jueves, 16 de marzo de 2017

TRAS LOS CRISTALES DE MIS AMANECERES.- (MICRORRELATO)



Lo conocí por casualidad por medio de facebook, donde últimamente no paraban de enviarme solicitudes de amistad. La mayoría eran hombres de edad madura, viudos casi todos, guapos y muy sonrientes, cosa que me hacían dudar, así que los eliminaba al momento, pues hablando con mis amigas virtuales comentándoselo, me decían que a ellas les ocurría lo mismo, ¡qué casualidad! Nos mondábamos de risa…Otras veces eran demasiado jóvenes y lo único que querían era sexo puro y duro. Pasaba de ellos por completo…hasta que lo acepté… pues…Ni era mayor, ni joven, ni viudo, ni casado…Era uno más, pero algo en mi interior latió… Me sentía perdida en alta mar, a la deriva de las olas, cuando de pronto vi acercarse un velero remando al viento. Era mi amado, mi príncipe encantado, el hombre de mis sueños, que como yo, estaba buscando su caracola. Desde la misma cresta me divisó entre el vaivén de las embravecidas aguas, cuando oyó la voz de mi llamada gritando con todas las fuerzas de mi alma, que si no me ayudaba ese mismo día me ahogaba y echándome el remo, me agarré a su cuello. Nos dejamos mecer por las olas como gaviotas al barlovento, encallando en la isla de los últimos románticos del siglo, donde más de mil besos le di. Después lo abracé como si fuera un niño perdido y lo arropé con mi cálido cuerpo alejándolo del frío, y para que no temiera la noche oscura le conté todas mis aventuras, le canté una nana y le dije cuánto lo quería, y cuando llegó la mañana me desperté sola y abandonada…Y ahora resulta que tengo miedo. Tengo miedo de volver a enamorarme de nuevo, porque seguro que  me está seduciendo los sentimientos poquito a poco, y ya pasé por eso, y no quiero…Perdóname por no querer volver a ello, aunque sé que caeré de nuevo rendida a tus pies…pues…Tienes un no sé qué, que me enloquece  el corazón y me haces perder la razón... Lo sé positivamente y me cuesta tener que reconocerlo, ya ve que soy una cobarde, es uno de mis peores defectos, por eso lo escribo con todas las letras que existen en el diccionario del miedo, y es que, verdaderamente, tengo mucho miedo. Ya me enamoré antes y pasé por los peores momentos cuando se alejó de mi lado sin despedirse ni darme un abrazo… ni siquiera me dijo hasta luego…Éramos una pareja de amantes sin vínculos, ni cadenas que nos atasen…solamente unidos por los besos que nos salían de las carnes…y porque éramos adictos al sexo…Y ahora temo conocerlo en persona, me mire a los ojos y vea las marcas de la edad en mi cuerpo… y en mi cara… A pesar de todo, pienso aprovechar cada momento que pueda estar con él, aunque luego se vaya por donde ha venido, y le daré gracias a la vida por haberlo conocido, que sin ser ni mi amante, ni mi novio,  ni mi marido, ha llenado mis días con los besos que me envía tras la ventana de mis amaneceres y mis atardeceres, y por las noches, entre sueños me entrego a su cuerpo con todas las llamas encendidas de pasión…Tiene diez años menos que yo y con sus palabras me ha acariciado el alma y enamorado el corazón… pues…Estuviste de prestado conmigo…nunca fuiste mío del todo…te guardabas de mí…jamás te entregaste a mi querer…te asustabas…tenías miedo…siempre recelando de mi amor…y cuando te dije que te amaba más que a mi vida, me miraste a los ojos y te echaste a reír pensando que era un capricho de mujer…y por eso ahora te escondes de mí… para que no te lo vuelva a decir…pues…No eres hombre que se quiera encadenar a ninguna, te encanta picotear de aquí para allá, sea señora, señorita o sepa usted bien qué…hasta que me conociste… que desde el primer beso que te di te quedaste prendado de mí…y ahora soy yo la que se aparta de ti, para seguir revoloteando alrededor de tu ser... Tenía un rostro afable, con una medio sonrisa en sus labios que parecían pedir permiso...Quizás su timidez le impedían derramar en mi boca todos esos besos que los guardaba para mí y le quemaban la garganta, siempre deseosa de gritarme al oído…¡Ay señora mía…ay señora…! ¡Cómo me gustaría pasar una noche contigo…a solas…! Y yo que lo sabía le mostraba el camino a seguir con leves toques de esperanza e ilusión…Me estaba insinuando tras los cristales de éste amplio escenario, como es el chatear en privado con la locura de mis emociones siempre a flor de piel…Me encantaba coquetear con frases juguetonas al azar y con intención…Nos convertimos en amantes en la lejanía de nuestras fantasías eróticas, atreviéndome a traspasar las barreras de ir más allá de la realidad, sintiendo las caricias de sus manos alrededor de mi cuerpo como si lo estuviera viviendo… Tenía esa misteriosa manera de abrazarme por detrás, rodeándome el cuello hacia su pecho que me desarmaba por completo, dejándome a la merced de sus apasionados besos… me enamoraban el alma y me llenaba la boca de deseo…Y antes de despertar le dije al oído…te quiero…te quiero en éste momento, aunque después desaparezcas tras los cristales de mis amaneceres…

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