Estás siguiendo las pautas que te
ordenan mis sentimientos…y tú ahí sin saberlo…Estoy moviendo los hilos de tu
corazón con la desvergüenza de mi descarada razón…Y como una marioneta en mis
delirios te veo deslizarte sigilosamente de aquí para allá, sin saber qué pasos
dar… pues…Temes caer en la tentación de llevarme a un terreno resbaladizo,
vulgar y soez, sabiendo de antemano que no es el mío, aunque soy mujer de
lengua de doble filo, y eso de tentarme a la indiscreción, sería como provocar
en mí tal arbitrariedad de pasiones y deseos ocultos, que sepa Dios por dónde
iba a salir, porque me encantan los retos, sobre todo, cuando es un duelo de
retóricas dialécticas, donde las palabras insinuantes saldrían disparadas como
puntas de flechas afiladas, justo al corazón…o…A la pernera de su pantalón, con
la mera intención de sacarlo a barrer sin honra ni sostén…A la merced del
despiste y el arrebato que tenga en esos momentos de euforia y fluidez mental,
donde no manda marinero ni patrón, sino ese atrevido polizón que siempre busca
amparo y cobijo en barco navegando al barlovento…Y por eso esperas ver mi
reacción y te diga…¡Avanti, todo a babor!…Faro de mis ensueños, guía de mis
suspiros, tormenta de mis delirios, remolinos de fuego…grumete de mis
peripecias…maremoto de pasión…¡Avanti hacia lontananza…! Que yo desplegaré mis
velas hasta el mástil de tu calavera…No te demores amor mío, que estoy que no
vivo desde que me dijiste que me buscarías, que me querías y te gustaría besar
mi boca…Y yo aquí, esperándote cada día en la orilla del mar para poder saber
de ti…Y tú meciéndote en el vaivén de las olas, esperando que la resaca te
atrape, serpenteando con mis aventuras…¡Oye tú! ¿Quién yo? Sí, sí tú…Pon tus
cinco sentidos en ésta caracola que retumba contra las rocas…Sigue el rastro de
la estela de espuma blanca, para que puedas venir a mis brazos y te haga mío,
ya verás qué bueno y qué rico te sabrán mis besos...tanto, que desearás
remontarme en un torbellino de marejadas salvajes…pues…Lleva unos días que no
me saluda por las mañanas como lo hacía antes, con cautela y buenas palabras…Ni
siquiera me habla, quiere llamar mi atención provocando la curiosidad que tengo
al verlo desde éste ventanuco…pero...No te pienso llamar ni decir nada porque
soy mujer antigua…y remilgada…Estás como un vigilante noctámbulo, apareciendo y
desapareciendo tras el cristal de tu catalejos, a veces camuflado de poeta de
falsas promesas de amor…Otras de pirata bucanero con un parche transparente en
el ojo avizor, y falo por espada para atajar raudo y certero, al menor indicio
de mi debilitada sinrazón...y tú ahí…siempre ahí…Alerta y expectante ante
cualquier síntoma de mis desasosiegos, que desesperada ya por hacerte mío, las
palabras se agolpan en mi pecho, y salen a raudales, fogosas y ardientes a
través de las travesuras y trampas del momento, exaltada como me encuentro por
besar tus labios y que te quemen hasta el pensamiento...Que te abrasen a fuego
lento…o…quizás te acaricien el alma...como seda o terciopelo... Me queman…Me
dijiste al momento…¡Te odio! Soy débil, reconozco que no valgo nada, me seduces
de una manera mortal…Me arden las venas con tanto deseo que me provocan sus
frases insinuantes, que con suave sarcasmo, deja caer entre líneas y que
deletreo al instante con la sed de mi verbo…y… ¿Sabe que te digo? Que me
gustas...me atraes...me incitas a pecar y te juro por lo más sagrado, que tengo
que verte arder en el fuego de mis besos…¿Daríamos un paseo o directamente nos
iríamos a devorarnos como dos desesperados? ¡Míralo! Lo ha vuelto a hacer,
¡como siempre! Esperando que yo me lance al agua para rescatarme con su arpón
marinero, y me lleve a las cuevas de los bucaneros. Éste se va a enterar bien
de quién soy yo…¡Devorarnos, y que espere el paseo! Te quiero de una manera
libre y desenfadada, como las gaviotas que vuelan sobre el mar y se lanzan en
picado para comerte de un bocado, y luego dejarte tirado…y dime…¡Pero dímelo de
verdad! Nada de andarte por las ramas, que para volar, ya tengo alas…Ese
atracón que me daría de ti, ¿crees que podrás perdonarme tal destrozo de tu
cuerpo, y la piel hecha jirones de mordidas y arañazos? ¿Podrás perdonar ese
atropello, ese vandalismo carnívoro y salvaje? Lo he dejado caos…Mis manos
inquietas atropellan cada letra al desvarío, al libre albedrío de éste afán por
poderlo domar como potrillo salvaje…Y tú ahí…siempre ahí…Como buitre oteando
desde el cielo, al acecho por verme asomar en la lejanía del horizonte entre
frases ardientes de pasión…Son las palabras que provocas en mi alma desde que
me dijiste…Me voy, pero te buscaré…Ese buscaré llegó a mi alma enamorándome los
sentidos…Me tocó el corazón como nunca nadie lo hizo antes, y a partir de entonces
te espero cada día, cada tarde y antes de irme a la cama, si no me dices
nada…Me inquietas la noche oscura con la sensibilidad de tus manos
acariciándome las piernas, el pecho y las caderas y cuando llegas a besarme…Me
despiertan el sonido de las teclas de mi cabeza, y me dicen que estás al otro
lado observando los movimientos de mi cintura cuando me haces tuya…pues…Te
mueves de aquí para allá, esperando que de el primer paso para echar de ti todo
ese fuego que te arde en las entrañas…Te están quemando en la garganta las alas
que les pongo a mis palabras, que salen libres y sueltas como las antorchas de
las olimpiadas, que arrasando contra viento y marea llegan a tu cuerpo y lo
enciende en llamas…
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