sábado, 18 de abril de 2020

MEMORIAS DE UN DIARIO.- (MICRORRELATO)




De nuevo aquí en mi salita donde paso horas interminables escribiendo cuentos de hadas y princesas, historias indiscretas y alguna que otra poesía de amor, esas que Gustavo Adolfo Bécquer escribía…¡Cuánto me acuerdo de aquellas Rimas y Leyendas! Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán… ¡madre mía de mi vida…la de veces que las repetía delante de todas mis amigas…! Pero la que más me gustaba era aquella del beso…Por una mirada, un mundo, por una sonrisa, un cielo, por un beso...¡Yo no sé qué te diera por un beso! Entonces tenía catorce años y se me perdía la mirada en el horizonte buscando a mi príncipe encantado, y hoy…Después de tantos años que han pasado sigo escribiendo como antaño buscándote a través del tiempo…Un tiempo muy lejano donde no existen esos príncipes que se quedaron olvidados…pues…Hoy en día atraen mucho más los malotes y ladrones furtivos que te arrancan los besos a golpes de sexo, esos que nada más conocerte te meten mano a la menor de cambio y para de contar, a no ser…Que se topen con esa bandida, intérprete de aventuras inconclusas que llegan a enredarse hasta con los más intrépidos y salvajes de los hombres, y mira por dónde, a ellos también les ponen, como se diría en el argot popular, ese modo de expresarse que arrasa por todas partes, y por eso…Estoy aquí dándole que te pego a las teclas, lo mismo que en la adolescencia escribía en mi diario, un diario que me regaló mi madre a los quince años…Mi primer diario…mi querido y adorable diario donde cada atardecer, encerrada en mi habitación, derramaba lágrimas de amor, y ahora, en éste otro encierro impuesto por el gobierno, me pregunto...Dónde habrá ido a parar ese primer beso que plasme en el diario aquél…¡Cómo me gustaba contarle todos mis secretos…! Esos que guardaba en mi pecho como si fuera el mayor de los tesoros, y en aquél momento de mi vida era de lo más apasionante que me había ocurrido, sobretodo cuando sentí en mis labios el primer beso, ¡madre mía! Subí los escalones del portal de dos en dos con el corazón acelerado, y nada más llegar a casa lo escribí en mi diario con pelos y señales, ¡no escatimé ni un detalle…! ¡Qué derroche de sentimientos, y qué acertada estuvo mi madre regalándome un diario! Hoy en día no se lleva eso de escribir en los diarios, para eso están las redes sociales, esas a las que le cuentas todas tus penas y te quedas tan contenta…pues…¿Qué sería de la gente sin un hombro donde apoyar la cabeza para desahogarse? Son como aquellas amigas íntimas que se conocen en primaria, y forman un grupo inseparable hasta que el tiempo las separa por circunstancias de la vida, pero mientras tanto...Ese secreto que tenía escondido dentro del pecho te oprime tanto que ni el diario te consuela, y ya sin poderlo retener, lo sueltas confesándoselo a la más atrevida y libertina del grupo, y eso que tú creías grave y abominable, resulta que era la cosa más simple y normal que le ocurría a cualquier chica de tu edad…Más o menos es lo que pasa por aquí, que los mensajes privados van y vienen a través de internet, haciendo posible la amistad entre desconocidos, llegando incluso a enamorarse de verdad, y por eso…Cuando se lo conté a la más atrevida del grupo, le dio tal ataque de risa, que al final, estando toda la peña junta no paraban de mirarme sonriendo hasta que solté la bomba, la que creía que era una bomba explosiva y lo único que había pasado es que me había besado con mi chico en el portal de mi casa pensado que aquello era algo indescriptible y mortal…¿Dónde estarán esos besos tan hermosos? Le preguntó esa mujer a ese hombre que conoció a través de internet, y…Él, un pirata cibernético donde los haya y enamorado hasta las trancas, enciende la cámara y se cruza los brazos como si la abrazara, y...Ella, una bandida que está de vuelta de tanta piratería, se desabrocha la camisa de seda y le muestra la desnudez de su cuerpo porque le gusta, le atrae y lo desea…y porque le da la gana...¿No es también una manera idílica de amar? Pues sí, porque…Hay muchas formas de sentir en el hombre y en la mujer, y justamente ayer te vi…No quería verte, pero pasaste por la calle, venías de comprar, y cuando me viste frente a ti, te paraste y me sonreíste y yo…Que sigo con mi buscando a mi príncipe encantado, se me llena el pecho de amor y grito al viento…Todavía te quiero…no es lo que me gustaría sentir, pero te quiero sólo para mí, y por tener un beso tuyo en mis labios, el corazón me sigue palpitando como cuando escribía en mi diario, y, ¡qué casualidad! Después de tantísimos años, en éste confinamiento estoy recordando cuando tú y yo tropezamos en la esquina del barrio…Dime niño…¿Te molesta que te llame niño? Sonríes…Sí, sé que te hace gracia que te llame niño vistiendo canas, pero…Por favor, no me mientas ni te quedes callado…¿Me estabas espiando y te cruzaste adrede conmigo para llamar mi atención? Callas de nuevo, lo sé, te conozco tan bien, no dices nada, pero…Sé que me estabas esperando para que me fijara en ti, y lo conseguiste, ¡vaya que sí! Que me dio un vuelco el corazón como la primera vez que mi chico me besó en el portal aquél y escrito en las memorias de un diario plasme…

No hay comentarios:

Publicar un comentario