viernes, 12 de febrero de 2016

EN ABRIL AGUAS MIL.- (MICRORRELATO) segunda parte




Tenía la imagen de su rostro grabada en mi memoria y no paraba de recordar sus ojos, sus labios carnosos y el terciopelo de sus besos, para mí, los más hermosos y bellos que jamás habían rozado mi boca y mi cuerpo...No paraba de preguntarme el porqué de su estampida y siempre llegaba a la misma conclusión…Había dejado de quererme o estaba esperando que reaccionara…Más de mil veces repasaba las facciones de su cara, recorriendo cada línea de sus gestos y siempre sentía la misma sensación…Daban ganas de dejarse llevar por las emociones...soñar con los bailes de la pubertad...y tu boca besar... ser amada y amar al compás de la música de un vals, un tango lento quizás…para que me sienta toda, toda…el contorno de mi cuerpo delgado y…ardiendo…y me arrime al suyo hermoso y esbelto…que echo fuego por cada poro de mis sentimientos cuando lo evoco…y me estremezco de tanto como lo deseo…y el corazón se me sale del pecho de las mariposas que me aletean por dentro, y me palpita de emoción…que tengo unas ganas horrorosas de estar con él entre sábanas, mantas y un buen colchón…como para emborracharme y volverme loca, loca…ebria de pasión…Tenía una leve sonrisa enmascarada de tristeza y soledad, con la mirada hacia abajo, perdida y sumida en un abandono total. Era como si la vida lo hubiera derrotado y no tuviera ganas de luchar…Toda su juerga y jolgorio envuelto en un caparazón ante la sociedad, pues había sido siempre un buscavidas, un currante nato, un luchador…Quizás no lo supieron valorar como yo…que nada más verlo aparecer supe lo que era él…Mi príncipe azul…Iba caminando sola por ahí, guiada por el cónclave de mis emociones, dejándome atrapar por las palabras que acudían presurosas y ligeras, deseosas de brotar, sembrando en mis pelambreras historias secretas e inconfesables de amores ocultos y llenos de pesadumbres…Almas perdidas, errantes. Nómadas que van y vienen a la deriva de sus inexistentes vidas sin par, ante la adversidad de sus andanzas por la tierra, buscando alguien como yo que les solucione la amargura, que de alguna manera, aún laten en sus desdichados corazones, y que no se atreven a contar sus intimidades por creer que son pecados mortales…y graves…Como si el amar apasionadamente fuera obra del diablo o de los demonios de la carne…Son historias de mujeres que no se arriesgan a salir de cualquier situación que les vaya mal, en cambio se dan a la aventura dejándose llevar por sus sentimientos ante cualquier mal parido que prosperan por ahí… Desastres de parejas mal avenidas o esas que hacen el paripé ante la sociedad, en la cual me incluyo yo como otra más del pelotón…Y es que me estoy hartando de tanto caminar sola porque yo nací para amar y ser amada…Había pasado más de un año desde que lo conocí, y aún tenía todos sus besos grabados en mi recuerdo. No podía comprender el porqué seguía ahí latiendo como si hubiera ocurrido ayer, y a medida que pasaban los días, más me acordaba de aquella mañana cuando lo besé…No paraba de darle vueltas a la insinuación que me hizo antes de desaparecer de mi vida…Como si yo no tuviera corazón ni sentimientos…Esas fueron sus últimas palabras…Le había confesado el mayor e imperdonable de los pecados, íntimos y secretos…Entonces yo no era libre del todo, pues aparte de un déspota y horroroso esposo, tenía una relación de lo más escabrosa que se pueda una imaginar…Además es que en aquellos momentos de mi vida me daba igual compartir la vida con los dos…Quizás la comodidad o mejor dicho egoísmo, pues hacía muchísimo tiempo que entre él y yo no había nada que hacer…Era lo más aburrido que existía como hombre, como pareja y como amigo, así que imaginaros como amante. La llama de la pasión se había apagado