A LA MEMORIA DE MI MADRE.- (Ceuta -16-8-1915 – Córdoba -11-9-1998)
En los atardeceres de mi niñez, solía sentarme a los pies de
mi madre observándola coser, y cada vez que se le acababa el hilo, le enhebraba
la aguja, mientras ella me sonreía…qué vista tan buena tienes hija mía…Molía el
café en un molinillo cayendo la molienda en un cajoncito y yo la miraba
embelesada…también hacía la mayonesa dando vueltas y vueltas con un mortero en
el almirez, mientras yo vertía el aceite gota a gota y de su garganta salían
canciones de amor…luego probaba la mayonesa relamiéndose los dedos…qué
rica…decía sonriendo…descabezaba más de un kilo de boquerones en el fregadero,
destripándolo con una rapidez, lo mismo que las patatas cuando las
mondaba…Lavaba a mano en la pila del balcón cantando…Nena, me decía loco de
pasión...De repente me sorprendo cantando algunas de sus canciones favoritas y
le digo…Ya lo sé mamá, y vuelvo a sonreír…A veces hablo con ella como si
estuviera junto a mí, incluso me vuelvo y le pregunto…¿Qué quieres, mamá? Y me
sonrío…Tengo tantos recuerdos de mi niñez, de cómo tocaba el piano y venían los
vecinos a oírla...Y en verano, cuando todos los domingos nos íbamos a la playa
a comer...Aquel olor a tortilla de patatas con su ajito picado con perejil, y
los pimientos fritos y las berenjenas y un tomate muy hermoso, que mi madre nos
partía por la mitad regado con un chorreoncito de aceite y unos granos de sal.
Todos sentaditos en la arena con el agua apenas rozándonos los pies. Eso es lo
más bello del mundo, ese sol que te adormecía...¡qué contenta me sentía..! Yo
me tumbaba al sol y soñaba. Soñaba que estaba muy contenta de ser una niña
porque si fuera un perro no sería así de feliz y tampoco si fuera un árbol o
una roca. Así que había tenido mucha suerte de haber nacido niña. Y seguía
soñando hasta que unas patitas peludas andaban por mi espalda y me levantaba
chillando, mientras mis hermanos corrían muertos de risa, ¡qué traviesos eran!
Se pasaban el día trepando por una roca, y en una lata iban echando toda clase
de bichos que encontraban...Otras veces nos peleábamos por quitarle pellejos a
mi madre de la espalda, y me encantaba sacarle un buen pedazo sin que se me
rompiera y se lo enseñaba como si fuera un trofeo y ella se reía... Adiós
verano, adiós playa, adiós erizo, adiós pulpo, adiós cangrejo, adiós pellejos,
adiós olas, adiós arena... Aunque ya no vuelva jamás os olvidaré porque esos
son pedazos de mi vida que jamás volverán…Y ¡qué suerte la mía! Poder ir de un
lugar a otro del tiempo con la mente, prodigioso transporte de locomoción, que
no conoce las barreras del reloj de la vida, traspasando los límites de la
velocidad, sin pausa ni medida, yendo del presente al pasado, sin prisas,
incluso me atrevería a decir, adelantándome al futuro, ya que ella no está aquí
ahora, yo la traigo en este momento con las letras de la memoria, haciéndola
renacer de nuevo a otro lugar de la existencia humana, con tanta suspicacia...
Sin dar explicaciones a nadie, tan sólo los recuerdos que van y vienen al libre
albedrío del amor y los sentimientos, almacenados en ese baúl que es el
corazón, y que yo me atrevo a deslizarlas por Internet…
No hay comentarios:
Publicar un comentario