miércoles, 22 de marzo de 2017

HASTA MI ÚLTIMO ALIENTO.- (MICRORRELATO)



Llevaba más de un mes sin saber nada de él, pensando las peores cosas del mundo, toda yo era un demonio maldiciéndolo una y mil veces…quería verlo arrastrado a mis pies, rogándome de rodillas una nueva oportunidad... No podía comprender por qué aparecía de repente, y desparecía después durante varios días seguidos, aunque otras veces me decía a mí misma, que algo muy fuerte y poderoso lo retenía. Sea lo que sea, me desesperaba y siempre llegaba a la misma conclusión. Que ya no me quería, que se había cansado de mí, y que tenía una amante. Era como si me echaran cal viva en las entrañas y me transformaba en una serpiente venenosa con ganas de enredarme por su cuerpo y devorarlo todo entero… ¡Hala, que se vaya a tomar viento fresco! No estaba dispuesta a dejarme avasallar por mis propias conjeturas. Tenía que salir de compras, y me puse una falda muy cortita, por encima de las rodillas, de esas estrechas que marcan la silueta de manera muy sugerente, y una camiseta roja que estaba de escándalo de guapa y atractiva, pues a pesar de mi edad, todavía hacía estragos entre los hombres, y no es por nada, pero eso que me digan piropos por la calle, me entusiasma y me sube la moral… hasta que lo vi caminando frente a mí… Se quedó boquiabierto, parado, mirándome de arriba abajo, comiéndome con los ojos, esperando un gesto cariñoso, una palabra amistosa…un suave beso y en soplo diciéndole te quiero, ¡como si yo fuera una santita y sumisa mujer! Me ponía de los nervios, no lo podía soportar, pero él nada, ahí quieto, sabiendo lo que me gustaba esa forma de mirar…Lo miré desafiante, y con los brazos en jarras, sacando pecho y con los labios apretados le dije gritando en silencio…¡Te odio…te odio…! Me di la vuelta con un tortazo de melena al viento, así, como si fuera un latigazo en el aire que iba directo a su cara…Al momento cerré la puerta con un golpetazo, que hasta retumbaron las paredes y los cristales de las ventanas temblequearon con unos restadillos, que por poco no saltan por los aires hechos añicos…tal era la furia que me embargaba…¡Se acabó, se acabó! Me dije para mis adentros…Estaba dispuesta a empezar de nuevo, cerrar el libro para siempre, pasar página y punto… Tengo que retomar las riendas de mi vida y decirle adiós a ese hombre que me tiene las horas malditas y empezar de nuevo a vivir…pues…me estaba oprimiendo el corazón…Ya no podía más, era una batalla donde sólo podía ganar yo y para eso me tenía que alejar… pues…Esto de estar tan enamorada de un hombre como lo estaba yo, desde el año la nana, era de lo más devastador para mi alma. Mi corazón latía a la velocidad del trueno cada vez que lo veía aparecer, y si no lo veía me sentía desfallecer…Era mi amante, mi esposo, mi fiel hombre al que conocí cuando era una jovencita tierna y recatada…No paraba de tirarme los tejos y de decirme lo bonita que estaba, me esperaba a todas las horas del día hasta que me encontraba…Era tan atractivo y guapo que me enamoré desde el primer día que lo conocí, no me lo podía quitar de la cabeza…Joven, alto, ancho de hombros…tenía un aspecto de lo más varonil, un morenazo de aquí te espero, además le asomaban unos ricitos negros por el pecho que me volvieron loca de pasión…¡madre mía de mi vida…! Me encandiló los ojos y el cuerpo…Desde el primer beso quedé prendida de su boca y su piel…Toda una vida queriéndonos, y mira qué locura la mía, después de tantos años juntos, a la vejez viruela…¡Ay por Dios! Me he vuelto celosa y posesiva…pues…Tengo miedo que ya no me mire como antes, como cuando era una jovencita…hay tantas chicas guapas por ahí…Y por eso no paro de coquetear y tontear con otros hombres delante de él, para que nunca me pierda interés… Al otro día, ya valiente y respirando