Me dijo que me amaba más que a su vida, que lo
iba a dejar todo por mí y yo me lo creí…Tenía una
venda en los ojos que no me dejaba ver más allá…
Mentía más que parpadeaba…pero lo quería a
rabiar…Yo vivía en Madrid con mi marido, tenía
una posición cómoda, nuestra convivencia era más
o menos normal, hasta que lo pillé con otra en la
cama después de veinte años de matrimonio…No
le di opción ni a pedirme perdón…Me divorcié.
Tenía cuarenta y cinco años, toda una vida por
delante y no estaba dispuesta a quedarme
encerrada en casa. Siempre he sido una mujer muy
independiente, y aunque mi ex era un militar de
alto cargo, jamás dejé mi trabajo de directora de
un instituto. Pedí la excedencia por un año y me
dediqué a viajar por toda España y parte del
extranjero…Durante todo ese tiempo conocí a
varios tipos que lo único que buscaban era sexo
puro y duro, más o menos como yo. Me sentía sola
y algo decaída, pero de nada me valió porque soy
mujer que para besarme con un extraño necesito
sentir un leve toque de amor...Hasta que lo
conocí…Regresé a Madrid y me incorporé en mi
trabajo y en menos de un año se presentó
Maurice…Era el nuevo profesor de idiomas…Me
enamoré perdidamente de él…Como las olas del
mar en su resaca es el amor mío, esas que vienen y
van...y en el silencio de la noche barrunta la
tormenta hasta el amanecer…son las cuerdas
flojas las que me atan y desatan a la vez…
fuertemente oprimidas por el dolor de tu llanto
mudo y sin voz…pues…como un pirata te siento
buscando el tesoro en lo más profundo de mi
garganta…y de mi ser…y embravecida me pierdo
entre oleajes con los embates de tu piel…elevado
mi cuerpo a la merced de la cresta revoltosa, que
como una caracola se deja hacer con la furia de tu
querer…llegando a la orilla con la sonrisa de la
luna, mansa y tranquila…dormida tal vez…Tenía
cuarenta y nueve años, dos más que yo y estaba en
trámites de divorcio...Fueron quince años de
agonía, de supervivencia de desesperación…Una
lucha de titanes, dos almas gemelas llenas de
fuego…demasiado carácter y celos por parte de
los dos…teníamos encuentros pasionales en todas
partes…aquí te pillo y aquí te mato, a lo bestia…
en el aseo deprisa y corriendo, otras escondidos
en los vestuarios, en la calle, en el ascensor
dándole al botón arriba y abajo…en el portal, en
los jardines atrapados en la oscuridad en la
noche…en su coche, en el mío, en cualquier
rincón del camino…me tenía dominada. Estaba
locamente enamorada, jamás había deseado a un
hombre con tanta ansiedad, me había hechizado
de tal manera que estaba completamente
obsesionada, todos mis pensamientos en él, desde
que me acostaba hasta el anochecer…y al alba
también…No podía estar ni un solo día sin
verlo…A veces me invadían los demonios
imaginándomelo con otra, y era tan real mi sentir,
que sufría de dolor y me daban ganas de matar. Me
enfurecía pensarlo, no sé qué es lo que me dio éste
hombre, lo quería a morir…hasta que…Algo
entreví en su cambio de actitud hacia mí que me
hizo sospechar la cruda realidad…quizás esa
intuición femenina que tenemos las mujeres para
poder discernir entre leves trazos de
obsesión...Poco a poco empecé a alejarme…Me
decepcionaste…ya no me duele tu olvido…Me
estaba haciendo con el mando de la situación y me
hice fuerte y valiente, demasiado atrevida…Será
de tanto daño que me has hecho…Me dediqué a
coquetear con otros hombres y si me atraían hacía
lo que me pedía el cuerpo en esos momentos…
Era una manera de vengarme...Esas manos vacías
y destempladas son las que siento en mis palabras
tristes y abandonadas…Ese leve cosquilleo de
indiferencia que te saca una sonrisa de sarcasmo
cuando me miras, es porque aún me piensas con
deseo y cautela, y yo me pregunto, ¿no será que
todavía me llevas metida en tus sentimientos con
la agonía del despecho? Es la máscara más fácil
que tienes para demostrar tu mente airada…
pues…llevas el dolor escrito en tu rostro cuando
te cruzas en mi camino, y de cólera contenida
desvía tu furia hacia dentro y te tragas los
demonios que te salen del entrecejo…Esa sonrisa
que ríe sumisa y aletargada te delata…y…Esa
mirada ensangrentada, toda rota por mí, es la que
me revoluciona la desnudez de mi piel y la que
me guía a tu querer…A veces nos veíamos en mi
casa…Sentía en mis adentros que sufría por mí,
era como si adivinara sus pensamientos, y un leve
cosquilleo me invadía por el cuerpo sabiendo de
