Me derrumbé de dolor,
lloraba hasta más no poder. No me lo podía creer. No me
conformaba. No sabía nada. En
qué hospital estuvo. De dónde era. Sus apellidos eran falsos. Toda información
que tenía era vaga, con detalles pero sin nombres.
Lo único que sabía era que vivía en un pueblo de la costa catalana, a treinta y
cinco kilómetros de Barcelona, pero ignoraba su nombre. Adora
ir a la playa. Como sus apellidos eran falsos no podía buscarlo. Me puse en
contacto con un amigo mío que es médico y otro policía, pero no lo encontraron, no dieron con él.
Era como si la tierra se lo hubiera tragado sin dejar huellas de nada. Llamé a hospitales,
tanatorios, cementerios, lugares posibles donde trabajaba, nada, nada. No había información. Estaba desesperada. Lo
único que podía hacer era seguir el consejo de una amiga. Que fuera a ver a una mujer tarotista, pues ella podría saber algo. Fui y apenas me vio
me dijo…A usted le han mentido. Le han
engañado. Él está vivo, no está muerto. Tuvo un accidente, pero no fue grave. Él
está en casa de su madre, incomunicado. Está triste. Está enfermo. Tiene muchos
dolores de todo. Le duele su alma, su corazón…Está muy mal anímicamente. Piensa mucho en
usted. No sabe qué hacer…Me
dije… ¡Mierda! Pero, ¿qué pasa? No comprendía nada, me parecía todo esto muy extraño y no lo aceptaba.
No conforme aún, después de pasar un mes fui de nuevo y
me dijeron lo mismo…Está vivo. Todavía
no trabaja. Se quebró la pierna izquierda y otra vez su
cadera…Él recibió el golpe más fuerte, había otro de sus amigos muy grave. Venía a
mucha velocidad…Pasó otro mes y seguía inquieta. No duermo. Estoy triste.
Todo el día llorando por los rincones. Pienso mucho en él…no sé cómo olvidarlo… Trato de bloquear mi
mente. Medito. Hago sanación…Un
sábado recibí un mensaje en mi Skype. No
sabía quién era. El lunes también del correo de Juan.
Pensé que era muy extraño que enviara mensajes y que después de unas horas, los
borraba. Al principio no me daba cuenta porque no entraba muy a menudo. Una
noche entre a las dos de la mañana que es mi hora y me envía
otro mensaje…Soy yo, no puedo decirte nada, estoy vigilado…Más tarde me envía este…No me dejan
comunicarme contigo, por eso quito los mensajes, tú también debes hacerlo. El
fallo fue mío, deje el Skype abierto y lo leyó todo. Luego borrare esto también…Estaba muy mal escrito por él. Está nervioso.
Me acosté pensando que por la mañana sabría más...Cerré los
ojos inundados en lágrimas…Junté mis manos sobre mi pecho…Gracias a Dios que no
está muerto, gracias Dios mío…Me imaginaba que estaría disfrutando en ese crucero con sus hijas y su ex mujer, y
desde allá me enviaba los mensajes…No sé para
qué…quizás para tener la conciencia tranquila. Nunca
hubo accidente…nunca hubo muerte…Todo lo invento su hija, todo, todo porque
encontró el Skype abierto y leyó nuestras
conversaciones…Lo tiene chantajeado y vigilado…Una madrugada se comunicó conmigo y me cuenta lo sucedido…No fueron
de crucero a causa del accidente. Le operaron de su pierna y está en
recuperación…Hablamos de lo nuestro. Se termino para siempre. Él volvió con sus
hijas y su ex mujer. Están viviendo juntos…no hay otra salida. Me sigue amando
en secreto y nunca me olvidara. Nos prometimos amor eterno y juramentos a
nuestro corazón, y me dice otra vez…Si no estoy en esta vida contigo, espero
coincidir en la otra vida, mi amor por siempre…Pase lo que pase seguiremos
sabiendo el uno del otro, pero con respeto y cariño hasta que no duela…hasta
que no hiera nuestras almas a las que prohibieron amarse libremente…Fuimos
condenados por segunda vez a separarnos. Sólo por el hecho de leer su
correspondencia y mensajes de Skype, lo condenaron y lo juzgaron como si fuera
pecado amarse…En el chat y me dice…Otra me sigue amando, pero no podemos seguir
juntos…Adiós…Le dije sin dejarle ningún beso, solo un adiós frió y distante
para no derramar más lagrimas de dolor. No le dije que le seguía amando más que
nunca…me desconecté y lloré…Continuará…
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