miércoles, 12 de febrero de 2020

CULPABLE DE SU CASTIGO.- (MICRORRELATO)


Prefiero amarte en silencio, sola y a escondidas que seguir a tu lado sufriendo…no tengo fuerzas para seguir los pasos que me indican las flechas de tu corazón hiriente, que al igual que el mío, está cansado y entristecido…pues…Somos dos almas perdidas que vagan por caminos oscuros y sin sino…apenas me quedan lágrimas en los ojos de tanto llorarte mi vida, lo sabes, ¿verdad? A veces me pregunto qué fue lo que pasó para que quiera salir de éste desatino que nos empuja a estar con el alma en vilo…Tú y yo, siempre tú y yo amándonos en las sombras de la pasión, esa que no deja vivir en paz a los amantes y sin ataduras por delante…parecen cosas de brujerías, un hechizo, un mal de ojo que nos han echado para estar eternamente enamorados… Señor mío…¿En qué momento perdí la razón de mi ser? No me contesta, no escucha mis palabras…debe ser verdad eso de que no exista un Dios omnipotente y poderoso…Quizás tenga que enfrentarme a la realidad de las cosas, porque si no, ¿qué será de mí cuando me encuentre sola sin sus besos en mi boca? Esos besos que tanto necesito para seguir latiendo el corazón en mi pecho…para saber que estoy viva…pues…Sin él…muero…es como si fuera una sonámbula que anda porque tiene piernas…una autómata vagando sin sentido por las vías del renacer diario, que sin entusiasmo alguno, sigue deambulando para no mirar atrás, porque si miro, ¡madre mía de mi vida! Si miro y lo veo arrastrarse por los suelos, salgo corriendo tras sus huellas y no habrá fuerza humana que lo separe de mí… ¿Cómo es posible que haya tanto deseo y pasión en mis sentimientos si ya han pasado años desde que lo sentí por primera vez? Es como si el tiempo se hubiera detenido en mis quince años cuando me enamoré…y ahora…Mírame a los ojos y sentirás como chispean de amor por ti…Es un niño pequeño metido en un cuerpo adulto, que como yo, jamás sentirá la vejez en su mente siempre ávida de pasión, bendito elixir que no distingue la locura de la eterna juventud con las miradas desencajadas del anciano ausente...Se paró frente a mí, me estaba esperando y lo eché de mi lado...no sé por qué…aún me duele el suspirar, y por eso…Tengo miedo de quererte tanto, tengo miedo de éste sentimiento que me está matando…No somos libres mi amor…le dije con la voz temblorosa…No vuelvas más por favor…Me estás engañando con otros, me estás destrozando…respondió…Y se fue a la velocidad de su moto por la carretera infinita sin retroceso ni restricción…Giré hacia el lado contrario, no quería verlo sufrir, salí pedaleando mi bicicleta y me perdí por ahí…Siento el aire en mi rostro, mis piernas no paran de dar vueltas al pedal…¿Dónde voy? Me dirijo al destierro de mi propia muerte…temo caerme, las lágrimas no me dejan ver, me paro, miro a todas partes y sigo adelante como si quisiera despellejarme la piel…No entiende mi postura, no quiere comprender por qué no quiero tenerlo más entre mis brazos, esos brazos que calientan mi cuerpo y mi sangre...lo sabe…Sabe que soy adicta a sus encantos, a sus caricias, a sus ojos cuando me mira, a su sonrisa cuando me oye gemir de pasión…No se da por vencido y lucha por mí y por él al mismo tiempo que grita mi nombre en silencio, y eso me duele mucho, pero…Prefiero quedarme sola en casa recordándote que estar a tu lado muriendo de amor…No pienses más en mí, no llores…me dice la almohada por las noches cuando me acuesto…Tengo fría las manos, los labios, el pecho…necesito que me arrope con su cuerpo, ese cuerpo fornido y hermoso de brazos atléticos y manos ardientes que serpentean por mi vientre y se pierde entre cañaverales…¡Dios mío, muero de placer...! Y lo veo en mis sueños como un niño pequeño, un niño perdido en la oscuridad de la noche…Abro los ojos y soy yo la que camina en un bosque oscuro de pinares encendidos…me arden las escenas de su recuerdo en mi mente loca y llena de deseo…tu deseo…Ese deseo enfermizo que me está consumiendo poquito a poco como un volcán en medio de mi pecho…Tú eres ese volcán que no me deja transitar por las mañanas cuando abro mis ventanas y dejo mi mente volar…No me llames más, no grites mi nombre a los cuatro vientos…mira que no podemos seguir viéndonos, no somos libres, tenemos ataduras, vínculos de sangre que nos superan y supeditan a seguir el camino por separado…Una vela encendida parpadea en mi interior haciéndome culpable de su castigo…y tengo miedo, mucho miedo a perder los estribos de la vida por culpa de su querer…

No hay comentarios:

Publicar un comentario