sus tristes sentimientos al recordar mis besos, mis
abrazos, mis susurros y mi entrega total a otros
hombres…hasta que lo conocí...pues...Creaste la
duda en mi mente y ya no puedo besar tu boca con
la urgencia de la pasión…ni se me apetece abrazar
tu cuerpo con ternura, ni decirte al oído palabras
sinceras de amor…Ahora mis sentires se quedan
encerrado tras las rejas de mi garganta…No me
salen los suspiros del pecho cuando te veo...ni
tampoco me estremezco con tu recuerdo...tengo el
corazón partido en mil pedazos… Se ha cruzado
un hombre en mi camino que ha pegado los trozos
con sus labios…y ha recorrido mi cuerpo con la
caricia de sus manos…me ha robado el sueño, el
aire que respiro y hasta el pensamiento, que allá
donde me llevan los pasos, me viene al recuerdo
su mirada llena de deseo...A veces me asaltan las
dudas de los sentimientos y se me desboca el
temperamento de tal manera, que no sé qué
pensar, es tanta la incertidumbre de no saber de ti
que se me nublan los pensamientos…pues…Me
acariciaste la boca mi amor, me la enamoraste con
un beso de pasión, y a partir de entonces, ya no
quiero otro beso...fue un beso reposado, como tú,
tranquilo y relajado, como tú, sin prisas, que se
dejó besar como si estuviera esperando dormirse
en mis labios, y ya no quiero un nuevo despertar
donde abra mis ojos y no estés a mi lado...ven de
nuevo mi amor, ven a mis brazos, que a pesar del
tiempo pasado...no te he olvidado…pues...Estaba
en la residencia visitando a su hermano mayor, y
yo había ido a ver a una tía mía enferma de
alzhéimer con noventa y siete años. Nuestras
miradas se cruzaron en una infinita sonrisa de
pasión…Habían pasado cinco años desde que
tuvimos una cita a ciegas…la del beso…Llevaba
siete años viudo, tenía sesenta y nueve años, dos
más que yo…a partir de ese momento no nos
separamos, y a los tres meses de salir lo invité a
mi casa…Cenamos y brindamos por nosotros…
nos fuimos al dormitorio y empecé a
desnudarme…estaba muy nervioso…Tranquilo,
tú relájate que si hoy no sale bien, tenemos más
días…Fue la noche más bonita y hermosa de mi
vida…vi cohetes de mil colores…me besó la boca
y me dijo…mañana más…y me quedé dormida en
sus brazos con una sonrisa en mis labios…
iba a dejar todo por mí y yo me lo creí…Tenía una
venda en los ojos que no me dejaba ver más allá…
Mentía más que parpadeaba…pero lo quería a
rabiar…Yo vivía en Madrid con mi marido, tenía
una posición cómoda, nuestra convivencia era más
o menos normal, hasta que lo pillé con otra en la
cama después de veinte años de matrimonio…No
le di opción ni a pedirme perdón…Me divorcié.
Tenía cuarenta y cinco años, toda una vida por
delante y no estaba dispuesta a quedarme
encerrada en casa. Siempre he sido una mujer muy
independiente, y aunque mi ex era un militar de
alto cargo, jamás dejé mi trabajo de directora de
un instituto. Pedí la excedencia por un año y me
dediqué a viajar por toda España y parte del
extranjero…Durante todo ese tiempo conocí a
varios tipos que lo único que buscaban era sexo
puro y duro, más o menos como yo. Me sentía sola
y algo decaída, pero de nada me valió porque soy
mujer que para besarme con un extraño necesito
sentir un leve toque de amor...Hasta que lo
conocí…Regresé a Madrid y me incorporé en mi
trabajo y en menos de un año se presentó
Maurice…Era el nuevo profesor de idiomas…Me
enamoré perdidamente de él…Como las olas del
mar en su resaca es el amor mío, esas que vienen y
van...y en el silencio de la noche barrunta la
tormenta hasta el amanecer…son las cuerdas
flojas las que me atan y desatan a la vez…
fuertemente oprimidas por el dolor de tu llanto
mudo y sin voz…pues…como un pirata te siento
buscando el tesoro en lo más profundo de mi
garganta…y de mi ser…y embravecida me pierdo
entre oleajes con los embates de tu piel…elevado
mi cuerpo a la merced de la cresta revoltosa, que
como una caracola se deja hacer con la furia de tu
querer…llegando a la orilla con la sonrisa de la
luna, mansa y tranquila…dormida tal vez…Tenía
cuarenta y nueve años, dos más que yo y estaba en
trámites de divorcio...Fueron quince años de
agonía, de supervivencia de desesperación…Una
lucha de titanes, dos almas gemelas llenas de
fuego…demasiado carácter y celos por parte de
los dos…teníamos encuentros pasionales en todas
partes…aquí te pillo y aquí te mato, a lo bestia…
en el aseo deprisa y corriendo, otras escondidos
en los vestuarios, en la calle, en el ascensor