hondo, me fui a caminar sola por ahí, quería encontrar mi libertad… estaba harta de ser esclava de su amor…pero… Como se lo imaginó, vino corriendo hacia mi encuentro con sus brazos de fuego… Míralo, ahí está, como siempre, sonriéndome con esa mirada diabólica que me vuelve loca, loca… ¡qué paciencia tiene conmigo! No lo hagas, por Dios, no lo hagas que me rindo…no puedo con éste hombre, no puedo…Me enamora con sus gestos de pasión y las manos extendidas hacia mi cuerpo…el corazón se me sale del pecho…se me desboca y ya no atino, no sé qué hacer…Lo miré a los ojos, de frente y sentí todo el peso de la soledad de su llamada que emanaba por cada poro de su piel, y me aferré a su cuerpo como si se me fuera la vida en ello...Te quiero, te quiero…No paraba de repetir…Sé que estás con otro aunque jamás me lo dirás…No puedo dormir por las noches siempre pensando en ti, las veinticuatro horas del día te tengo metida en mi cabeza…Me dijo que me amaba, que vivía junto a mí cada segundo de su existencia…Tenía la voz entrecortada, parecían lágrimas a punto de salir, quizás un llanto contenido roto en mil suspiros ansiosos por escapar del alma…su alma… Era una voz triste, apagada, como si fueran los quejidos de su padecer…apenas un susurro aleteando alrededor de mis cabellos me hizo pensar el gran vacío que habitaba en su interior…Lo miré sonriendo… Qué bonita eres, me dice… qué preciosidad de mujer…Me quiere a reventar… No me canso de mirarlo, es el más guapo del mundo para mí...Ya no tiene el pelo tan negro, ni el cuerpo tan esbelto…ya le platean las sienes y ya no anda tan ligero, pero cuando lo miro, veo a ese jovenzuelo que me enamoró con sus besos de fuego… Y por eso temo perderlo, porque para mí es como si nunca hubieran pasado los años, quedándose el tiempo parado en aquél beso que unió nuestros labios, sellándolo de por vida como una poesía escrita con sus horas y sus días… Y juntos caminamos de la mano, sintiéndome más suya que nunca, lo mismo que aquél lejano día del pasado, ahora presente siempre, siempre…sabiéndole mío hasta la eternidad, y entre pinares me abrazó todo el cuerpo, con fuerzas y con ansias, como si tuviera miedo a perderme…Le llené la boca de besos locos y hambrientos, todos sedientos por hartarse de mí, como si estuviera poseída por esa agonía insaciable por morder…Bésame siempre como un loco…ya sabes…como me gusta a mí, de esos retorcidos con lengua…le decía cada vez que podía respirar...y se me quedaba mirando todo enardecido de pasión… Dámelos todos vida mía que los necesito todavía…Empezó a besarme con lujuria y me entregué a su cuerpo con rabia y furia, sin testigos…solos nosotros dos… Si tú supieras lo que te quiero…venga sigue…no pares, que no se resistan ni tu boca ni la mía…Si tú supieras que eres el único hombre que quiero con hambre y con fuego…si tú supieras que desde aquél dichoso día no soy la dueña de mi vida…desde que éramos jóvenes, y a pesar de los años, aún te veo tan guapo vida mía, aunque andes lento y hasta un poco encorvado…aunque tengas el pecho bajo, como tú sueles decir…¡Ay esa barriguita…! Le digo siempre acariciándola…Estoy tan locamente enamorada de ti amor mío, es tanto lo que te amo que apenas la noto cuando me abrazas, incluso cuando me alzas hacia arriba para sentirme toda entera toda… demasiado tiempo juntos, padeciendo y  queriéndonos, y a pesar de la edad de los encantos, cuando besa mis labios es igualito que ese muchacho joven al que conocí hace más de cuarenta años…Y por eso tan sólo le pido al Dios de mi credo, que en mi último aliento, tus brazos rodeen mis hombros, con mi cabeza pegada a tu pecho, y mis labios besando tu cuello, mis ojos mirando tu rostro, y que me beses el pelo y me digas junto a la oreja…Tú eres mi reina…tú eres mi reina...

No hay comentarios:

Publicar un comentario