lunes, 9 de mayo de 2016

LA FUERZA DEL QUERER.- (MICRORRELATO)



Quiero echarte de menos, estar contigo cuando me lo pida el cuerpo y no para matar el tiempo, porque para eso me invento un cuento…Ya no te deseo, ni tengo ganas de darte un beso…¿Qué es lo que está pasando conmigo que ya no me desvivo por verte? ¡Qué cosas me pasan por Dios! Después de lo que hemos pasado juntos, batallando contra viento y marea, ahora de repente viene un tuno muy tunante y me enreda, me enamora, me abraza y me besa, y en menos de una hora...me deja…casi me he sentido como un pañuelito de papel de usar y tirar…Y ahora resulta que me he enamorado de una quimera, porque no existe ni en mis entretelas. Ha de ser que le di forma y figura para dejarte en medio de la carretera, pues los celos ya me estaban consumiendo por dentro…Estaba caminando tras sus pasos que desde la lejanía me estaban buscando a gritos, me llamaban con la voz del pensamiento, y yo presurosa, lo atrapé con la narrativa de mi prosa…Te enredaste en los versos de mi poesía dándote vida y aliento, y cuando menos me lo esperaba te presentaste ante mí como un ángel salvador…Pobre infeliz siempre viviendo entre mayo y abril…Me dijiste que me esperarías, que respetarías la libertad de mis movimientos…Dame espacio, no me oprimas ni me acoses, que haces que me sienta como animal enjaulado, y lo único que deseo es encontrarme con el alma en calma, serena y relajada…Me hallo perdida entre los demonios de mi cuerpo que me enardecen haciéndome dudar hasta de mis sentimientos, y ya no sé si te quiero por pura rutina o por darle cancha a éste cuerpo…quizás tenga miedo de perderme en la nostalgia de mis añoranzas, la cansada mirada o entre las canas de mis cabellos sueltos, los cuales van dirigiendo los hilos de mis pensamientos, haciéndome ver la cruda realidad, llenando mi cabeza de la libre seguridad que los años tejen con la edad…No me gusta, no quiero sentir ésta frialdad que da la experiencia, aunque sea una muy sabia…No quiero saber tanto, que la sabiduría mata la curiosidad de ir más allá, previniendo de los peligros de vaya usted a saber, porque como es tan ducha en la lucha de los entresijos de los dimes y diretes, folclores, folletines y sainetes…pues ni se atreve a dar un paso adelante para no darle gusto al intrusismo de la sociedad, y se queda como si todo le diera igual…Me niego a crecer, me niego a vivir sin ese amor que se siente cuando una es una adolescente, aunque ingenua e inocente…Y por eso me hallo caminando entre los reveses de ésta inquietud, siempre a flor de piel por subsistir en éste flácido y arrugado cuerpo de mujer mayor, donde tan sólo permanecen impolutos los sueños de aquella señorita que un día se encontró con lo más bello de la antología de la vida, como es la aventura de vivir permanentemente en una nube de algodón…pues para el asfalto ya tengo nombre y distrito…Que yo lo que quiero es tener ganas de ti, esas ansias que dan las pasiones desbocadas donde se estremecen las carnes, y el corazón late, late…necesito ese pálpito que da el entusiasmo por vivir cada día, ilusión de poderte ver y mi alma estremecer, esa risita de la edad del pavo que te deja toda floja, flojita floja…cosquillas en el estómago y echarte de menos…buscarte entre la gente y besarte locamente enamorada de ti…Y por eso estoy ahora tan triste y abatida porque de rabia me alejé de ti…Dame tiempo, te dije…y ya verás como llegará un momento en que te eche de menos, aunque si te digo la verdad ya te echo…De acuerdo…Te esperaré, siempre te esperaré, no lo olvides nunca, que te esperaré…me dijiste…Estaba tan enfurecida contigo que sólo pensaba en mí, en mi dolor y no me daba cuenta de que tú sufrías lo mismo…Busqué en el tiempo para sentir de nuevo cuando lo conocí, no quería besar su boca ni por lástima ni por pena…Deseaba tener la necesidad de verlo, de abrazarlo y de tenerlo en mi regazo, apoyar mi cabeza en su hombro y decirle al oído todas esas cosas que se dicen los amantes…Quería echarte de menos y empecé a acordarme de tus ardientes besos…Deseaba estar contigo y la venganza me cerró todos los caminos…Era yo pura dinamita a punto de explotar como una bomba nuclear, hasta que te vi pasar…ya no puedo seguir escapando de ti…y de un salto eché mis alas a volar…Salí corriendo, corriendo tras sus pasos, me estaba llamando desde lo más profundo de su garganta apagada, estaba gritando mi nombre con la agonía de su voz quebrada, podía oír su llanto desesperado…Estoy todo el día sufriendo por ti, no hago más que llorar de dolor, mi vida es todo un sufrimiento pero quiero seguir así, sé que te hice daño, que te rompí el corazón y quiero pagarlo con mi dolor, quiero sufrir por ti, por todo el daño que te he hecho…Quería tenerme en sus brazos, apretarme fuerte la cintura, recorrer mis piernas…No me merezco tu amor, no sé qué es lo que me has dado que no paro de pensar en ti, eres la mujer de mi vida, no hay otra solución…Una vez la mente me dijo que te olvidara y me alejara de ti, no puedo olvidarte, eres mi vida, mi vida y sólo quiero llorar, perdóname, perdóname…Yo también te hice daño mi amor, olvidemos el pasado, son los celos, y por eso me alejé de ti… Podía sentir sus ardientes manos alrededor de mi talle acercándome a su pecho, quería aspirarme el aliento, quería bañarme el rostro con sus lágrimas…Toda la tarde encerrado…llorando solo, solo y ya no puedo más…Me estaba buscando por todas las huellas donde un día nos echamos en cara todas nuestras faltas, donde lo maldije más de mil veces deseándole la muerte…Estaba endemoniada perdida, ¡malditos celos!…Me juraba y perjuraba que sólo había estado con una antigua novia que abandonó cuando me conoció, hasta que se hartó de mis celos y me abandonó…Había una fuerza interior que nos tenía atados de por vida, quizás esos fenómenos paranormales, no lo sé, pero lo sentía tan grande que ha saltado todos los obstáculos…Te quiero, eres la mujer de mi vida y estaré viviendo triste y apenado hasta el fin de mis días y cuando me muera tu nombre será lo último que salga de mis labios…Y salí presurosa como Caperucita Roja, sabiendo que me encontraría a mi lobo por el camino, siendo yo la abuelita feroz, que nada más verlo lo arrinconé tras los matojos con la fuerza del querer...

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