Dicen las malas lenguas que ojos que
no ven corazón que no siente, y verdad debe ser, que desde que no te veo
desapareciste de mi ser…Estaba cansada de tantos desaires, desprecios…aquí te
pillo, aquí te mato…vaivenes…mentiras…He sentido tantas veces esta angustia que
ya la tengo dominada, pero no quisiera acostumbrarme a ella…estoy harta, me
oprime el pecho, me ahoga, me tiene atada de piernas y manos a tu cuerpo…no
puedo más…vete…aléjate de mí…Hemos vivido una vida loca con toda clase de
artificios por seguir adelante…estoy cansada de luchar por ti…estamos como al
principio...Me siento vacía y llena de odio, rencor, maldad, recelos…Estoy
intoxicada de hiel…Me hierve la sangre de rabia y me sabe la boca a veneno…tu
veneno...El que me has contagiado con tu cruel suspicacia para provocar la ira
de mis celos...Te excita verme celosa, ¿verdad? Es como un triunfo para tu ego,
tu virilidad masculina…Disfrutaba viéndome triste, arrastrándome como una
lagartija, enganchada a él…y lo estuve, ¡vaya que sí! Como una libreta abierta
apoyada en tu atril, sabiendo cada resquicio de mi piel, hasta los suspiros más
delirantes conocías, que cuando los oías te hacías dueño de mi vida, porque mi
vida ya no era mía…Me rindo, estoy abatida, derrumbada, muerta…Tengo que
perderme para encontrarme de nuevo...Me esconderé entre recovecos, me iré muy
lejos y después gritare hasta que me oigan los demonios de mi cuerpo, se
vuelvan locos y salgan fuera de mi entorno…Tenía que reaccionar si no quería
verme sumida en un pozo sin fondo…pues…No soportaba verme andando altiva y
segura y por eso me buscaba, me zarandeaba a mordiscos y lametones, y luego me
dejaba tirada al fango para que sintiera el poder de su mando…Ignoraba que
dominaba las situaciones a base de decepciones y desengaños, y tú en ése tema
eres un maestro, pero diste con la alumna perfecta, que aprendí las lecciones
al pie de la letra…Letras escritas con lágrimas de sangre, ¡mis lágrimas! ¡No
lo olvides nunca! Que gracias a eso sigo caminando, ¿sabes por qué? Porque las
decepciones me hacen ver con los ojos del corazón y tú ya te encargaste de que
me diera cuenta de lo poquito que me querías, que sabiendo lo que me hacía
daño, más empeño ponías en hurgar en la herida…Te alimentabas de mi dolor
viéndome sufrir disfrutando como un sádico…Has querido destruir mis sueños, mis
esperanzas, las ilusiones, pero no lo conseguirás porque soy una superviviente,
una atleta de la vida que lucha a la contra de cada obstáculo…pues…Me explayo
gritando mis guerras echándolas fuera y eso te consume y desespera. No lo
soportas, por eso vuelves rabioso perdido con cara de perro apaleado reclamando
mis besos, y a mí que me queman en los labios, te los entrego para que puedas
apagarlo, y tú envanecido los tiras con la tiranía que te caracteriza…Se acabó,
¿te enteras? hasta aquí llegué yo…Ya vencí mis miedos, ya no temo
perderte...pues...Jamás fuiste mío del todo…te guardabas de mí…y de las
demás…En el fondo no eres de nadie, ni siquiera eres tuyo…Eres preso de tu
egoísmo, tus debilidades, tus contrariedades, tu morboso silencio...Estás
dominado por tu exigente ansiedad y el vacío que te embarga…Tampoco eres de
ella…la que te espera sabiendo de tus citas secretas…Hemos sido esclavo de
nuestros sentimientos, emociones, celos, dudas, nuestras luchas internas dejándonos
llevar por nuestros deseos, derrochando toda clase de fantasías eróticas,
queriendo cada día más y más…pero…¿sabes que te digo? Que hay una gran
diferencia entre los dos, porque yo estaba enamorada de ti, de tu mirada, tu
porte, tus besos ardientes, y jamás me arrepentiré de haberte amado tanto, pero
tú no…Me has utilizado como una muñeca hinchable para tus morbosos juegos,
elevando mi cuerpo hasta estallar de placer...Chillaba tanto que te hacía
llegar al éxtasis antes de mi último grito…Después me dejabas vacía…no tienes
la culpa, es tu forma de amar, te guían los deseos de la carne, o como sueles
decir…Eso me llevo para mi cuerpo…No quiero eso para mi cuerpo...Quiero
caricias para mis sentidos, besos apasionados, gemidos lentos, suspiros en mi piel
desnuda, miradas ardientes y manos de fuego…aunque...Reconozco que más de una
vez me dejé querer por otro por venganza, por rabia, por hacerte daño cuando te
veía con otra…Soy débil en ese aspecto, ojalá hubiera dominado ese instinto
asesino, pero no podía, ¡me daban ganas de matar! Era esclava de mis furias,
mis debilidades, los demonios que me incitaban a pecar, pero bueno ya todo
pasó…Ya me vacié por dentro, ya lo saqué de mi vida, ya acepté su
realidad…Seguiré mi camino al compás de mis latidos y gritaré a los cuatro
vientos los suspiros de mis gemidos…
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