domingo, 22 de febrero de 2015

ME ACARICIASTES EL ALMA.- (MICRORRELATO)



Fueron tan sólo unas palabras, nada más que un saludo, dos palabras que se me clavaron en el alma y desde entonces las llevo grabada con fuego en mi carne...Sé que miras en mi muro, lo sabes todo de mí, lees mis relatos y por eso me piensas y te pienso…A veces te imagino a lo lejos, caminando frente a mí, fumando un pitillo, hablándome con la mirada y observando cada trazo de la caída de mi vestido...Te imagino cediéndome el paso quemándome los labios con el fuego de tu mirada, y antes de despertarme mi corazón late, late, late…Hay algo misterioso en éste sentimiento mío que no me deja olvidar, fíjate, ¡qué cosas más raras me pasan! ¿Verdad? Como si te hubiera conocido en otra dimensión. Es una relación especial que no me deja ni dormir bien, pues cada vez que cierro los ojos ahí estás tú, en mi mente, en la oscuridad como una presencia carnal mirándome y besándome…Tienes una extraña manera de vivir en mi interior. Te siento justo en éste momento como si fuera mi sombra. Eres tú, lo sé. Es una sensación constante y tan vital, que derrocha toda la arrogancia de la fuerza de la visión extrasensorial. Te siento, oigo tus pasos acercándote a mi lado, escucho hasta tu respiración como una exhalación alrededor de mi cuello. Me pregunto por qué haces esto, porque tu eres consciente, ¿verdad? He agotado todos los interrogatorios y me digo que hay un toque de locura en mí, o quizás demasiada fantasía que me envuelve y anima a darte vida, porque en el fondo es que me gusta esa extraña manera de vivir, como si de verdad hubiera sentido tus besos y abrazos, ¡vaya que sí! Debe ser que me enamoraste el alma con aquellas dos palabras que traspasaron los límites sentimentales y desbordaron mi corazón latiendo, siempre al son de tu existir…Hay algo sospechoso tras de esas dos palabras que antes de nacer ya las oía yo, y luego llenaron toda una infancia olvidada de mi vida…¡Hola nena! ¡Cómo me gustan esas dos palabras tan tiernas y ardientes a la vez! Ahí siempre latiendo están, como si las pudiera oír en éste preciso instante. Tal vez tú no deseas que yo las pueda olvidar y desde allí, donde quieras que estés me las dices al azar.  Quizás tampoco me olvidaste y por eso me castigas desde el otro lado de la pared…Me acariciaste el alma, mi amor, me la acariciaste con aterciopeladas palabras de pasión, y el rocío amaneció en mil pétalos en flor...Me cantaste una nana y se mecieron todos los sentidos de mi alma…Sin verte, ni oírte, ni nada, tan sólo tus cálidas palabras en un mensaje que me tocó el alma…Yo creía que sólo se acariciaba con toques de pasión, rozando tus manos mi cuerpo, besando tu boca mi pecho y ardiendo mis labios por dentro…Y ahora que las releo, las siento acariciándome por dentro…Fueron tan sólo unas palabras, nada más que un saludo, dos palabras que llenaron mi ventana de paisajes hermosos al alba…Han pasado los meses, los años y aún no te he olvidado como si fueras mi eterno enamorado. Te tengo siempre presente mi amor, como si nos hubiéramos conocido en una vida anterior y ahora reencarnado, de nuevo en el tiempo o destiempo, ¡yo qué sé! pero ahí estás presente y carnal, vivo, ante mí. Casi te rozo la piel con el pensamiento, fíjate qué cosas más extrañas, pura magia del destino, donde los fantasmas deciden entrar entre la piel que rodea mis adentros, y caminan por mi cuerpo volando para encontrar los argumentos para mi teatro, pues no alcanzo a comprender. No tiene explicación…Me enviaste una solicitud de amistad y te acepté y ahí empezó todo. Una aventura sobrenatural. Tan sólo un saludo, y aquí estoy de nuevo. Quizás no supe interpretar lo que querías de mí. Quizás fueron mis alas de golondrinas planeando a ras del suelo, perdiéndome por las esquinas de tus recovecos y tuviste miedo. Y tú, águila salvaje, tan sólo querías dominar el cielo, mi cielo…Y por eso ahora me siento de nuevo aquí, echando mis lágrimas al viento, derramando las letras de la pluma del sentimiento, a golpes de mi corazón abierto…No te puedo olvidar, siempre en mi pensamientos estás, mi amor... Llegas cuando duermo, como una nebulosa que me atrapa cada noche a la misma hora. Te veo como si estuvieras conmigo. Debe ser ese hilo rojo que nos tenga unido…Sé que me espías, lo sé…A veces te imagino abrazado a mi cuerpo, desnudando tu alma y tus ojos echando fuego, besando mi boca y yo bebiendo de tus labios veneno…y muero... Muero aferrada a tu cuello diciendo te quiero, y tu que me escuchas, me sonríes desde lejos. Siempre a lo lejos de mi entresueños y cuando despierto ni te veo, ni me sonríes ni me abrazo a tu cuello. Será que temes ser real y verdadero y por eso te vas. Quizás seas ese fantasma mujeriego al que le gusta seguirme el juego, y te viertes como una catarata en el manantial de mi alma, enamorándome con los besos de tu cascada…Debe ser la fuerza de la corriente del río aquél donde un día contigo soñé y me arrastra hasta tus pensamientos como si supieras de ello…Otras veces te imagino observándome tras el espejo, me atraes a tu desnudo cuerpo y me besas con la boca llena de deseo y antes de despertarme mi corazón late, late, late…

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