martes, 17 de mayo de 2016

PASIONES OCULTAS.- (MICRORRELATO)



Quisiera escarbar en tus sentimientos para saber por qué te pienso, que no hay día que te aleje de mis pensamientos… Quizás sea porque haya llegado el momento de saber que tú eras el hombre de mis sueños…Nunca le importaron mis estrías porque dice que fueron para dar vida…Me mira las marcas de la cara y me dice que me hacen cada día más bonita, y me besa las pestañas…y de mi pelo que le encanta aunque me salgan canas…Me abraza fuertemente por la cintura atrayéndome hacia su pecho, y me acaricia las espaldas con el fuego de sus palabras…y me lo como a besos con ganas y deseo…y me hace suya diciéndome te quiero, te quiero…Son las frases que me regaló aquella fría mañana de invierno, y que ahora atrapo al viento como si fueran los suspiros de su corazón secreto…Me hablaste de caminos y de sufrimientos…De viajes lejanos, de amores falsos y sueños estrafalarios…Todo tú eras una odisea, un mapa imaginario lleno de rutas de fuego, donde dabas marcha atrás y adelante con el motor a todo gas…Y yo absorta perdida como estaba, tan sólo miraba tus labios que me atraían de una manera pecaminosa, invitándome a comerte la boca como si fuera la fruta prohibida, y por más que no quería, más me incitaban a pecar…Era la tentación más exquisita , adorable y apetitosa que me podía imaginar, a la que no estaba dispuesta a dejar pasar y menos defraudarte, pues tú mismo me retaste a probar…y probé, ¡vaya que sí! Que caté sus labios carnosos como si fuera una copa de buen vino, un Ribera del Duero, un Valdepeñas…Un pastel de crema y miel y como abeja piqué, ¡qué atrevimiento el mío, por Dios! Ni que estuviera a falta de azúcar, ¡pues sí! ¿Y qué? ¡Anda que no, que me harté bien! ¡Qué golosa! Como la reina de las abejas te amé, y tú prendido de mis besos, te dejaste hacer como un zángano, y ahora serás tú adicto a ellos, pues jamás habrás saboreado más rico pastel en una boca de piel de satén…¡Qué locura la mía…! Nunca dejaré de ser la protagonista de tus diabluras…Quisiera perderme en tus labios y despertarme acariciándote un tango…y me dijeras muy despacito entre sábanas y cobertores que nunca me has olvidado…Perderme en tus sueños, arrancarte el pensamiento y enredarte en la maraña de mis cabellos para que te sintieras preso de los míos…Envolverte con mis besos en una nube de silencio donde tan sólo se oyeran los suspiros de mi deseo…y pintar en la noche oscura mil sombras de colores entre las ráfagas de tus pasiones…Quisiera atraparte con la fuerza de mi voz gritándole al tiempo…¡Oye tú! ¿Quién yo? Sí, sí tú…no te hagas el disimulado, que para eso tengo de testigo el eco de tus gritos…y los míos… ¿Sabes que te digo? Que por mucho que te escondas, mi recuerdo te persigue…Ya puedes meterte en un campo de trigo disfrazado de espantapájaros, que allá donde vayas mis besos se irán contigo volando como pajaritos, porque cuando cierro los ojos te imagino mirándome el rostro, siempre mirándome, y eso es por algo, ¿te enteras? porque no puede ser que en esta vida se quede una fuera de escena, actuando en la misma película de la vida nuestra…Que las cosas no pasan por pasar, que aquí hay mucha tela que remendar, y yo ya me puse a zurcir cada rotura con aguja y dedal, no me vayas a venir ahora que tú pusiste las tijeras para cortar…¡Ay madre mía...! Presiento que éste tío es un buen sastre…pero aún así no me doy por vencida y…Quisiera ser la dueña de tus sentimientos, tus palabras y tu cuerpo, que me dijeras que te acuerdas de mí, que nunca me has olvidad desde aquel día de invierno…¡Cuánto te deseo, cuánto, cuánto! Si yo lo viera en éste momento andando de frente, saldría corriendo hacia él y lo abrazaría con todas las ganas de mi querer y le diría…Ésta soy yo, sin dobleces ni parangón…Cerré mis ojos al cielo, escenifiqué un molde de barro en mi mente y con un soplo de aire tomó forma y vida como obra milagrosa de Dios…En ese preciso instante apareció ante mí, andando solo, triste, cabizbajo…Lo atraje con la fuerza de mi pensamiento, ese tan grande y poderoso que tienen los deseos cuando son fuertes, fuertes, tanto que atravesó los límites de la fantasía, convirtiendo en realidad mis ansias de tenerlo en mis brazos…Y llegó hasta aquí, frente a mí, caminando con todo el sufrimiento bajo las suelas de sus zapatos…Era su andar cansado y pesado de tanta pena que venía arrastrando…Nuestras miradas se hablaron con la brillantez de las palabras mudas, silenciosas…y justo en el cruce, nuestras manos se rozaron con la suavidad de las plumas, volando en susurros apagados, casi sin latidos en nuestro corazón de tantas ansiedades acumuladas…Sus dedos y los míos se unieron en un nudo de amor, y al pasar de largo, antes de dos pasos, nos giramos a la vez y sin mediar palabras me sujetó del brazo…Mi corazón empezó a galopar como una estampida de yeguas, dando rienda a mil besos de pasión…me abandoné a su pecho y me abrazó diciéndome…Dime que eres mía, ¡júrame por Dios! Dime que eres mía y de nadie más…Y me puse a llorar y reír a la vez después de haber pasado el tiempo en recuerdos de pasiones ocultas tras las lágrimas sin caer…Al momento me enlazaste por la cintura y corrimos cuesta arriba para escondernos de la gente, ¡y qué risa la mía! parecíamos dos chiquillos haciendo travesuras…y la hicimos, ¡vaya que sí! Que no dejamos ni un trocito de piel que se quedara sin mis besos ni los de él…



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