Dicen las malas lenguas que cuando
una pareja se rompe es porque una tercera persona se interpone entre ellos, y
verdad debe ser cuando desde hacía tiempo te veía rondando a otra
mujer…y…llenita de ira te engañaba con la misma moneda de hiel…pues…Más de una
vez estuve dejándome mecer por los brazos de otro querer, ¡los mismos de
ardientes que los tuyos! No te vayas a creer que has sido el único hombre de mi
vida, no, no…para nada, que para un buen revolcón o un quita penas, tan sólo se
necesita tener el cuerpo ardiendo…y la sangre en llamas…Como una perra me
utilizaste mi amor, que allá donde ibas te seguía sin perdón…Me dijiste que me
amabas y me lo creí, me pediste que no te dejara y te seguí…y lo único que
hacías era reírte de mí…Sólo me querías para tus juegos morbosos. Hacía
cualquier cosa con tal de no perderte, ¡fíjate si te amaba! Que allá iba sumisa
y obediente…Me tenías dominada, sometida, y lo único que he conseguido es
malvivir como una delincuente…Una zarrapastrosa pidiendo limosna de amor…un beso
más, una caricia, un te quiero, que cada vez que me lo decías se me llenaba la
vida de aliento y armonía…Me he arrastrado hasta ti llorando de pena, y cuando
me veías te dabas la vuelta...era como si me clavaras un puñal en el corazón…He
sufrido tus desprecios como golpes en el estómago, aún así, cuando me sonreías
me tenías comiendo de tu mano, ¡qué imbécil era! Entonces no me daba cuenta, me
gustabas mucho, ¿te enteras? ¡te deseaba más a que a mi vida! Y todo esto,
¿para qué? Para nada. De nada me ha servido tantos sacrificios. Me has
humillado, me has pisoteado el alma y me has roto las esperanzas, ni siquiera
tengo ilusiones de seguir viviendo, y si en éste momento muriera, sería como un
bálsamo para mi dolorido corazón. Me has tratado como a una rata callejera. Te
has reído de mí sólo para beneficio propio, queriéndome y odiándome a la vez,
deseándome como hembra corrupta. Me has vapuleado, y has jugado con mis
sentimientos a tu antojo tirándome al barro como si fuera un despojo…Estaba
pasando por el peor momento de mi vida, y por eso lo conocí, ¡qué tonta fui!
Luego me di cuenta de que era esa clase de hombres, que hasta que no consigue
lo que quiere no cede en su empeño…ya me lo advirtió la otra…No le hagas caso a
ese tío que le gustan todas y sólo caen las tontas…La ignoré pensando que me lo
decía por celos o porque ya estuvo con ella, el caso es que me empezó a gustar
y en esos momentos tan delicados que estaba pasando, más…Una mañana sentí unos
pasos detrás, me di la vuelta, lo paré en seco y me colgué a su cuello…Cayó a
mis brazos sin fuerzas y sin resistencia…Estaba casado, me dijo, pero en
trámites de separación, más o menos como yo…Pobre mujer…ignoraba que estaba
conmigo y con otras más…pues…Murmullos y rumores se oían a lo lejos estando
pisando los mismos suelos…Hay una rata royéndome las entrañas de tantos
sufrimientos…Me hierve la sangre de impotencia…Estaba cansada de tantos
galimatías…Venía caminando de frente, triste y apagado…Tenía el gesto
contrariado y la amargura reflejada en la cara…Sentí el frío hielo de su mirada
sobre mis ojos como dardos envenenados, acostumbrado como estaba a verme
sometida a las mentiras de su vida…Ahí fue cuando descubrí toda la verdad, la
que tantas veces me negaba…Estaba buscándola como antes me buscabas a mí, y por
eso sé que nos engañaba a las tres…Me sentí como un estorbo para los vicios que
escondía bajo el yugo de su batuta, siempre alerta a cualquier mujer que se le
apeteciera a su insaciable hambruna…Me armé de valor. Me daba igual lo que
pensara de mí. No estaba dispuesta a dejarlo escapar. Ahora o nunca…Lo paré en
seco y mirándolo a los ojos le dije…¡Estás con otra! ¡Mentirosa! Me dijo con la
voz temblequeando…y siguió andando…Sentí la frialdad de sus manos en mis
carnes, las mismas que acariciaba cuando se le apetecía…y que tanto me
gustaba…No hiciste nada, ni te volviste para abrazarme y besarme la boca, ni me
dijiste te quiero…ni siquiera te has atrevido a decirme en la cara que ya todo
se ha terminado entre nosotros, ¿sabes por qué? Porque en lo más profundo de tu
alma sabes que no puedes pasar de mí…Ese será tu mayor castigo…Y seguí mi
camino volando como ave sin destino, liberándome de esa fiera que tenía
bullendo entre rejas y postigos…
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