Tengo miedo de verte, tengo miedo de
que no me quieras ver, y tengo miedo de éste querer…Me duele demasiado ésta loca
y descomunal pasión que siento por ti…pues…Me está destruyendo el deseo que tengo…y
los celos…Tenía celos de su juventud…Son las trampas del destino que pone en
entredicho el amor de un chico joven y una mujer de edad madura que lo traía
por el valle de la amargura…Temía que otros abrazos arroparan mi piel… Me estás
matando poco a poco, y ya no sé qué será mejor…si verte o no…Era un desorden
total, una pasión infernal que los desbordaban a seguir en la lucha de amarse sin
fin…Un reto, un desafío al tiempo…Un desafío para seguir latiendo a trompicones
de trampas y laberintos donde me cruzaba con él, nos besábamos con ardor y cada
uno su camino... Tengo miedo de perderte, y que me dejes de querer, que ya no
te guste y que no sientas deseo por mí... pues…Me aterroriza que algún día despiertes
viendo la realidad y te vayas con otra de tu misma edad corporal…Se me desvanecen
los sentimientos. No puedo más con éste sufrimiento de amarte y ser tres veces
mayor que tú. Estar varios días seguidos sin saber de ti, y tú en la sombra
espiando orgulloso y poseído sabiendo de mi dolor, ni apareces, ni te dejas ver…pues…Como
un terremoto me siento cuando te veo…Me arden las carnes de deseo y se me
envenena la sangre de celos…Salgo corriendo hacia ti y me enfrento a tus ojos y
te pregunto con la furia desbocada, hiriéndote con cuchillos y navajas,
acusándote de infiel, traidor y cobarde…Y me contestas con los demonios que te
delatan de la rabia que te consumen como ratas devolviéndome cuchilladas en las
llagas de mis entrañas…Y te doy la espalda alejándome de la ira de tus ojos y
tus palabras envenenadas…Y me pierdo entre raudales de lágrimas que se niegan a
salir, ahogándome la garganta de pensar que tú estás por allí y yo por aquí…¡Vete,
huye como haces siempre! Ya volverás, jamás te desasirás de mí…Me estaban aclamando
sus quejidos…Eres la esencia de mi vida, mis sueños, mis celos y mis desvaríos
que me incitan a desafiarte en un duelo salvaje de puro frenesí…Y yo que lo
escucho en los suspiros del viento, aligero
el paso temblando cada instante, mirando a todas partes, pensando que ya no me
quiere, que no está, que se ha ido con otra que lo atrapa por su corta edad… Dos
lágrimas como puños rodaron por mi cara desencajada…y lo vuelvo a escuchar…Vuelve
conmigo amor mío, mira que sigo aquí y no puedo más…Retrocedo mis pasos y lo
veo…Estaba sentado en un lugar estratégico donde podía divisar más allá de las
colinas…Me estaba esperando, tranquilo y relajado, con la seguridad de saberme
suya de por vida…El corazón se me acelera a mil, apenas puedo respirar…Se
levanta y se dirige hacia mí con los brazos alzados y corro hacia él…De un
salto me cuelgo a su cuello y lo beso como si fuera el primero de mi vida y el
último de la muerte…Caigo rendida y vencida como niña perdida, no podía
respirar…Un chorro de frases ininteligibles salen de mi garganta a punto de
estallar en un llanto seco…Tengo que hablar contigo de mis dolores,
sufrimientos, de todos los sentidos de mi cuerpo y mi corazón…mi edad…puedo ser
tu madre…Un chorro de lágrimas cayeron rodando por mi cara, y él que no se cree
aún lo que lo he llegado a querer, me mira sorprendido sintiendo en su pecho
los latidos de mis gritos reclamándole un poco de atención... No me escucha, me
tapa la boca, me besa, me abraza por la espalda y siento la urgencia de sus
entrañas…Entre matojos y ramas nos engullen las sombras que nos rodean como
sábanas escarpadas, y nos miramos a los ojos con las ansias desbordadas de
caricias escondidas bajo la tela de mi falda…Me sienta en sus rodillas con
manos juguetonas donde me doy toda, toda…Rodeando su cuello con mis brazos del
revés, lo reto en un duelo de lujuria y morbosas frases de pasión…Llevo tatuado
en mi cuerpo las caricias de tus dedos que me está quemando la piel a retazos…Quiero
ahogarme en tu boca, perderme en tus besos y quedarme contigo hasta el
infinito…Meterme en tu pecho y esconderme en tus pensamientos…Aspirarte los
sentidos y hacerte mío, mío…enteramente mío…y…Se levanta con las prisas de su
vida abrazándome la piel de mi cintura, atrayéndome hacia él como si tuviera
miedo a perderme…Y yo que te deseo con todas las fuerzas de mi cuerpo me rindo
a tus manos de fuego, te muerdo el cuello y te recorro los sentidos con la lengua
ardiendo…Caigo de rodillas a sus pies y beso todo lo que alcanza mi boca hasta
oírlo gemir de placer…y…Como un loco desesperado me miras la cara ansiosa
mientras paladeo tan rico manjar, que en mis labios se muestra sumisa y
obediente a las órdenes de los tientos del querer en un hechizo inmortal,
dejándote llevar por el embrujo de ese veneno letal...
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