Y esos ojos llenos de fuego que me
queman hasta la mirada cuando te veo venir con cara de hombre descarado y como
pidiendo guerra…me están dando ganas de pecar…Así no podía seguir porque me
daba cuenta de que toda esta aventura era una lucha sin cuartel, sin entrada ni
salida, una carrera vertiginosa donde el desequilibrio emocional estaba
llegando a límites insospechado, sacando a flote mis más bajos instintos, pues cuando
me ves pasar caminando tan tranquila, me desatas los peores pecados de mi vida…Amante
infiel…Me estas arrastrando a tu mundo, a los bajos fondos, ahí donde la locura
y la pasión se dan la mano de una manera descomunal, y es que estoy tan dentro
de ti que hasta me ahogas con tus pensamientos siempre tan llenos de deseo…Y
eso es lo que me gusta a mí de ti, que me provocas y me desatas como si tuviera
siempre ganas de comerte desde los pies a la cabeza, esos besos tan apasionados
y hambrientos que me queman la garganta, el pecho y hasta los malos pensamientos
que me arrastran a pecar, sacando todas las miserias que tengo guardadas entre
cejas, ¡vaya que sí! Que somos esclavos de nuestras propias miserias dejándonos
arrastrar a esa cierta debilidad que nos gusta a rabiar…Estaba caminando sola
por la calle hablando con las flores esas tan bonitas que están a lo largo del
camino, era como si quisieran comunicarse conmigo, o era yo que las comparaba
en su color con los besos de pasión, y es que la mente se me va por los
andurriales de la ciudad y se pierde por caminos intransitables donde te veo
venir hacia mí…Son historias de mujeres que desencantadas con sus hombres se
dejaron amar incontrolablemente mi amor…quizás como tú y yo…A lo lejos el
murmullo de la gente que están pendientes cuando sales, cuando entro…Envidian
sin pudor ésta gran pasión…Se conforman o no pueden salir corriendo, escapando
como tú y yo…Somos tan rebeldes e inconformistas, incondicionados a ésta sociedad donde cada cosa en su lugar, que no
nos adaptamos a la realidad tal cual, o es posible que seamos unos
irresponsables egoístas y nos encante vivir la locura de nuestro existir…Es la gran
aventura de la vida llena de emboscadas que nos provoca a ir siempre más allá…Ya
no te puedo querer, ya no te puedo amar, ya no puedo a tus brazos volver…Ya
llegué a mi tope, ya llegué a la realidad, ya llegué a comprender la fantasía
de tu verdad o mía quizás…Déjame deambular por donde quiera, deja mi mente
volar por lugares sin fronteras, déjame ser la princesa de mis novelas
secretas…Ya no te conformas con las nieves de tus inviernos y quieres atrapar
las primaveras de mi edad otoñal…Y arrebatarme la esencia de mis novelas de
amor...Te quieres involucrar en cada historia con los pecados de mi
memoria...mis aventuras pasionales...Quieres ser el protagonista de mis
encuentros furtivos donde nos enredamos entre besos y abrazos prohibidos…Y por
eso estás aquí buscándome por todas partes, airado, loco perdido, con la mirada
de los demonios que te están comiendo poquito a poco, preguntándote…¿dónde
estará ésta que no la veo? Te siento, te siento dentro de mi pecho como si
fueras una serpiente venenosa, enroscada, picoteándome las carnes por dentro
para que salga a tu encuentro. Eres como las espinas de las rosas clavaditas en
mi garganta, y yo sólo quiero alejarme de ti porque ese amor nuestro es como la
arena del desierto, esas que tienen fuego en cada átomo, sin agua, solas, como
las dunas de la memoria que a veces te traen a mi recuerdo y otras se te pegan
al cuerpo como rémoras…Yo no quiero ese amor tan violento, que yo sólo quiero
un oasis para mi cuerpo, descansar bajo esa palmera tropical y beber agua
fresca del manantial, agua limpia y cristalina, para la garganta y la vida…Tú
eres un volcán lleno de lava ardiendo, insaciable y me quieres arrastrar a una
vida miserable, llena de barrancos, con hierbas altas para que no nos vea nadie
donde poder esconderme de todos y hacerme la vida a tu antojo, manejarme como
muñeca de trapo, y yo quiero vivir la vida alegre de mis novelas…Me ahogas, me
oprimes el alma, el corazón se me saldrá del pecho, quieres cada vez más y más…Somos
adultos y consagrados, tenemos una vida ancha, amplia y llena…He tocado fondo,
mi mente no da para más…Se ha vuelto tan hipócrita y formal…a la sociedad…¡Corre,
corre, corre, ven a mis brazos, vuelve a mí…! No me hagas sufrir tanto, me
ahogo, me asfixio, algo oprime mi corazón…No me llames más, no me busques más,
no podemos seguir, no tenemos futuro, tan sólo en las palabras de mis relatos,
o quizás en las vivencias de mil indignados…No insistas tanto, déjame marchar,
no puedes a una gaviota sus alas cortar…No me llames ni me grites con las voces
de tu llanto, mira que me vuelves loca y me iré a tu lado volando…Y ahí que estabas
tú, sentado, cabizbajo, con las palmas de las manos oprimiendo tus sienes, y la
mirada encerrada entre tus pestañas para que no se te escaparan las lágrimas…Con
los hombros cansados, un puñal en el pecho clavado y tus labios en un gesto
malogrado…Estabas llorando mi amor, fíjate que sin haberte visto aún, yo ya
sabía cómo me estabas buscando…¡Corren, corren mis pies sobre el asfalto! Y de
un salto te abracé la cabeza con mis manos, te atraje hacia mi boca y acallé
los quebrantos que te estaban ahogando, y dos lágrimas rodaron por mi rostro
como dos bolas de fuego, esas que de tus ojos salieron brotando hacia mí, como
si me estuviera gritando desde allí… ¡No te alejes más de mí…! Me senté a
horcajadas sobre sus rodillas y empecé a abrazarlo y aspiró el aroma de mi
cuerpo dejando caer su cabeza en mi pecho…Acaricié su oído con la cal viva de
mi lengua, escarbando dentro de ella mientras balbucías…No me abandones nunca,
no vuelvas a desaparecer de mi vida, no te alejes de mí que llevo noches y días
muriéndome pensando que ya no eras mía…Y yo seguía y seguía con la ardiente
letanía de mi boca buscando la suya, llenando su cuerpo con ardientes palabras
de pasión…Y él sólo susurraba despacito acariciándome la espalda…Las palabras más
bellas están en tus ojos…y yo…Me dijiste que me encontrabas extraña, y te dije
que me sentía tranquila y serena…luego me recogiste el pelo en una coleta y me
besaste los hombros con la furia de los demonios, y abrazándome contra tu pecho
me agarraste la cabeza y me besaste con la saña de la mordaza acallándome la
boca con la poesía de las palabras y me acariciaste el alma…El arco de tu
ventana está lleno de estrellas y cuando tú te asomas, sale el sol y se van
ellas…
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