesias con batín rojo largo, y
una camisola de encaje blanco por lo alto, y el cepillo de madera sujetándolo
en los brazos…Enseguida se me instalaron las antenas alrededor de la
cabeza…Esos duendecillos traviesos que me avisan y me alertan como
diciendo…¡Cuidado, cuidado… que éste viene con ganas de comerte a bocado! No sé
por qué, siempre esa duda latente…Esa inquietud que ronda mascullando entre
dientes, frases ininteligibles para algunas muchachitas en la edad del pavo… Iba
caminando por la calle tranquila y decidida a terminar con ésta loca aventura
que no tenía ni principio ni fin, sobre todo, después de tantos días sin saber
de ti…Estaba harta de esperar que me diera una explicación, algo que jamás haría…No
estaba dispuesta a seguirle como si fuera una cría, ¡jolines! ¡Que una está ya
pasada de rosca, por Dios, para tantas dudas! Pensaba que si quería romper con
la relación, lo mejor era cada uno por su lado y punto, pues realmente lo único
que deseaba en éstos momentos de mi vida, era un poco de paz y serenidad para
mi lastimado corazón…No estaba dispuesta a pasar por lo mismo una y otra vez…Te
eché el lazo al cuello desde la primera vez que te vi actuar es éste escenario,
donde aventuras vienen y van como las olas del mar…Lo que no sabes, es que me
encanta andar descalza por la orillita de la arena y sentir el agua fría en mis
pies, recordando aquel estribillo que todas las niñas enlazadas de las manos en
un vaivén callejero, gritábamos cantando…¿Dónde está la llave matarile, rile,
rile…? En el fondo del mar…No, no, para nada, que la llave de mi corazón la tenía
él…Tienes la llave de mi amor, mis sentires, y por eso me encuentro en la
tesitura de seguir contigo, o volver a mí antiguo querer, y por eso le digo muy
despacito…Ten cuidado conmigo amor mío, que soy mujer de barrio y me las mato
callando…Mira que no paso ni una, y si tú te has creído que puedes jugar conmigo
al escondite, estás apañado…pues…Has de saber que siempre serás un ratón en mis
manos…No soy gatita mimosa y aplicada, y en cuestiones del amor, soy tigresa
desgarbada. Una de esas que acorralan a su presa, y al menor descuido, me lo
zampo de un asalto con los mordiscos más caninos de la boca…y…lo que me venga
en gana…Mejor lo dejo a la imaginación de los más deshonestos y apasionados
encuentros, donde un hombre y una mujer se entremezclan con lo que le pida el
cuerpo…Así que estás avisado, que como me harte mucho te dejo plantado… Al
momento me deja un rastro de besos llenos de suspiros bamboleantes por el suelo
y el aire, como si fueran luciérnagas iluminándome el camino en una noche
estrellada, y yo que estaba ya enardecida de fuego y bravura, sigo su huella y
arramplo con todos ellos… y me los pongo de enaguas de seda blanca para que se
me transluzca la desnudez de mi cuerpo…y vea lo que se pierde si no viene pronto,
rápido y armado…pues…¿Qué será lo que has hecho conmigo, que poquito a poco me
estás enamorando los sentidos…? No paro de pensar en ti desde que me dijiste
que te ibas a retirar de mi lado…Te dije que era absurda y ridícula esta
relación que teníamos tú y yo, que no llevaba a ninguna parte y lo único que
nos hacía era más daño cada día…Me dijiste que no te pensabas retirar, que
había algo en mí que te atraía de una manera especial…que me encontrabas
diferente y que me querías de verdad…Apenas te escuchaba, más bien me daba
igual, incluso te ignoraba y pasaba de ti, y ahora, ¡fíjate cómo me encuentro…!
¡Qué cosas Señor, qué cosas…! No paro de pensar en ti y cuando te imagino los
ojos me chispean de tristeza y de pena…Pena por no poderte tener en mis brazos
y besarte los labios…me estás arrastrando a tu lado, algo tira de mis manos
llevándome hasta tu cuerpo para que pueda acariciarlo…Siento tus deseos arder
en mis pensamientos como si jamás te hubieran amado…y te presiento en mis
sueños como un hombre apasionado…y eso me gusta, ¿te enteras? me gusta a
rabiar…y por eso estoy aquí, sola, divagando, dejando mi mente alejarse de mí y
tú siempre ahí…debe ser por eso que ando por la casa suspirando…¡madre
mía…cuánto te quiero…! Y al momento te oigo decir...yo también mi amor, y
mucho… ¿Tanto como para tener una noche loca conmigo? De esas que se pierde la
razón y nos dejamos llevar por el momento, como si fuéramos dos viciosos,
muertos de hambres, una noche de lujuria, abandonarnos el uno a los brazos del
otro con desvergüenza y descaro…Le contesto enseguida…Y él, todo primoroso y
correcto encantador. Un caballero en toda regla, desde la cabeza a los pies, de
esos a los que todavía no le han dado un buen revolcón…Me dice…Primero me gustaría
pasear por la calle juntos, hablar, comer
en un restaurante y luego a lo mejor… ¿Y tú, qué harías primero? Te miraría a
los ojos, te sonreiría, me acercaría a ti, te echaría los brazos al cuello y te
besaría la boca con la entrega de mi cuerpo, y luego te amaría hasta el
amanecer…¿Así, sin más? Sí, así, le dije…Después, pasearía contigo, hablaríamos
y te invitaría a tomar café en cualquier bar… pues…Esa manera tan cómoda y
sutil que tienes de tirar de mí hacia ti, como si fuera una soga alrededor de
mi cuello, tarde o temprano se romperá… No quiero que se acabe nunca, me
dijiste…y eso me derrumbó por completo, desbarató todas las preguntas al viento
que estaba escribiendo con la fantasía de mi vida…Pensaba que ya todo se había
terminado entre nosotros, que ya no me querías y decidida me encaminé tranquila
esperando no volverte a ver, cuando de repente te vi…Parecías tranquilo,
pero algo desconfiado y receloso…te
conozco tan bien…No podía soportar esa mirada de abnegación hacia mí…Te
quedaste quieto… y me acerqué bajo la sombra de tu piel…al momento me echaste
el brazo al cuello y me besaste la boca con agonía y requiebro…me encantaba esa
fuerza que desprendía tu abrazo pasional…Me subyuga de tal manera que hace lo
que quiere con mi entrega, y yo que sé de sus debilidades, empecé a insinuarme
con picaronas frases, que a pesar de los años juntos y separados, lo volvían
loco de pasión…
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