entre los dos desde hacía tiempo, y ni él me deseaba con tanta insistencia, ni yo a él, que cada vez que se me acercaba era para rebuznar o para cuestionar esto y lo otro, siempre queriéndome ridiculizar cada comentario, o lo que es peor aún, toda la vida echándome un pulso…No sé por qué tenía la sensación de que parecía que estaba compitiendo conmigo. Más de una vez le recriminaba que no era su rival, sino su amiga y compañera de viaje, pero se ve que nunca lo entendió, haciéndome la vida imposible por lo que le daba de lado y me iba por ahí a buscar soluciones a mi vida…Hasta que lo conocí y me di a éste hombre que me subyugó desde un principio la mente y el corazón con sus palabras de pasión, haciéndome enloquecer de tal manera, que me tenía absorbida la cabeza que no encontraba salida a mi situación. Era una lucha continua de sentimientos y emociones encontradas, donde los celos, las pasiones y la rabia contenida estaban a flor de piel y llegó un momento que me planteé el dejarlo, pues más de una vez por venganza me daban ganas de liarme con el primero que me gustara un poco, cosa que jamás conseguí, ya que me valoro demasiado como para ir regalando besos y abrazos sin ton ni son, sin sentimientos por medios… ¡hala, como si fueran pipas o caramelos…! O quizás es que viva en una nube de cristal, y es así como lo conocí y me enamoré de su sonrisa y del roce de su piel…Y por eso lo besé y les cuento…Me hallo en un dilema que no sé por dónde tirar, pues es muy difícil empezar de nuevo, y menos a mi edad, una edad, que sin ser muy mayor, tampoco es que sea una jovencita, en una palabra, que soy bien madurita, pero tengo unas ganas de vivir, de besarlo y de hartarme de él que ya no me puedo ni aguantar…A veces le comentaba a mis amigas todo este engranaje, y resulta que les ocurre lo mismo con sus parejas, pero que como a ellas ya no les atrae el sexo, pues que pasan, porque lo que realmente les preocupan es estar a gusto en sus casas y que no les falten de nada, y menos para comer. En una palabra, que se han acomodado, pero tanto ellos como ellas, ¡eh! Y por eso no dan ningún paso, ni para delante ni para atrás, y claro, ¿para qué nos vamos a engañar? A mí me da que pensar…Pero siento tanta pasión por ese hombre que me besó…tengo unos suspiros todo el día en el pecho que no puedo ni respirar, que me ahoga y oprime la garganta…y un sinvivir, una ansiedad…unas ganas de…¡Uh…Ah…Oh…! Es por eso que lo he decido ya, pues poniendo en una balanza mis sentimientos y mi estar viva o muerta, no tuve ninguna duda y ni me lo pensé…Así que cogí mis bártulos y hablé con mi marido y lo dejé planchado, vamos, plantado como una maceta. Ni siquiera le di opción a rechistar, porque antes ya había dado un portazo a la puerta y a mi vida junto a él…Y bajando los escalones de dos en dos iba canturreando de alegría…¡Pasando una de página! Me sentí como una camarera gritando a los cocineros…¡Libre, libre como el viento! Y eché mis alas a volar gritando al mundo que lo quiero y que sin él muero…Que la vida no tiene sentido para mí, y aunque sé que ya no hay nada que hacer con él…me arriesgaré y lo buscaré entre las páginas de mi querer…En las palpitaciones que me revolucionaban el alma cuando era una doncella y recatada adolescente…pura y virgen…y muy decente, decente…En la edad del pavo cuando me miraban los chicos y me ponía más colorada que un tomate…En los cosquilleos por el estómago que son los mismos que ahora tengo en el ombligo…¡Señor, Señor, qué cosas tan extrañas me pasan...! Y a mi edad…¡qué vergüenza por Dios, qué vergüenza tener éstos sentimientos…! Ya no me pega para nada…Repasaré cada línea, cada palabra y seguro, seguro que lo encontraré por ahí, porque…como decía mi mamá, en abril aguas mil…



No hay comentarios:

Publicar un comentario