Como un cuchillo cortaste las carnes de mis adentros
sacándome las letras de mi silencio diciéndome…te quiero…Poco a poco ibas
reduciéndome, ignorando los demonios que tenías en tus fueros internos llenos
de veneno…Era tu vida vacua y triste…y me enamoraste con tu boca de fuego…Me
arrastraste hasta tu propio infierno para llenar tus soledades, y yo que estaba
deseosa de ti, te seguía reptando como una serpiente alrededor de tu
cuerpo…apenas podía pensar por mí…tan sólo quería abrazarte y sentirte mío…me
tenías hechizada con la forma de tu mirada y mi alma era tuya…estaba esclavizada
a las caricias de tus manos cuando me arrancabas los gemidos con el aliento de
tus suspiros…y haciéndome tuya le
gritaba al viento…madre mía…cuánto te quiero… Te amé con todas las fuerzas del
querer, con ansia de verte cada día de mi vida caminando junto a mí…Abrazados,
cogidos de las manos, mirando el cielo lleno de nubes y el sol con todos sus
rayos, de frente y de lado… Nos amamos en cada rincón de nuestro existir…No
tires de mi lengua, no arranques el veneno de mis letras, no me arrastres hacia
el lodo, mira que estoy exenta de todo…pues… Jamás podré entender por qué me
quieres hacer tanto daño, nunca lo llegaré a comprender…Quizás sea por esa
personalidad de carácter bipolar, la que te haga desvirtuar el origen de tu
verdadera crueldad, y ojalá que todo lo malo que me desees a mí, se vuelva a
retornar y me deje de una vez vivir en paz…No manejes mis odios ni mis
sentidos, no interfieras en mis pesares ni mis tristezas, no me busques más,
que no quiero que pintes con sangre las escenas de mis emociones…Quítate de en
medio, déjame caminar, vete lo más lejos posible y llévate tu maldad… Mira que
por odiarte estás manipulando mis palabras, y se están asentando entre tus redes
de mentiras y mi capacidad de imaginar…pues…No quisiera dejarme llevar por el
dolor que me causa la malicia de tu corazón, que en éstos momentos el rencor es
más fuerte que el amor que siempre sentí…Señor mío, postrada ante ti te ruego y
te suplico… Quítame de la cabeza desearle ningún mal, aleja de mí el odio, que
por odiar se escapan los demonios furiosos con puñales de acero, y se clavan en
la prosa de mis versos…Mira que no quiero tener tan malos sentimientos, ayúdame
a no querer mandarlo a los infiernos…Estaba caminando con mi cuaderno de notas,
atrapando las palabras que me rociaban los cabellos y se entremezclaban con la
tinta de mi tintero…Dime mujer, ¿por qué lloras? Cuéntame y verás que pronto se
alivia tu alma…Lo quería a rabiar, estábamos enamorados…no puedo entender nada
de lo que está ocurriendo…por qué de buenas a primeras desaparece…Quizás tengas
miedo de mis besos y abrazos y no quiera ser mi esclavo, pero lo eres de tu
maldad, ¡vaya que sí! Que por quererte alejar de mí, estás muriendo poco a poco
con la malicia que escondes tras tu crueldad…Estaba embrujada por tu mirada que
me devoraban las entrañas y me hacía hacer a tu antojo…Esa habilidad llena de
avaricia que dejaba de engatusarme y llevarme a su terreno en pendiente y caía
en picado… me hacía perder la razón… pero… ¿sabes que te digo? Que no me
arrepiento de nada aunque hayamos vivido en pecado, porque es más feliz la
persona que ama que el amado…Y yo te he amado con los cinco sentidos de mi alma…
y mi cuerpo, ¡vaya que sí! Por eso has estado tanto tiempo conmigo, porque no
ha nacido todavía mujer que sepa entregarse a tu capricho con ésta loca manera
de querer…Y ahora, fíjate bien en mí, que sigo entera y adelante, ¿te enteras? No
me voy a morir porque ya no vuelvas a mi lado, para nada, que por peores
momentos he pasado y cada vez que me apuñalaban por las espaldas…porque tú no
vas de frente, sino a hurtadillas y por atrás…me lavaba la cara con agua clara,
y se me iban las legañas, y aquí no ha pasado nada, a ver si te vas a creer, que
una se va a morir por amor… Que cuando iba al instituto tenía los mismos
sentimientos que ahora mismo, ¡vaya que sí! Que me gustaba un chico y estaba
loquita perdida, como por ti…Lo quería a morir, no podía estar sin verlo ni un
día…todos mis pensamientos para él a todas horas, que nos dábamos unos besos en
los bancos de los jardines que no te puedes imaginar, ¡escondidos y a oscuras! Parecíamos
una estatua de fuego con las bocas pegadas, ¡madre mía de mi vida! Eso sí que
era amor, ¡amor verdadero y del bueno! Fueron los mejores años de mi adolescencia.
Apenas podía respirar sin él y cuando desapareció de mi vida, el mundo se acabó
para mí…Creí morir de amor y me tiré llorando, no sé cuánto tiempo, hasta que
se me acabaron las lágrimas, ¡fíjate qué cosas! Lloré hasta un nuevo amanecer y
seguí adelante y lo olvidé… Siempre he salido adelante, ya ves, nunca me dejo
abatir por penas de amores, ni dolores de ausencias… En aquellos momentos
pensaba que ya nada tendría significado para mí, ¡qué inocente! Deseaba morirme,
pero mírame, aquí estoy…ahora cuando lo recuerdo me sonrío y se me ilumina la
mirada de alegría y de calma…Después pensaba que si mis padres fallecían no
podría soportar el dolor de no verlos más, y verdad es, que lloré como una loca…Lloré
de pena, de saber que nunca más los volvería a abrazar…Eso es lo peor que
llevo, pero luego cuando hablamos en familia, empezamos a recordarlos con risas
y entusiasmos, y seguimos caminando sin ellos, pero sabiendo que están allá
arriba…bueno, eso es lo que pienso y creo… Han pasado los años y aquí sigo…entera…debe
ser que todavía no ha llegado el momento…Ahora que te veo y no te veo, me duele
el alma, créeme que me duele, pero ¿sabes que te digo? Que gracias a tu manera
de ser, has hecho de mí una mujer fuerte,
grande y valiente, ¡para que te enteres! Que soy una luchadora, una guerrera, una
atleta de los sentimientos…Al final le tendré que dar la razón a mi madre
cuando decía aquello de…Nadie se muere por amor, ¡nadie! Eso sólo ocurre en las
películas…Y verdad es…pues… Mientras tengas dos manos, dos piernas y ésta
cabeza llenita de letras, gritaré al mundo entero, que lo mejor siempre está
por llegar, y eso es lo que me hace caminar sin mirar atrás…Ojalá te lleven los
demonios contigo a tu infierno y me dejes vivir tranquila, que quiero escribir
los versos con el aliento de sus besos…Besos cálidos y hermosos que regaron mi
boca y mi existir como agua de mayo y lluvia de abril…ojalá no vuelvas más a
rescatarme como haces siempre…que ya no tengo fuerzas para seguirte por los
senderos de la muerte…pues…hay un hombre que ha enamorado mis poesías con las
caricias de su vida, regándome las caderas con los besos vertidos en el
entresuelo de mis piernas…y me han salido los gemidos suspirando a través de
ellas…
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