dándole al botón arriba y abajo…en el portal, en
los jardines atrapados en la oscuridad en la
noche…en su coche, en el mío, en cualquier
rincón del camino…me tenía dominada. Estaba
locamente enamorada, jamás había deseado a un
hombre con tanta ansiedad, me había hechizado
de tal manera que estaba completamente
obsesionada, todos mis pensamientos en él, desde
que me acostaba hasta el anochecer…y al alba
también…No podía estar ni un solo día sin
verlo…A veces me invadían los demonios
imaginándomelo con otra, y era tan real mi sentir,
que sufría de dolor y me daban ganas de matar. Me
enfurecía pensarlo, no sé qué es lo que me dio éste
hombre, lo quería a morir…hasta que…Algo
entreví en su cambio de actitud hacia mí que me
hizo sospechar la cruda realidad…quizás esa
intuición femenina que tenemos las mujeres para
poder discernir entre leves trazos de
obsesión...Poco a poco empecé a alejarme…Me
decepcionaste…ya no me duele tu olvido…Me
estaba haciendo con el mando de la situación y me
hice fuerte y valiente, demasiado atrevida…Será
de tanto daño que me has hecho…Me dediqué a
coquetear con otros hombres y si me atraían hacía
lo que me pedía el cuerpo en esos momentos…
Era una manera de vengarme...Esas manos vacías
y destempladas son las que siento en mis palabras
tristes y abandonadas…Ese leve cosquilleo de
indiferencia que te saca una sonrisa de sarcasmo
cuando me miras, es porque aún me piensas con
deseo y cautela, y yo me pregunto, ¿no será que
todavía me llevas metida en tus sentimientos con
la agonía del despecho? Es la máscara más fácil
que tienes para demostrar tu mente airada…
pues…llevas el dolor escrito en tu rostro cuando
te cruzas en mi camino, y de cólera contenida
desvía tu furia hacia dentro y te tragas los
demonios que te salen del entrecejo…Esa sonrisa
que ríe sumisa y aletargada te delata…y…Esa
mirada ensangrentada, toda rota por mí, es la que
me revoluciona la desnudez de mi piel y la que
me guía a tu querer…A veces nos veíamos en mi
casa…Sentía en mis adentros que sufría por mí,
era como si adivinara sus pensamientos, y un leve
cosquilleo me invadía por el cuerpo sabiendo de
sus tristes sentimientos al recordar mis besos, mis
abrazos, mis susurros y mi entrega total a otros
hombres…hasta que lo conocí...pues...Creaste la
duda en mi mente y ya no puedo besar tu boca con
la urgencia de la pasión…ni se me apetece abrazar
tu cuerpo con ternura, ni decirte al oído palabras
sinceras de amor…Ahora mis sentires se quedan
encerrado tras las rejas de mi garganta…No me
salen los suspiros del pecho cuando te veo...ni
tampoco me estremezco con tu recuerdo...tengo el
corazón partido en mil pedazos… Se ha cruzado
un hombre en mi camino que ha pegado los trozos
con sus labios…y ha recorrido mi cuerpo con la
caricia de sus manos…me ha robado el sueño, el
aire que respiro y hasta el pensamiento, que allá
donde me llevan los pasos, me viene al recuerdo
su mirada llena de deseo...A veces me asaltan las
dudas de los sentimientos y se me desboca el
temperamento de tal manera, que no sé qué
pensar, es tanta la incertidumbre de no saber de ti
que se me nublan los pensamientos…pues…Me
acariciaste la boca mi amor, me la enamoraste con
un beso de pasión, y a partir de entonces, ya no
quiero otro beso...fue un beso reposado, como tú,
tranquilo y relajado, como tú, sin prisas, que se
dejó besar como si estuviera esperando dormirse
en mis labios, y ya no quiero un nuevo despertar
donde abra mis ojos y no estés a mi lado...ven de
nuevo mi amor, ven a mis brazos, que a pesar del
tiempo pasado...no te he olvidado…pues...Estaba
en la residencia visitando a su hermano mayor, y
yo había ido a ver a una tía mía enferma de
alzhéimer con noventa y siete años. Nuestras
miradas se cruzaron en una infinita sonrisa de
pasión…Habían pasado cinco años desde que
tuvimos una cita a ciegas…la del beso…Llevaba
siete años viudo, tenía sesenta y nueve años, dos
más que yo…a partir de ese momento no nos
separamos, y a los tres meses de salir lo invité a
mi casa…Cenamos y brindamos por nosotros…
nos fuimos al dormitorio y empecé a
desnudarme…estaba muy nervioso…Tranquilo,
tú relájate que si hoy no sale bien, tenemos más
días…Fue la noche más bonita y hermosa de mi
vida…vi cohetes de mil colores…me besó la boca
y me dijo…mañana más…y me quedé dormida en
sus brazos con una sonrisa en mis labios…
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