martes, 9 de junio de 2020

EN MEDIO DE LA OSCURIDAD.- (MICRORRELATO)

Llorando voy caminando y a cada paso que doy te imagino esperándome con una sonrisa, y ahora cuando te veo, sólo hay tristeza en tus ojos… esos ojos que acariciaron la juventud de mis años perdidos entre besos de pasión, ¿te acuerdas? Yo sí que me acuerdo, ¡vaya que sí! Que me paraste en medio del campo con tus manos por los hombros y te quedaste un buen rato mirándome la boca, y yo…Me ruboricé al mismo tiempo que temblé…pues…Me gustó tanto que estuve toda la santa noche desvelada en medio de la oscuridad…sólo sentía el calor de tus manos pegadas a mis hombros y la mirada ardiente de tus ojos, y cuando desperté salí enseguida en tu busca para sentirte en mis labios, pero…Sólo fue un sueño…un sueño más entre tantos otros en medio de la oscuridad de la noche…Las lágrimas empañan mis ojos y apenas veo las teclas de mi corazón, tan sólo las siento latir al son de cada suspiro que sale de mi pecho…pues…Dicen las malas lenguas que el amor llega con el tiempo aunque una no se case enamorada, pero…A mí eso nunca me funcionó, y mira que hice todo lo posible en todos los años que estuve con un hombre al que jamás amé, que lo miraba y remiraba y nunca encontré nada que me  enamorara, ni siquiera los sentimientos que estaban a flor de piel en la mejor edad de mi vida, si no, todo lo contrario, que me he tirado más de media vida con una persona por la cual sólo sentía rechazo cada vez que hacíamos el amor, más bien me dejé amar sin amarlo yo…pues…Me obligaron…me obligaron a casarme con él por sus tierras, ¡malditas tierras que colindaban con las de mis padres! Será mejor que empiece por el principio…Nací en el seno de una familia, donde sólo se hacía lo que mi padre y mis dos hermanos mandaban y ordenaban, ya que mi madre era un cero a la izquierda…La pobre jamás la oí rechistar, más o menos como nosotras, las cuatro hembras, y menos cuando los chicos crecieron, que por el mero hecho de ser varones, nos tenían presas de sus agonías…No podíamos salir con los jóvenes, y menos ir a las verbenas del pueblo solas, siempre bajo la atenta mirada de ellos, incluso los muchachos no se atrevían a sacarnos a bailar por lo que nos quedábamos sentadas o bailando juntas…He estado reprimida toda mi adolescencia, y no digamos la juventud, sobre todo cuando…Me enamoré del chico más guapo del pueblo, que era verlo y el corazón me palpitaba a mil por horas, pero…No podíamos vernos, sólo a escondidas de mi padre y hermanos que me tenían vigilada mañana, tarde y noche, hasta que al final lo apartaron de mí, y por eso…Morí…me morí cuando me obligaron a casarme con un hombre quince años mayor que yo, y al que nunca amé, aunque tuve dos hijas…pues…Jamás olvidé al muchacho que enamoró mis sentidos con la caricia de su mirada…Esa mirada la tengo clavada en el pecho desde que lo conocí, y ahora, viuda yo, y casado él nos hemos encontrado de nuevo en medio de una pandemia que me está matando poquito a poco, no por el virus, si no, porque no podemos estar juntos después de aquellos besos que nos dimos en medio de la oscuridad de la noche, igual que en los años mozos, y por eso…Cuando te vi de nuevo creí morir de amor…pues…Fue vernos y caer uno en brazos del otro como si nunca hubieran pasado los años por nuestra mente…y mi cuerpo…que fue sentir el calor de tus manos en mis hombros y se me llenaron las carnes de fuego…

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