LA MEJOR NOCHE DE MI VIDA.- (MICRORRELATO)
Volvía de mi caminata, la que suelo hacer cada día,
cuando de repente el silbato de mi móvil me avisaba que alguien me había
enviado un mensaje en la burbuja de facebook…No quería pararme a leerlo, sobre
todo porque tenía que ponerme las gafas y decidí ignorarlo pero pensando que
podría ser mi amiga Ana, me senté en un banco del paseo marítimo y lo leí. Lo
primero que decía era que me veía muy linda y guapa. Por respeto y educación le di las gracias…Al momento, me pregunta
mi estado civil y qué hacía…¡Madre mía, ya estamos otra vez con lo mismo! Son
todos iguales, ¡por Dios! No sé qué se creerán éstos tíos, ¡qué pesados y
aburridos son, ¡me tienen harta! Siempre pensando con la entrepierna, ¡jolines!
Pero ¿qué les pasan por la cabeza cuando ven cualquier foto de una señora?
Quizás se imaginen que una está con ganas de liarse con un muchacho mucho más
joven, o qué sé yo…Últimamente no paraba de recibir solicitudes de tipos de
treinta años y cuarentas, ¡vamos! Lo que yo llamo buitres a la caza y captura
de mujeres, como si una estuviera necesitada de sexo, ¡anda y que le den!
Pobrecillos, a lo mejor es que se aburren mucho con las que tienen a su lado y
eso de estar con una tía de edad madura les da mucho morbo…El caso es que
empezó a usar un lenguaje soez y vulgar, incluso, se atrevió a insinuarme cosas
que por respeto omito, pues ya se sabe lo que ocurre en éstas redes, que todo
se engrandece y malinterpreta y se le da una importancia que no se merece…¡Éste
se va a enterar de quién era yo! Sin más dilación le dije… Me da igual lo que
digas tío, ya sabes el dicho ese tan famoso…No hace daño quien quiere sino el
que puede, pues mis sentimientos son libres como las gaviotas que vuelan sobre
las olas del mar…Al momento me contesta…Pobre gaviota que vive en un nido con
alas rota…Me tocó el corazón…Algo se trasformó en mi interior alertándome que
éste hombre tenía escondido dentro un don especial y que, sin proponérmelo
siquiera, brotó al exterior…Ahí había un poeta lleno de letras libres y sueltas
deseosas de salir…Sin más preámbulos seguí el envite como si me hubiera lanzado
un guante, y como en un reto, me veo chateando con él en un duelo de plumas
salvajes, que entre dimes y diretes, se fue transformando en una poesía, cuyos
versos invitaban a ser retados con la burla del sarcasmo y la ironía, dejando
pistas y señales a ser encadenados por el contrincante, que con tal de salir
airoso en éste opíparo reto de frases, fuimos cayendo en una tregua de pasiones
ocultas, que nos embaucó en una prosa narrativa como si fuéramos dos amantes
poetas, con tal ímpetu y entusiasmo que quedamos en escribir una aventura llena
de fantasías eróticas y que tenía que estar acabada antes de las diez de la
mañana del día siguiente…Me pilló desprevenida,
no se me ocurría nada, pero era un reto para mí, y me encantan los retos… Tenía
que ganar a toda costa, aunque tuviera que hacer trampa, pues no se puso
ninguna condición, sólo tenía que hacer la entrega del relato antes de las diez
de la mañana y ya no tenía tiempo, además él nunca se enteraría…Empecé a darle
al coco y me acordé de aquella aventura que tuve con un tío a través de mis
avatares…Sabía que no era lícito del todo, no estaba bien… ¡A la porra tantos
remilgos! Ante todo quería impresionarlo… ¡No lo pensé ni un instante! Me acosté
pensando en él de una manera muy sugerente…A media noche me despertaron los
rugidos de un animal. Abrí mis ojos y me encontraba dentro de una tienda de
campaña y un enorme oso delante de mí. Llamé enseguida a mi amigo y me dijo que
no me preocupara, que preveía que algo así iba a ocurrir y se trajo su fusil.
Me dijo que no me moviera de allí y que iba a investigar dentro de la caverna.
Me quedé muy quieta cuando veo al lado un caballo. No lo pensé ni un instante y
de un salto monté sobre él…Salí de la tienda de campaña y galopé por medio de
un bosque lleno de árboles cuyas ramas me rozaban los brazos y las espaldas,
¡querían atraparme! Hasta me agarraron los pelos de la cabeza para que no
pudiera salir de allí. Atravesé el bosque sin parar, hasta que llegué a una
cuesta empinada y en lo alto una enorme montaña. Fustigué a mi caballo que
relinchando se dio a la fuga a galope tendido. ¡Corre, corre, corre! Llegamos a
lo alto de la cima, donde un enorme volcán empezó a echar chispas de fuego.
Aquello estaba ardiendo. Me estaba quemando y me lancé en picado hacia abajo,
de tal manera que me caí del caballo, y rodando cuesta abajo, di de cabeza a un
río de aguas embravecidas y torrenciales, donde la corriente me llevaba hasta
las cataratas, sacudiéndome por todos lados. Ahora de espaldas, boca arriba, de
lado. Sentían unas embestidas que casi me arrebataban el alma. Ramas y palos
pasaban por mi lado cuando justo en medio había un tronco atravesado y me
aferré a él con todas las fuerzas de mí ser sentándome como si fuera una moto,
apretando mis manos alrededor de manera que al caer por las cataratas no me
despidiera al otro lado del mapa. ¡Ay Dios mío! ¡Ay Dios mío que me muero! No
paraba de llamarte con unos gritos exagerados, cuando de repente me dejé llevar
por la corriente cayendo por la catarata. Una lluvia de aguas torrenciales me
invadió por cada poro de mi cuerpo haciéndome chillar como una loca. Poco a
poco llegué a un ensanche del río donde las aguas en calma me arrastraban hacia
la orilla, haciendo que siguiera el cauce con tranquila serenidad. Me dejé
mecer por las aguas del río hasta la orilla. Me tumbé en la fina hierba y me
dormí. Dormí plácidamente y antes del alba, los rayos del sol me despertaron.
Una brisa acariciaba mi espalda y cuando abrí mis ojos, me sonreías guiñándome
un ojo…Buenos día mi vida, ¿qué…te ha gustado? Ha sido la mejor noche de mi vida… y desperezándome
como una gata lo invité a que me acariciara la espalda…
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